¡°El tiempo cambia el significado de las palabras¡±
Use Lahoz viaja al pasado para reconstruir un presente roto en 'Jauja', la ¡°desdichada historia de amor¡± entre un padre y una hija
El cine, el teatro, su barrio (Gr¨¤cia), los veranos en el pueblo y una primera juventud err¨¢tica ¨CUruguay, Cuba, Francia, Italia- han moldeado la obra de Use Lahoz (Barcelona, 43 a?os), escritor, periodista, profesor y amante y defensor de la necesidad del ser humano de ver la vida representada ¡°para sobrevivirla¡±. Que el mundo del teatro sea parte fundamental, el eje, en muchos sentidos, de su ¨²ltima novela, Jauja (Destino), no es, pues, casualidad.
Todo empez¨®, de hecho, en una butaca del Lliure de Gr¨¤cia, una noche cualquiera. Estaba viendo su primer ch¨¦jov, El jard¨ªn de los cerezos. Anna Lizaran interpretaba a Liubov Andr¨¦ievna, la due?a de la finca. ¡°Nunca he visto a nadie decir adi¨®s como ella¡±, recuerda el escritor. Algo se dispar¨® en su mente despu¨¦s de aquel adi¨®s. Trat¨® de recuperar la sensaci¨®n yendo a ver un ch¨¦jov tras otro. Pero aquello, lo que fuese, nunca regres¨®.
¡°Una novela no empieza cuando escribes la primera palabra, una novela empieza siempre mucho antes¡±, dice. Jauja empez¨® aquella noche. Quiz¨¢ por eso, de forma consciente o inconsciente, cuando empieza, Mar¨ªa Broto, la hija del protagonista, est¨¢ interpretando precisamente El jard¨ªn de los cerezos en el Lliure. A su salida, le espera un tipo que no conoce de nada. Ella es una actriz relativamente famosa, esquiva. Como dice Lahoz, ¡°cae mal¡±. Es demasiado ego¨ªsta. Por momentos, insoportable. Consiente en escuchar al tipo porque le habla de una ¨¦poca en la que la vida a¨²n no dol¨ªa. En la que, para ella, todo era jauja. Cuando vivi¨® en el pueblo, Valdec¨¢diar, con su padre. El tipo le dice que su padre ha muerto. Que si ella quiere, la lleva al entierro. Y ella, que nunca ha podido perdonar a su padre por lo que le hizo, accede.
As¨ª da comienzo la historia en dos tiempos ¨Cel pasado, y el viaje de 48 horas en el presente ¨C que contiene la novela, un puzzle, para Lahoz, hecho, como las obras de Ch¨¦jov, ¡°de impresiones¡±. Impresiones, detalles, que son como piezas desordenadas que el lector, a medida que avanza, ordena. M¨¢s bien, encuentra y coloca en su debido lugar. Un poco como le ocurre a la protagonista con todo aquello que desconoce de su padre. Un iceberg del que apenas ha avistado una peque?a parte. Mar¨ªa se despert¨® un d¨ªa en Valdec¨¢diar, pas¨® una infancia ¡°at¨¢vica¡±, feliz, sin ser consciente de que su padre hu¨ªa de algo, de la pobreza, sobre todo, pero tambi¨¦n de algo m¨¢s, y luego regres¨® a Barcelona, con ¨¦l, huyendo, tambi¨¦n, de una falsa acusaci¨®n, y qui¨¦n sabe si de algo m¨¢s, y entonces, en alg¨²n momento, descubri¨® lo que nunca querr¨ªa haber descubierto, y se neg¨® a perdonarle. Lahoz le compadece. Es un lluvioso d¨ªa de diciembre en Gr¨¤cia.
¡°Teodoro es un personaje fascinante. Todo lo que tiene, lo da. Es a la vez un padre y una madre. Quiere con locura a Mar¨ªa, pero cuando se produce el desencuentro entre ellos es consciente de que la cosa ya no tiene remedio. Que la ha perdido. La suya es una historia de amor. Una historia de amor desdichada entre un padre y una hija¡±, dice Lahoz. Tambi¨¦n es una historia de perdones. ¡°De los perdones pendientes¡±, acota. Porque ¡°a cierta edad, el perd¨®n no se pide como se pide una copa en una fiesta con barra libre¡±. Teodoro lo ha perdonado todo, Mar¨ªa es incapaz de perdonar, y por eso no han podido reconciliarse y ahora ¨¦l est¨¢ muerto. ¡°Es una novela tambi¨¦n sobre esa no reconciliaci¨®n, sobre todo el dolor que causa. A Mar¨ªa y a Teodoro no les ha dado tiempo de reconciliarse, pero no solo a ellos, a otros personajes en la novela tampoco¡±, asegura. Pensando en el personaje de Mar¨ªa y lo que el futuro le deparaba, invoca Lahoz a Luis Cernuda y el verso de su poema Adolescente fui en el que se anhela la ¨¦poca en la que ¡°era la ignorancia mi sombra¡±.
El lenguaje es tambi¨¦n fundamental en la historia. Como lo son las maneras. La vida en el pueblo. ¡°Las relaciones humanas no eran iguales en el pueblo. Quer¨ªa escribir sobre c¨®mo se quiere, c¨®mo se come, c¨®mo se bebe, c¨®mo se cuida en el pueblo. Necesitaba volver a esa jauja fundacional, a la vida sin artificios¡±, dice el escritor. Con ese viaje al pasado quer¨ªa tambi¨¦n demostrar de qu¨¦ forma lo que decimos no significa lo mismo. ¡°El tiempo cambia el significado de las palabras¡±, dice Lahoz. Un ejemplo. Para el padre de Mar¨ªa, jauja era el dinero, la abundancia, era Rusia, el lugar en el que todo era jauja porque no exist¨ªan ricos ni pobres, porque todos ten¨ªan derecho a todo. Para Mar¨ªa, jauja es la vida antes del dinero, la vida en el pueblo, el amor puro y ancestral por las peque?as cosas. As¨ª, el lenguaje es tambi¨¦n un ente org¨¢nico que va deform¨¢ndose, reconstruy¨¦ndose, con el tiempo, que va, en realidad, adapt¨¢ndose a lo que el tiempo, y cada uno, le pide. Pero viene de muy lejos. ¡°Como dir¨ªa Kierkegaard, la vida se vive hacia adelante pero se comprende hacia atr¨¢s¡±, asegura.
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