Un cortijo de M¨¢laga esconde una mezquita de Abderram¨¢n III
El emir de C¨®rdoba levant¨® a finales del siglo IX un proyecto de ciudad, al-Madina, en la vega de Antequera, que abandon¨® para construir la monumental Medina Azahara
A 13 kil¨®metros en l¨ªnea recta de Bobastro (M¨¢laga), donde Omar ben Hafsun y sus hijos se levantaron contra el emirato de C¨®rdoba en una rebeli¨®n que dur¨® desde el a?o 880 hasta el 929, Abderram¨¢n III plane¨® levantar una ciudad, al-Madina, como s¨ªmbolo del poder oficial frente a los sublevados y empez¨® por la mezquita. Esta es la raz¨®n, en opini¨®n del doctor en Historia Medieval Virgilio Mart¨ªnez Enamorado, de la existencia de una mezquita de piedra labrada, porte monumental y capacidad para unas 700 personas, en medio de la vega de Antequera, en un paraje rural alejado de cualquier asentamiento.
¡°Pero el emir derrot¨® a los disidentes antes de lo esperado y, probablemente, decidi¨® abandonar su proyecto porque ya no necesitaba demostrar su poder frente al enemigo y prefiri¨® retomarlo m¨¢s cerca de C¨®rdoba. Fue as¨ª como naci¨® Medina Azahara, que comenz¨® a construirse en el 936¡±, explica el medievalista y profesor de la Universidad de M¨¢laga en el interior del cortijo Las Mezquitas, ante el muro de la quibla, en el que a¨²n puede verse el mihrab orientado hacia La Meca.
Hasta 2006, nadie conoc¨ªa la existencia de la mezquita, que conserva sus muros de hasta seis metros de altura reforzados con contrafuertes y cuenta con un patio. El conjunto, de 30x30 metros, se construy¨® seg¨²n el sistema de medidas antropom¨¦tricas de la dinast¨ªa Omeya, el codo mamuni, que equivale a 47,14 cent¨ªmetros. Lo ¨²nico que delataba su pasado era el top¨®nimo del cortijo: Las Mezquitas. Fue entonces, cuando el historiador Carlos Gozalbes descubri¨® los arcos del templo embutidos en los muros del cortijo, el centro de una finca propiedad de Jos¨¦ Mar¨ªa Alcalde en la que se cr¨ªan trigo y olivos y que est¨¢ ubicada en el t¨¦rmino municipal de Antequera, lindando con Campillos y Sierra de Yeguas y muy cerca de la laguna salada de Fuente de Piedra. Dos a?os m¨¢s tarde, en 2008, el inmueble fue declarado bien de inter¨¦s cultural (BIC) por la Junta de Andaluc¨ªa. La mezquita, aunque ha sido objeto de varios estudios, permanece embutida en el cortijo y, de momento, no se ha realizado una prospecci¨®n arqueol¨®gica en el bien ni est¨¢ prevista su puesta en valor.
¡°Al principio se dijo que se trataba de una mezquita rural, pero esa teor¨ªa est¨¢ totalmente descartada, tanto por el estudio arquitect¨®nico que han realizado Pedro Gurriar¨¢n y la arque¨®loga del CSIC Mar¨ªa de los ?ngeles Utrero, como por las fuentes de cronistas ¨¢rabes que he consultado y publicado en mi libro La mezquita de Lamaya [Editorial La Serran¨ªa, 2018]¡±, apunta el arque¨®logo y arabista, quien ha estudiado textos de la ¨¦poca en busca de referencias al edificio y las ha encontrado en la obra de Ibn Hayyan (C¨®rdoba, 987-1075), el gran cronista de Abderram¨¢n III, quien tras doblegar a los rebeldes de Omar ben Hafsun se autoproclam¨® califa.
"[Abderram¨¢n III] Se volvi¨® contra la ciudad extraviada de Bobastro, acampando de nuevo cerca de ella por la parte de Lamaya y, viendo que los contrabaluartes eran la cosa m¨¢s da?ina contra los prevaricadores, orden¨® fortificar all¨ª una vieja pe?a llamada al-Madina (...) en una posici¨®n desde la que dominaba todos los caminos de la ciudad del maldito (...). En aquel lugar estuvo siete d¨ªas hasta completar aquello, sin dejar a los prevaricadores respiro ni recurso, hostigando al maldito Hafs y a los suyos de Bobastro", escribi¨® Ibn Hayyan, como recoge Mart¨ªnez Enamorado en su libro y justifica as¨ª una de sus teor¨ªas: que la ciudad se comenz¨® a construir por la mezquita, como elemento fundacional, y que las gentes del emir viv¨ªan en un campamento militar, que se desmont¨® tras la derrota del rebelde.
La situaci¨®n de la mezquita entre tres t¨¦rminos municipales no es producto del azar, como se?ala Virgilio Mart¨ªnez. "El templo se emplaz¨® entre tres demarcaciones provinciales de al-?ndalus en el siglo X, las coras o provincias de Estepa, a cuya jurisdicci¨®n perteneci¨® sierra de Yeguas hasta ¨¦poca moderna; la de Campillos, integrada en Teba, que en ¨¦poca andalus¨ª formaba parte de la provincia bereber de la serran¨ªa de Ronda de nombre Takurunna, y Antequera, de Rayya, demarcaci¨®n que tuvo a Archidona y M¨¢laga como capitales. Los antiguos l¨ªmites quedaron fosilizados en los actuales y eso explica tan ins¨®lita ubicaci¨®n".
¡°La mezquita se ha conservado muy bien gracias a que ha estado protegida por el cortijo, que se levant¨® en el siglo XVI y ha seguido us¨¢ndose hasta finales del siglo XX. Si se elimina la arquitectura parasitaria, el edificio aparecer¨¢ en todo su esplendor. De momento, la estructura est¨¢ a salvo porque el propietario coloc¨® una cubierta de uralita despu¨¦s de que la gran tormenta que cay¨® en esta zona en octubre de 2018 acabara con el techo¡±, afirma Mart¨ªnez Enamorado, autor de una treintena de libros sobre arqueolog¨ªa y epigraf¨ªa de al-?ndalus.
¡°La mezquita es un modelo reducido de la gran mezquita de C¨®rdoba de Abderram¨¢n I [del a?o 786 y m¨¢s peque?a que la actual], una cuarta parte de aquella, aunque con algunos cambios respecto al modelo como por ejemplo, las arquer¨ªas interiores que son paralelas al muro de la quibla y no perpendiculares como en el caso de la mezquita cordobesa¡±, explica Pedro Gurriar¨¢n, especialista en arquitectura andalus¨ª que estudi¨® el edificio en 2015 junto a Utrero y han publicado el resultado en la revista anual Mainake de la Diputaci¨®n de M¨¢laga, en el n¨²mero 37 del pasado noviembre.
¡°Este es uno de los grandes descubrimientos de arquitectura altomedieval isl¨¢mica en nuestro pa¨ªs en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Hemos podido constatar que se construy¨® en dos fases. En la primera, a finales del siglo IX, utilizaron piezas romanas de acarreo, que abundan en la zona de asentamientos anteriores, y otras nuevas ensambladas con mortero; mientras que en la segunda fase, de principios del X, la destreza con la que est¨¢n cortados los sillares revela la presencia de especialistas que entonces solo trabajaban en talleres de canter¨ªa cordobeses¡±, abunda Gurriar¨¢n para avalar su tesis de que se trata de una obra de Estado que los Omeya proyectaron como propaganda pol¨ªtica frente a sus enemigos.
Babelia
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