Los viejos molan y van a salvar la democracia
Seg¨²n el CIS, los mayores votan menos a Vox, cuyo electorado se concentra entre los menores de 44 a?os
En un mundo obsesionado con espejitos m¨¢gicos, cremas antiarrugas y ancianos que se ofenden si un ni?o les llama ¡°se?or¡± en el parque, es l¨®gico que triunfen las cosas para j¨®venes. Incluso cuando las consumen personas no tan j¨®venes (observen c¨®mo me resisto a usar la palabra viejo, aunque vaya en el titular: estoy a punto de terminar el primer p¨¢rrafo y solo me he atrevido a colocarla en un par¨¦ntesis, para no ofender a mis lectores viejos). Ya escribi¨® Tony Judt, que no alcanz¨® la ancianidad, que la moda juvenil fue una de las revoluciones culturales m¨¢s importantes del siglo pasado.
Podemos enga?ar a todo el mundo: podemos seguir llamando chicos a nuestros amigos setentones, podemos seguir visti¨¦ndonos en la planta joven de El Corte Ingl¨¦s, podemos cerrar los bares cada s¨¢bado para demostrarnos que no hemos perdido el vigor y podemos reclamar que nos sigan llamando nuevas promesas pasados los cincuenta, pero no enga?aremos a los algoritmos. Ellos saben que la vejez, en el fondo, tiene mucho prestigio.
El algoritmo de Netflix ha descubierto que nos encanta El m¨¦todo Kominsky, una peque?a obra de arte sobre hacerse viejo cuyo precedente m¨¢s claro es Las chicas de oro (monumentales). Y nos gusta no solo porque vemos all¨ª nuestro futuro, sino porque los viejos molan. Nos hemos cansado de j¨®venes que levantan adoquines sin buscar ninguna playa porque no pillan la referencia hist¨®rica. Un joven puede tener belleza y vigor, pero le falta la sorna, la sapiencia y la gracia que solo alcanzan quienes no esperan gran cosa a la vuelta del camino.
Aunque tambi¨¦n molan porque, seg¨²n el CIS, los viejos votan menos a Vox, cuyo electorado se concentra entre los menores de 44 a?os. Adem¨¢s de aguantar las impertinencias juveniles de una sociedad que se niega a envejecer, los viejos van a salvar tambi¨¦n la democracia.
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