El poema que se hizo viral y por el camino perdi¨® a su autor
Un ensayo analiza el asombroso caso de los versos de Ben Clark que triunfaron en Internet en sus 250.000 variantes
Un d¨ªa que no recuerda con claridad, el poeta Ben Clark (Ibiza, 35 a?os) escribi¨® un poema. Luego, ese poema acab¨® arrejuntado con otros en el libro La mezcla confusa, que gan¨® el Premio de Poes¨ªa Joven F¨¦lix Grande. El d¨ªa que se imprimi¨® el volumen fue el ¨²ltimo d¨ªa en el que el poema estuvo bajo el poder del poeta porque, como suele decirse, la poes¨ªa no es solo del que la escribe sino tambi¨¦n del que la lee. Lo que no esperaba Clark es que aquel poema fuera apropiado por otras personas en tal medida: el poema se hizo viral, qued¨® totalmente fuera de control y sufri¨® alucinantes metamorfosis.
En cierto momento del a?o de su publicaci¨®n, 2011, el poema salt¨® a Twitter y desde entonces hasta hoy mismo sigue rebotando por las esquinas de Internet, montado en ondas electromagn¨¦ticas y atravesando fibras ¨®pticas, una y otra vez proyectado en miles de pantallas. El autor no le ha acompa?ado en su viaje: ¡°En realidad, es como si lo que ocurri¨® fuera completamente ajeno a m¨ª, como si el poema no fuera m¨ªo¡±, explica Clark.
En efecto, el nombre del autor pocas veces acompa?a a un texto cuya autor¨ªa se ha atribuido a Mario Benedetti o de la que se han apropiado diversos tuiteros. Hasta se ha dicho que es un proverbio chino. El poema, por cierto, se titula El fin ¨²ltimo de la (mala) poes¨ªa y dice as¨ª: ¡°T¨² lees porque piensas que te escribo. / Eso es algo entendible. // Yo escribo porque pienso que me lees. / Y eso es algo terrible¡±. El propio autor reconoce que no es uno de sus mejores poemas, aunque funciona dentro de sus l¨ªmites, ¡°como un Fiat Punto¡±.
¡®EL FIN ?LTIMO DE LA (MALA) POES?A¡¯
¡°T¨² lees porque piensas que te escribo.
Eso es algo entendible.
Yo escribo porque pienso que me lees.
Y eso es algo terrible¡±.
En torno a las aventuras digitales de este peque?o texto se publica ahora Y eso es algo terrible, Cr¨®nica de un poema viral, un estudio del profesor de la Universidad de Salamanca Daniel Escandell Montiel, publicado por Delirio, donde se siguen las mil y una peripecias del poema. ¡°El texto se ha reproducido de muchas formas diferentes, por ejemplo, sin el t¨ªtulo, lo que le quita su fuerte carga ir¨®nica¡±, dice el profesor, que ha contado hasta 250.000 variantes, algunas insignificantes y otras muy significativas. Y hasta un total de un mill¨®n de apariciones en la web, aunque es dif¨ªcil dar datos exactos.
El poema ha sido compartido como fotograf¨ªa o como parte de un meme, ha sido tuitetado y retuiteado, acompa?ado de emoticonos, corregido y aumentado, escrito en may¨²sculas o con erratas, reproducido en todo tipo de fuentes tipogr¨¢ficas y contra todo tipo de fondos, casi siempre melanc¨®licos. Tambi¨¦n desmenuzado y utilizado por piezas en otros textos m¨¢s extensos. Un poema ¨²til como una caja de herramientas. Versiones que podr¨ªan enmarcarse dentro de las escrituras no-creativas estudiadas por Kenneth Goldsmith. La brevedad del texto, su tono sentencioso, casi de aforismo, ha tenido mucho que ver en su ¨¦xito entre el p¨²blico en general. ¡°Creo que tiene un aire de falsa profundidad que le ha llegado mucho a la gente¡±, opina Clark.
El ¡®boom¡¯ en la Red
El texto, adem¨¢s, surge en un a?o, 2011, en el que el llamado boom de la poes¨ªa de Internet, de los parapoetas, de los poetuiteros o de la poes¨ªa pop tardoadolescente (como la define Mart¨ªn Rodr¨ªguez Gaona en el ensayo La lira de las masas, publicado por P¨¢ginas de Espuma) a¨²n no estaba dando que hablar ni hab¨ªa llamado la atenci¨®n de los grandes grupos editoriales que conseguir¨ªan vender decenas de miles de ejemplares echando la ca?a a las procelosas aguas digitales. Y aunque Clark no pueda catalogarse como uno de estos poetas, el caso es que su obra se hizo viral. ¡°Este es un poema que surge alineado con los microg¨¦neros, que durante mucho tiempo fueron despreciados por las editoriales y la academia, y que Internet logr¨® recuperar¡±, opina Escandell. ¡°Este poema viral, adem¨¢s, encaja muy bien con ese gusto de los usuarios de Internet por una poes¨ªa muy accesible, donde se valora m¨¢s la carga emocional que la carga est¨¦tica¡±, a?ade el profesor.
Antes de Internet hubo versos que colonizaron la mente colectiva. ¡°Verde que te quiero verde¡±, por ejemplo, de Federico Garc¨ªa Lorca, que muchos recitan sin conocer al autor. El libro de Escandell se abre con unos versos de Manuel Machado: ¡°Hasta que el pueblo las canta / las coplas, coplas no son / y cuando las canta el pueblo / ya nadie sabe el autor¡± y que ¡°lo que se pierde de nombre / se gana de eternidad¡±. Nos encontramos ante un caso, uno entre muchos otros, donde esta popularidad se ha encabalgado a las redes sociales y los versos resonar¨¢n tal vez eternamente (si es que hay alg¨²n futuro) a¨²n sin el acompa?amiento de su autor, Ben Clark. Cabe preguntarse, parafraseando al poeta, si eso es ¡°algo terrible¡± o eso es ¡°algo entendible¡±.
Breve historia de los versos ap¨®crifos
El de Ben Clark no es el ¨²nico poema de la historia que se ha viralizado (antes y despu¨¦s de la existencia de las redes sociales) o atribuido a autores que no lo son en realidad.
Un caso longevo es del poema cuyo comienzo dice ¡°Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada, porque yo no era socialista¡±, que circula en diferentes versiones y es tradicionalmente atribuido a Bertolt Brecht, aunque en realidad es del pastor luterano Martin Niem?ller.
"Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la pr¨®xima tratar¨ªa de cometer m¨¢s errores", comienza el poema Instantes, generalmente atribuido al escritor Jorge Luis Borges, aunque su autora fuera la estadounidense Nadine Stair y su esp¨ªritu rayara en la autoayuda.
A la muerte de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez circul¨® un falso testamento po¨¦tico suyo, titulado La marioneta, que no era tal. Empezaba as¨ª: "Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no dir¨ªa todo lo que pienso, pero en definitiva pensar¨ªa todo lo que digo".
El poema Muere lentamente, de la brasile?a Martha Medeiros, se viraliz¨® atribuido falsamente al Nobel chileno Pablo Neruda. Empieza as¨ª: "Muere lentamente quien no viaja, / quien no lee, / quien no oye m¨²sica".
La Fundaci¨®n Mario Benedetti alertaba en un tuit, en mayo de 2018, de que un poema titulado No te rindas no era de Benedetti, como se estaba difundiendo, tal vez por confusi¨®n con el poema No te salves, que s¨ª es del uruguayo.
Aunque, m¨¢s all¨¢ de la literatura, tal vez el personaje hist¨®rico al que se le han puesto m¨¢s frases en la boca sea el f¨ªsico Albert Einstein, sin¨®nimo de sabidur¨ªa e infalibilidad. Por ejemplo, esa que dice que los seres humanos solo utilizamos el 10% de nuestro cerebro. Aunque lo parezca cuando se trata de detectar textos ap¨®crifos.
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