El reportero que tuvo el mejor trabajo del mundo
El periodista Pablo Linde recoge en ¡®Desde Am¨¦rica¡¯ sus vivencias por el continente latinoamerciano
Lo que m¨¢s le impact¨®, para bien, fue la magnificencia de las cataratas de Iguaz¨², un espect¨¢culo que ¡°se ve, se oye, se huele, se siente y se degusta¡±; y, para mal, Hait¨ª, una enorme favela con saneamiento anecd¨®tico, lleno a su pesar de ¡°basura esparcida por las calles, en las laderas y amontonadas en los cauces de los arroyos y r¨ªos¡±. En 2016, al periodista Pablo Linde (M¨¢laga, 1981), se le present¨® la oportunidad de tener el trabajo so?ado por cualquier reportero: dejar su trabajo en Madrid, en Planeta Futuro (la secci¨®n de desarrollo de este diario), para establecerse como reportero m¨®vil en Am¨¦rica Latina. Tras 23 meses buscando historias de miseria y fascinaci¨®n, emprendimiento y superaci¨®n de los, como dice ¨¦l, ¡°desheredados de la Tierra¡±, el resultado, adem¨¢s de sus reportajes, fue Desde Am¨¦rica (Kailas), una cr¨®nica personal de descubrimiento y maravilla, miseria y fascinaci¨®n por el continente latinoamericano, de M¨¦xico a Argentina, que compone, tambi¨¦n, una cura de humildad y un remedio contra el ¡°supremacismo europeo¡± de un reportero fascinado.
Lleg¨® a una Colombia recorrida por el escalofr¨ªo de la firma del acuerdo de paz. All¨ª estableci¨® su base, desde la que saltaba a los distintos pa¨ªses. ¡°Yo hab¨ªa viajado mucho, hab¨ªa visto cosas, pero siempre desde la ¨®ptica del reportero que llega, hace su trabajo y se va¡±, explica Linde. ¡°Pero esto fue distinto; me ve¨ªa como un agente del material con el que estaba trabajando¡±. Dice que este viaje de dos a?os no le ha cambiado la vida. ¡°Ese t¨®pico de que vives una revelaci¨®n no es cierto en mi caso, para m¨ª todas las experiencias de la vida suman, pero s¨ª saqu¨¦ ense?anzas¡±. Vivir la desigualdad no solo cont¨¢ndola, sino tambi¨¦n como un actor que le rodeaba a cada paso.
En Colombia se encontr¨® con otro idioma y con las frutas. En Costa Rica encontr¨® un pa¨ªs m¨¢s igualitario, y m¨¢s feliz. En Bolivia, la cara de Evo Morales por todos lados. Encontr¨® un M¨¦xico turbulento y brutal, que se sacud¨ªa las heridas del ¨²ltimo terremoto pero donde no vivi¨® la inseguridad que le vaticinaban. En Per¨² lleg¨® a un Machu Pichu que, como si fuera la Mona Lisa, fue una visi¨®n gloriosa chafada por la masificaci¨®n. Tambi¨¦n en Per¨² le bloque¨® varios d¨ªas una huelga porque, justo en los a?os que Linde estuvo en el continente (2017, 2018), bajo la superficie se fraguaban todos los estallidos sociales que explotar¨ªan como un volc¨¢n el a?o pasado.
Lo cierto es que, con cuidado de no caer en ese supremacismo europeo del que muchas veces se peca a este lado del Atl¨¢ntico, Linde s¨ª encuentra rasgos comunes que vertebran al continente de norte a sur. ¡°La amabilidad, claro. Muchas veces yo quedaba como el seco, el maleducado, por mi forma de ser¡±. A la esparcida imposibilidad latinoamericana de decir un ¡°no¡± tajante achaca Linde muchos malentendidos: ¡°Hay problemas funcionales, las cosas no quedan claras porque no es com¨²n recibir un no rotundo. He llegado a organizar viajes para ir a sitios a los que, al final, no ten¨ªa permiso para acceder¡±, cuenta con una sonrisa en la cara.
Si se le pregunta al autor del libro (prologado por Xos¨¦ Hermida, y donde Enric Gonz¨¢lez firma el ep¨ªlogo), visto lo visto, d¨®nde se ir¨ªa a vivir llegado el caso, confiesa que le costar¨ªa irse a una gran ciudad latinoamericana. ¡°Son ca¨®ticas, desiguales, complicadas¡±. ¡°Ahora bien¡±, remata. ¡°Si me dices una playa de Centroam¨¦rica¡¡±.
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