Puedes descansar tranquilo, Knausg?rd
La literatura se convierte en falsa autobiograf¨ªa al servicio de la vida
Se acaba de editar la traducci¨®n de Fin, el ¨²ltimo volumen de la serie de novelas autobiogr¨¢ficas englobadas bajo el t¨ªtulo de Mi lucha del escritor noruego Karl Ove Knausg?rd, un novelista que tiene adeptos radicales y enemigos considerables. Pero m¨¢s all¨¢ de la pol¨¦mica literaria que suscita, Knausg?rd es un escritor que no deja indiferente. Lo peor que puedo decir de Knausg?rd es que lo entiendo, entiendo su proyecto literario, porque es un proyecto brutalmente unido al misterio de la existencia humana. Juzgar la obra de Knausg?rd es como juzgar la vida, un acto redundante. A Knausg?rd puedes leerlo o no, pero juzgarlo carece de sentido. Es como la lluvia, el sol o las piedras. Es materia. La vida era tan grande y tan compleja que hab¨ªa que narrarla en miles de p¨¢ginas. Era una forma de devolverle a la vida lo que ella te regala. Ya le pas¨® a Marcel Proust, y a otros antes que ¨¦l. Le pas¨® a Montaigne. Le pas¨® a San Agust¨ªn. Seguir¨¢ pasando. Le pas¨® a Teresa de Cepeda.
La literatura se convierte en falsa autobiograf¨ªa al servicio de la vida. Es algo semejante a una tauromaquia. Knausg?rd aparece con su nombre en sus libros. Lo que te cuento es la verdad, le est¨¢ diciendo al lector. Se crea un clima de autenticidad. Mi amigo el gran escritor colombiano Santiago Gamboa me cont¨® que coincidi¨® en un congreso de literatura con Karl Ove Knausg?rd. Lo ten¨ªa delante cuando se estaba registrando en el hotel. Me dijo Santiago que al reconocerlo era como si viese a un amigo, pues se sab¨ªa su vida de memoria porque hab¨ªa le¨ªdo todos los libros de Mi lucha. Iba a saludarlo como se saluda a un viejo colega y de repente cay¨® en la cuenta de que no lo conoc¨ªa de nada. Imagino que de ese se trata, de crear una forma de amor en el lector. Porque Santiago, al ver a Karl Ove, esboz¨® una sonrisa amable, un principio de alegr¨ªa y su coraz¨®n se encendi¨®. Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez ya lo dijo en su d¨ªa que los escritores escriben para que los quieran.
La ¨²nica forma de que tu vida parezca una vida de verdad es contarla, meterla en un libro, intentar descifrarla. Knausg?rd se lamenta muchas veces de esa necesidad de tener que narrarlo todo. Pero si no narras lo que vives, parece que lo que vives es una ficci¨®n, una mentira. Parece que no vives. Lo que vivo lo vivo para poderlo contar en un libro. Y el lector lo acaba entendiendo y agradece no tener que ser ¨¦l quien haga ese tit¨¢nico y tir¨¢nico esfuerzo. Las vidas de la gente no son grandes vidas, est¨¢n hechas de padres e hijos, de familia, de maridos y esposas, de hermanos y hermanas, de abuelos y abuelas. Por eso, Karl Ove, te digo lo siguiente: todo est¨¢ bien. Te hemos le¨ªdo y te queremos. Puedes descansar tranquilo. Has servido a la leyenda de la vida. Nos has tocado el coraz¨®n y eres un buen hombre. Y la vida tiene sentido. Y es maravillosa, pese a todo.
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