Mateo Garc¨ªa Elizondo: ¡°Aprendo m¨¢s de mi abuelo Gabo ahora que cuando estaba vivo"
El nieto de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez debuta con 'Una cita con la Lady', una novela sobre el deseo y la soledad con fuertes ecos a Juan Rulfo
Cuando ten¨ªa ocho a?os le ense?¨® un cuento de ladrones a su abuelo escritor, que le recomend¨® que uno de los personajes fuera cargando con una grabadora que recogiera las voces. De esa manera, el lector entender¨ªa mejor qui¨¦n estaba hablando. 24 a?os despu¨¦s, Mateo Garc¨ªa Elizondo (Ciudad de M¨¦xico, 1987) ha puesto en pr¨¢ctica la lecci¨®n de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. En su primer libro, el protagonista lleva siempre encima una libreta en la que escribe la historia que cuenta la novela.
El protagonista de?Una cita con la Lady (Anagrama), presentada esta semana en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, adem¨¢s de escribir compulsivamente se droga como si fuera el fin del mundo. Sin pre¨¢mbulos, el texto arranca con un ¡°vine al Zapotal para morirme de una buena vez¡±. Desde la ciudad, llega a un pueblo ¡°olvidado de Dios¡± cargado con ¡°20 gramos de opio y cuarto de onza de hero¨ªna¡±. Y con eso conf¨ªa en que en una semana le alcance para matarse. Entre chute y chute, se va encontrando vecinos del pueblo que parecen fantasmas. Todo contado con un registro oral, a la vez que l¨ªrico, en una atm¨®sfera de soledad, culpa y penitencia que emparenta la novela irremediablemente con el Pedro P¨¢ramo de Juan Rulfo.
?No habr¨¢ acaso una intenci¨®n velada y freudiana de matar al abuelo recreando al gran pionero del boom?
¡ªNo¡ªresponde el nieto con una sonrisa para luego desactivar la provocaci¨®n de la pregunta¡ªAdem¨¢s, Gabo era un gran admirador de Rulfo.
De hecho, la noche que Garc¨ªa M¨¢rquez descubre Pedro P¨¢ramo no pega ojo ley¨¦ndola una y otra vez. Era 1959, a¨²n no hab¨ªa aterrizado en M¨¦xico y apenas hab¨ªa publicado su primera novela, La hojarasca. A?os despu¨¦s, reconocer¨ªa: "la obra de Juan Rulfo me dio, por fin, el camino que buscaba para continuar mis libros¡±. Y que Pedro P¨¢ramo es ¡°la m¨¢s bella de las novelas que se han escrito jam¨¢s en lengua castellana¡±.
Hijo del matrimonio entre el hijo menor del Nobel colombiano, el dise?ador gr¨¢fico mexicano Gonzalo Garc¨ªa Barcha, y P¨ªa Elizondo, fot¨®grafa e hija del tambi¨¦n escritor mexicano Salvador Elizondo, reconoce que su ascendencia ha sido un peso. ¡°Antes no quer¨ªa hablar mucho de esto para que no afectara a la percepci¨®n de mi obra. Ha sido complicado , pero tampoco quiero deslindarme de la figura de mi abuelo. Siento su tutor¨ªa de una manera directa o indirecta y me hubiera gustado que Gabo leyera esta novela¡±.
Cuenta que su relaci¨®n fue m¨¢s de abuelo-nieto que de mentor-pupilo. ¡°Cuando ¨¦l estaba en su auge yo a¨²n era un chavito. Y cuando llegu¨¦ a una edad en la que pod¨ªamos tener una conversaci¨®n m¨¢s madura sobre escritura, ¨¦l ya estaba muy mayor. La verdad es que aprendo m¨¢s de ¨¦l ahora que est¨¢ muerto que cuando estaba vivo. Lo cual es una desgracia y una bendici¨®n al mismo tiempo¡±.
Licenciado en Letras Inglesas en Londres, reconoce que ha le¨ªdo m¨¢s a su abuelo paterno que materno, aunque ninguna de las dos fuentes ser¨ªan las principales. Entre las influencias de su novela cita a Camus, Dostoievski, Becket, Hedayack, Poe, Joseph Roth o los beatniks. M¨¢s cerca, en todo caso, de la espiritualidad hippie de Kerouac que de la sordidez cruda de Burroughs. ¡°Me interesan los estados alterados de conciencia y es cierto que la novela tiene un cosmos como budista, con todo eso del karma y los fantasmas hambrientos. Parece una novela sobre la hero¨ªna y la muerte, pero la droga es un medio para hablar del deseo¡±.
Sus viajes por el M¨¦xico rural y olvidado -otra analog¨ªa con Rulfo- tambi¨¦n estar¨ªan detr¨¢s del trasfondo on¨ªrico de la novela. ¡°Entras en contacto con un mundo paralelo y m¨¢gico. He conocido gente que me dice: 's¨ª, los fantasmas vienen, se sientan en mi cama y me piden favores'. Y adem¨¢s, somos un pa¨ªs con muchas sustancias psicoactivas que modifican la percepci¨®n. Todo eso va construyendo un mundo, una realidad atravesada por un cierto realismo m¨¢gico, m¨¢s sucio y terrenal, pero m¨¢gico al fin y al cabo¡±. Como algo de m¨¢gico ten¨ªa tambi¨¦n otro de los consejos que le dio su abuelo: ¡°la escritura es como el acto de la hipnosis, si pierdes una vez al lector se va a ir y ya nunca lo vas a recuperar¡±.
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