La novela que revent¨® a una familia y asombr¨® a un pa¨ªs
La noruega Vigdis Hjorth camina entre realidad y ficci¨®n en ¡®La herencia¡¯
Son fr¨ªos los n¨®rdicos en sus reacciones, raras veces hay contacto f¨ªsico porque dif¨ªcilmente sobrepasan la distancia social, pero en su literatura hiere la crudeza de su desnudez emotiva, ver c¨®mo se destrozan a s¨ª mismos y a los dem¨¢s hasta rozar la incomodidad del lector. ¡°Todas las culturas tienen un equilibrio entre lo abierto y lo cerrado: la latina es m¨¢s f¨ªsica, por lo que no requieren expresarlo en palabras, aunque si no tienes l¨ªmites f¨ªsicos, los tienes en otros lugares; nosotros compensamos claramente lo f¨ªsico con escribir sin concesiones¡±, sostiene Vigdis Hjorth (Oslo,1959), que lo ha practicado a rajatabla en La herencia (M¨¢rmara / N¨®rdica Libros), un fen¨®meno doble: literario (150.000 ejemplares en su pa¨ªs; premio de los libreros y de la Cr¨ªtica de Noruega, nominado al premio de Literatura del Consejo N¨®rdico y ahora seleccionado para el National Book Award en EE UU) y social (un duro enfrentamiento de la autora con su hermana, que ha llegado a las librer¨ªas, por desvelar episodios familiares, y una nueva muesca en la frontera moral entre realidad y ficci¨®n, junto a su coet¨¢neo Karl Ove Knausg?rd).
El reparto de una herencia resucitar¨¢ los peores fantasmas de una familia, donde la protagonista-narradora, paciente de un episodio muy turbio con su progenitor (¡°dif¨ªcil deshacerse del miedo a un le¨®n caprichoso y agresivo¡±, se lee), intentar¨¢ pasar de v¨ªctima a guerrera, trayectoria durante la cual al lector le llamar¨¢ pronto la atenci¨®n que nunca es posible declararse neutral en la vida y que no hay personaje que est¨¦ a gusto con quien est¨¢. ¡°Los protagonistas vienen de una familia destruida en su unidad y al quebrarse esas relaciones b¨¢sicas de peque?os su capacidad de establecer relaciones ¨ªntimas m¨¢s adelante se rompe; la gente que vive relaciones complejas en su infancia sufre problemas de convivencia en la edad adulta¡±, sostiene Hjorth.
La mayor parte del conflicto discurre, bajo el ritmo de una prosa cortante, sin di¨¢logos directos y mayormente por Internet porque, claro, los personajes evitan todo encuentro f¨ªsico y, si es imprescindible, mejor citarse en un caf¨¦ que en casa porque, a pesar de ser familia, ¡°es demasiado ¨ªntimo¡±. En un caldo de cultivo aderezado con sentimientos de culpa y las dudas sobre honor o memoria, la verdad y el perd¨®n salen muy malparados. ¡°La verdad y la reconciliaci¨®n son imposibles de alcanzar¡±, sostiene muy seca, como conclusi¨®n de su novela, la escritora, parapetada tras su pelo negro y unos fr¨ªos ojos azul muy claro que no paran, pero que pocas veces recalar¨¢n en su interlocutor. ¡°Es bueno tener la esperanza de que s¨ª se pueden alcanzar, pero eso no puede eternizarse; ser rechazado, saber que no se lograr¨¢n, es mejor porque te hace m¨¢s libre; en la resignaci¨®n hay libertad: s¨ª, duele, pero ya no tienes esperanza y sabes que no sirve para nada esperar¡±.
Freud y Jung y los sue?os y la interpretaci¨®n de los mismos (¡°estamos en guerra cuando dormimos¡±, alerta la narradora) asoman muchas veces y hasta la protagonista acude al psicoanalista, en visitas subvencionadas por el estado noruego. Pero parece que el psicoan¨¢lisis tampoco funciona: ¡°Hoy en d¨ªa no es un m¨¦todo eficaz, se necesita tanto tiempo: sesiones de tres o cuatro veces a la semana durante cuatro o cinco a?os¡¡±, recita Hjorth, que parece saber de qu¨¦ habla. ¡°El psicoan¨¢lisis es bueno para entenderte a ti mismo, s¨ª, pero no es tan bueno para quitar el dolor; adem¨¢s, cuando nos acercamos al problema central solemos dejar el tratamiento¡±.
Una hermana de Vigdis Hjorth, Helga, no tard¨® ni un a?o en responderle a trav¨¦s de otra novela, Fri Vilje (Libre albedr¨ªo), donde el personaje que encarnar¨ªa a Vigdis aparece como un ser cruel, narcisista, alcoh¨®lico y psic¨®pata. ¡°Mi hermana sostiene que su novela es la verdad, mientras yo siempre he mantenido que La herencia es una novela; en cualquier caso, ella nunca se pregunta en su obra por qu¨¦ es y act¨²a as¨ª su personaje; dice que la novela ha desvelado secretos de la familia y la ha destrozado, pero ya lo estaba antes¡±. El choque refleja la d¨¦bil frontera entre ficci¨®n y realidad y lo l¨ªcito o no de usar hechos y personas reales como material de la ficci¨®n, algo que Hjorth ya hab¨ªa experimentado en alguna de su quincena larga de obras anteriores y que desde Noruega ya ha exportado al mundo?Knausg?rd con su ciclo Mi lucha. ¡°La novela siempre ha estado muy cerca de la realidad: Dante mismo utiliza nombres reales en la Divina comedia; toda novela no deja de ser una realidad siempre filtrada subjetivamente, nunca es la totalidad; ni Knausg?rd, con seis vol¨²menes, ha podido meterlo todo¡±, dice citando a su compatriota, que s¨ª utiliza nombres reales en su obra, a diferencia de ella, donde son inventados.
La clave, entiende Hjorth, es otra: ¡°En Noruega hay 500 autores que se est¨¢n divorciando todo el tiempo y que escriben una novela sobre ello, de las que no venden ni 200 ejemplares; la llave de la buena literatura, como la de Knausg?rd, es la fortaleza de sus personajes, nos reconocemos en ellos, reviven en nosotros¡±. Y eso la lleva a reflexionar sobre la actitud de los suyos. ¡°El peor es el de la madre: las hermanas act¨²an por celos y el padre est¨¢ distanciado de la familia, admitiendo as¨ª t¨¢citamente que algo ha hecho; la madre es la que insiste en actuar como si no hubiera pasado nada, intentando que la familia lleve una vida normal¡ Es muy f¨¢cil y tentador caer en la versi¨®n paterna; si se cree la de la hija, es casi imposible salvar la familia, nada puede seguir igual¡±. S¨ª, a veces es dif¨ªcil tocarse.
M¨¢s ¡®madera¡¯ n¨®rdica
Vigdis Hjorth fue de las escritoras m¨¢s solicitadas de la estelar lista de m¨¢s de un centenar de autores noruegos que acudieron a la ¨²ltima Feria del Libro de Fr¨¢ncfort, en la que su pa¨ªs fue el invitado de honor. Estuvo, claro, Jo Nesbo, el padre del superventas investigador Harry Hole (Cuchillo, su ¨²ltima entrega, en Penguin Random House y Proa, en catal¨¢n), y tambi¨¦n Ruth Lillegraven, poetisa que acaba de debutar en el g¨¦nero policiaco a caballo entre el suspense psicol¨®gico y el thriller pol¨ªtico en el ¨¢mbito de un matrimonio que naufraga (En el fiordo profundo, en Maeva), pero si algo qued¨® patente es que tras el boom de la novela negra n¨®rdica que hizo de ariete, las letras noruegas contempor¨¢neas (muy apoyadas por su gobierno, que adquiere 800 ejemplares de cada libro que se publica y dota con becas de hasta 2.500 euros al mes a sus escritores) tienen mucho que decir, incluso m¨¢s all¨¢ de esa ficci¨®n de la realidad del gigante Karl Ove Knausgard (Mi lucha, en Anagrama y L'Altra), fen¨®meno que puede reseguirse en Espa?a.
Ya lo ha demostrado, con su agudo paseo sociol¨®gico que es Sovietist¨¢n (Tusquets), Erika Fatland, que comparti¨® honores de la ceremonia inaugural con Knausgard y de la que Tusquets publicar¨¢ en 2020 Fronteras, sobre la absurda artificialidad de las mismas en todo el Asia central y el Himalaya y sus tristes consecuencias. Y a dobles trayectorias (infantil y adultos) como la de Maja Lunde ¨CLa hermana de nieve (B de Blok) e Historia de las abejas (Siruela)¡ª acaba de unirse ahora en las librer¨ªas espa?olas, traducida ya a 18 idiomas, Hanne Orstavik, con Amor (Duomo), donde, con prosa minimalista y disecci¨®n sentimental implacable, aborda las relaciones de una madre soltera con su especial hijo de nueve a?os que s¨ª, se quieren, pero cada uno est¨¢ en su mundo.
Tambi¨¦n introspectiva es la narrativa de Jon Fosse, autor de Trilog¨ªa, ya publicada en castellano por De Conatus, sello que redobla apuesta ahora por el autor con su nuevo proyecto, a¨²n m¨¢s ambicioso y extenso (casi 1.600 p¨¢ginas): El otro nombre, primer t¨ªtulo de una septolog¨ªa y que tiene como eje a Asle, pintor con un punto mis¨¢ntropo, que a¨²n se habla con la mujer que am¨®, pero que perdi¨®.
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