Toda una vida admirando a Morricone
Llevo admirando a Ennio Morricone toda la vida y nunca lo he dicho. Es autor de la m¨²sica m¨¢s melanc¨®lica que he escuchado jam¨¢s
Me preguntan por la m¨²sica que escucho. Cuando estamos promocionando alg¨²n libro, a los escritores, en muchos programas de radio, nos reclaman una lista de nuestros temas musicales favoritos. El otro d¨ªa a Javier Cercas y a m¨ª nos pidieron que eligi¨¦ramos tres temas cada uno. Imagino que mucha gente daba por sentado que yo iba a elegir alguna canci¨®n de Lou Reed, cosa que no hice. Y eleg¨ª el intermezzo de Cavalleria rusticana, que es bell¨ªsimo. La sorpresa vino cuando Cercas escogi¨® Sweet Jane, de mi admirado Lou Reed. Y no solo eso, sino que solicitaba una versi¨®n concreta, quer¨ªa la versi¨®n que Lou Reed grab¨® en 1973, en el legendario ¨¢lbum Rock¡®n¡¯roll Animal.
En esa versi¨®n hay una descomunal introducci¨®n de guitarra el¨¦ctrica ejecutada por Steve Hunter. Hablamos de esa portentosa guitarra y lo que supuso esa m¨²sica en nuestra juventud. En fin, que me qued¨¦ perplejo. Era como si Lou Reed saliera de la tumba y me dijera: ¡°Eres un traidor, me niegas a la primera de cambio, menos mal de Javier, que me es fiel¡±. El otro tema que eligi¨® Cercas fue Downtown Train, de Tom Waits, que tambi¨¦n es otra de mis canciones m¨¢s preciadas, en general todo Tom Waits me enamora.
Mi siguiente elecci¨®n fue un tema musical que habr¨¦ escuchado un mill¨®n de veces, pero que jam¨¢s he hecho p¨²blico. Era mi m¨²sica secreta. Tal vez temo que la gente pueda descubrir esa melod¨ªa y me la robe. Llevo admirando a Ennio Morricone toda la vida y nunca lo he dicho. Tal vez no lo expres¨¦ nunca porque pens¨¦ que no ten¨ªa mucho lustre intelectual admirar a un compositor de bandas sonoras de pel¨ªculas famosas. Pero Morricone, y lo digo ya aqu¨ª y para siempre, es autor de la m¨²sica m¨¢s melanc¨®lica que he escuchado jam¨¢s.
Es el autor de la banda sonora de la pel¨ªcula ?rase una vez en Am¨¦rica, del realizador italiano Sergio Leone. Le¨ª por ah¨ª que Leone esperaba a escuchar lo que compon¨ªa Morricone para inspirarse, o incluso para filmar una traducci¨®n visual de la belleza de la m¨²sica del compositor. Y no me extra?a que as¨ª fuera. Hay una fusi¨®n entre m¨²sica e im¨¢genes en ?rase una vez en Am¨¦rica que rara vez he vuelto a ver en el cine. Tal vez en Breve encuentro, esa gran pel¨ªcula de David Lean, donde suena el Concierto para piano n? 2, de Rachmaninov. De la banda sonora de ?rase una vez en Am¨¦rica, mi tema preferido es el dedicado al personaje de Deborah, el gran amor de Robert de Niro que nunca se cumplir¨¢.
Morricone y Leone buscaban la melancol¨ªa profunda, porque existe la melancol¨ªa profunda, aquella que viene de la contemplaci¨®n del pasado. Eso es lo que hace Robert de Niro en ?rase una vez en Am¨¦rica. Contempla el pasado y, al hacerlo, ve que la vida tuvo sentido, un sentido que solo perdura dentro de la m¨²sica. La m¨²sica de Morricone.
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