Muere el pintor Eugenio Chicano, la cultura del pop

Ten¨ªa un aire de Alberti en malague?o. Grave de voz y de cuerpo, vestido casi siempre con chalecos negros, camisas de un kikiriki rojo y gafas de b¨²ho muy trabajado, p¨ªcaro, malhumorado y curioso. Eugenio Chicano, el pintor que naci¨® de Picasso y del flamenco en 1935, en M¨¢laga, para inaugurar el pop espa?ol de los sesenta, ha fallecido este martes, a los 83 a?os. Su arte es figurativamente expresionista y sobrio en el color, con el que llevaba su grito rebelde y pol¨ªtico a los grandes lienzos con los que se hizo un fant¨¢stico cartelista, mezclando a los mineros o una cadena de montaje con el beso pelirrojo de John Wayne y el homenaje a la Ni?a de las Moras.

Fue su estilo m¨¢s brillante y permanente a lo largo de su evoluci¨®n por una pl¨¢stica que segu¨ªa convocando elogios en su exposici¨®n del pasado febrero, Aguatintas por seguiriyas, en el Palacio Episcopal de M¨¢laga. El mismo espacio donde empez¨® a ver cumplido su sue?o de regresar a la M¨¢laga de Picasso con la muestra Picasso cl¨¢sico. La exposici¨®n fue?emprendida por el ministro de Cultura, Jos¨¦ Guirao; la vicepresidenta, Carmen Calvo; la comisaria art¨ªstica Carmen Gim¨¦nez; la nuera del pintor, Christine Picasso, y el mismo Eugenio Chicano, que desde 1988 hasta 1999 ejerci¨® como director de la Fundaci¨®n Casa Natal del pintor.

Dedic¨® sus inicios a difundir la figura picassiana por colegios e institutos de la ciudad, mediante conferencias de especialistas y la celebraci¨®n del Oto?o Picassiano, que comenz¨® a festejarse con la excelente muestra El Legado Zervos. Diez a?os estuvo al frente de esa labor un entusiasta Eugenio Chicano, aquejado por la falta de tiempo para lo que m¨¢s amaba: pintar y tertuliar en torno a un buen debate.

El arte nace todos los d¨ªas de un sue?o en blanco al que hay que trabajarle la b¨²squeda, el paisaje, la humanidad y el alma. Nunca dej¨® de hacerlo en sus estudios de Roma, Verona, Par¨ªs y de la malague?a calle de La Victoria el pintor con un don del dibujo que conquist¨® pensando a mano, con la constancia en resolver las l¨ªneas, el gesto, su po¨¦tica y su libertad. Un magisterio que rubric¨® en todas sus espl¨¦ndidas series pict¨®ricas: los Homenajes, que inici¨® en 1975 con Miguel Hern¨¢ndez y Machado; Suite M¨¢laga, de 1998; La copla, de 2001, o los Bodegones, de 2006, con homenajes a Gauguin, Mu?oz Degrain, o a Manuel ?ngeles Ortiz.

Y por supuesto a Picasso, cuya foto reinaba en su estudio junto a sus compa?eros del grupo Montmatre y otras de los miembros de la Generaci¨®n del 50, a la que perteneci¨® y que supuso la gran revoluci¨®n del arte en M¨¢laga. La ciudad de la que ostentaba todos los t¨ªtulos de honor y en la que deja su memoria a pocos meses de la de su amigo Manuel Alc¨¢ntara, en manos de muchos afectos y de su compa?era Mari Luz Reguero.

Descansa en rojo maestro, con una seguiriya de fondo a medio tono. Igual que cuando eras un ni?o y apuntabas, desde aquel balc¨®n de tu casa que daba al patio de un caf¨¦ cantante, las letras y el trazo de la sole¨¢ y el desgarro de todos los palos.