50 a?os sin The Beatles: por qu¨¦ la banda m¨¢s grande tuvo un final tan mezquino
Un tabloide forz¨® unas palabras de Paul McCartney y dos amigos acabaron enfrentados en el ocaso sombr¨ªo de un grupo que llen¨® de felicidad el mundo
Utilizaron a Ringo. Era el procedimiento habitual. El bater¨ªa ejercer¨ªa su habitual papel de correveidile perfecto, el mensajero de las noticias malas para Paul McCartney. Un tipo simp¨¢tico y bondadoso que pod¨ªa suavizar el mensaje. Los que lo enviaban eran, claro, John Lennon y George Harrison. As¨ª que una vez m¨¢s el bueno de Ringo Starr se present¨® en casa de McCartney. ¡°Eee, hmmm, que hemos decidido John, George y yo que no puedes sacar tu disco en solitario en abril. Aqu¨ª tienes el escrito¡±. McCartney vocifer¨®, insult¨®, se?al¨® a Ringo con el dedo erguido y lo empuj¨® a la salida. Era marzo de 1970. Un mes despu¨¦s el grupo m¨¢s grande de la historia del rock se hab¨ªa separado. Fue un final chusco. ?Final? No se celebr¨® una rueda de prensa para anunciarlo. Solo hubo mensajes entre l¨ªneas, enfrentamientos y una manipulaci¨®n period¨ªstica. Un episodio enmara?ado que ech¨® un cierre amargo a diez a?os que hicieron felices al mundo. Ocurri¨® hace justo medio siglo.
¡°Ellos oficialmente nunca se disolvieron. No hubo ning¨²n comunicado. Por eso mucha gente durante los setenta esperabsa que volviesen a grabar¡±, cuenta por tel¨¦fono desde su encierro en su casa londinense el escritor Philip Norman (Londres, 76 a?os), una de las personas que m¨¢s sabe de los de Liverpool, con media docena de libros publicados: Shout!: The True Story of the Beatles, Days in the life: John Lennon Remembered o Paul McCartney: La biograf¨ªa (Malpaso, 2017).
El conflicto aquel marzo de 1970 era el siguiente. Paul McCartney se propon¨ªa editar su primer disco en solitario, McCartney, en abril, con el sello del cuarteto, Apple Records. El escollo: Let It Be estaba programado para salir a la calle en mayo, tambi¨¦n con Apple Records. Alguien repar¨®, no sin raz¨®n, en que aquella competencia era absurda. Soluci¨®n: que Paul posponga su ¨¢lbum.
¡°Hab¨ªa algo de mezquino en la relaci¨®n entre Paul y John. Pero esa competitividad era parte de lo que les hizo ser tan brillantes juntos: ret¨¢ndose para conseguir logros art¨ªsticos mayores. El amor les mantuvo unidos, pero la presi¨®n les hizo comportarse de manera lamentable, sobre todo al final¡±, dice el escritor Peter Ames Carlin, autor de ¡®Paul McCartney. La biograf¨ªa¡¯
La relaci¨®n entre los cuatro era demasiado t¨®xica en aquellos tiempos. La elaboraci¨®n de Abbey Road (¨²ltimo ¨¢lbum grabado por la banda; aunque Let It Be se public¨® despu¨¦s, se registr¨® con anterioridad) puso al l¨ªmite la capacidad psicol¨®gica de los cuatro. Todos se desahogaron en las canciones. Harrison aprovech¨® la guerra entre Lennon y McCartney para colocar en Abbey Road dos de sus mejores obras, Something y Here Comes the Sun; Ringo Starr col¨® Octopus¡¯ Garden, una met¨¢fora que revelaba lo que sent¨ªa con los Beatles (¡°me gustar¨ªa estar debajo del agua¡±) y Paul McCartney dedicaba You Never Gime Me Your Money (nunca me das tu dinero) a su bestia negra, Allen Klein.
Hay que dedicar un espacio en esta historia a Klein, un tipo turbio que saneaba empresas cortando las cabezas necesarias. Fue recomendado a los Beatles por Mick Jagger (otro cerebro de la contabilidad) cuando los agujeros de la tesorer¨ªa de Apple eran profundos. McCartney se neg¨® a aceptarle: sab¨ªa de su falta de escr¨²pulos y de lo que exig¨ªa para trabajar con los de Liverpool: el 20% de las ganancias. McCartney prefer¨ªa que se ocupase del papeleo de la banda su suegro, el abogado Lee Eastman, padre de su pareja, Linda. Lennon fue el m¨¢ximo defensor de Klein y Harrison y Starr tambi¨¦n dieron el ¡°s¨ª, vale¡±. La pel¨ªcula se pod¨ªa llamar Todos contra Paul.
La furia de McCartney lo llen¨® todo. Llam¨® a los principales despachos de Apple, a managers, a periodistas, a gente influyente¡ Entretanto Ringo, el bater¨ªa bonach¨®n, convenci¨® al resto para que le dejaran publicar su primer disco en solitario antes que Let It Be. Y lleg¨® la venganza de Paul. Los primeros ejemplares de McCartney adjuntaban una extra?a entrevista (o autoentrevista) donde el artista explicaba las motivaciones para grabar fuera de la banda. La entrevista consta de una veintena de preguntas, pero las claves son estas tres:
Pregunta. ?Este ¨¢lbum es una separaci¨®n de los Beatles o el inicio de una carrera en solitario?
Respuesta. El tiempo lo dir¨¢. Que sea un disco en solitario significa que es el inicio de una carrera en solitario y que no lo haya hecho con los Beatles significa que es un descanso.
Pregunta. ?Esta separaci¨®n de los Beatles es temporal o permanente, y se debe a diferencias personales o musicales?
Respuesta. A diferencias personales, empresariales y musicales, pero m¨¢s que nada a que me lo paso mejor con mi familia [Linda Eastman, pareja de Paul, era la ¨²nica persona que participaba en el disco: lo toc¨® todo McCartney]. ?Temporal o permanente? En realidad, no lo s¨¦.
Pregunta. ?Prev¨¦s que en alg¨²n momento futuro Lennon y McCartney compongan juntos?
Respuesta. No.
No parecen opiniones que diesen esperanzas a los seguidores del cuarteto. Pero ?se dice en alg¨²n momento que los Beatles se han disuelto? No claramente. ¡°En realidad, no lo s¨¦¡±, desliza McCartney. Los primeros ejemplares del disco, que inclu¨ªa esta parodia de entrevista, se distribuir¨ªan a los medios el 10 de abril. Y aqu¨ª entra el tabloide Daily Mirror. Un periodista de ese diario se hizo con un ejemplar de la entrevista el d¨ªa anterior. Y a la ma?ana siguiente una tirada espectacular inundaba los kioscos con un titular a toda p¨¢gina: ¡°Paul McCartney abandona los Beatles¡±. ?Se deduce eso de la famosa entrevista? S¨ª, pero no. Dio igual. El silencio del resto del grupo, de Allen Klein y de los dem¨¢s implicados validaba ese titular. Fue un peri¨®dico sensacionalista el que termin¨® anunciando el adi¨®s del grupo.
La artiller¨ªa m¨¢s da?ina estaba a¨²n por aparecer. John Lennon se encoleriz¨®. ?l ya hab¨ªa expresado su deseo de dejar los Beatles el 20 de septiembre de 1969, en una reuni¨®n en las oficinas de Apple. Pero decidieron que no se hiciera p¨²blico, ya que hab¨ªa proyectos en marcha, como Let It Be. ¡°John fue quien antes se cans¨® de ser un beatle. Y busc¨® una salida. Pero no encontr¨® el camino hasta que conoci¨® a Yoko Ono. Ella fue la persona que le dijo: ¡®No tienes que estar en la banda si no te apetece¡¯. Eso ocurri¨® en 1967. As¨ª que fue una despedida muy lenta¡±, cuenta Philip Norman.
Lennon era ya el tercer beatle que hab¨ªa amagado con marcharse. El primero fue Ringo Starr (que de hecho se march¨®) y luego Harrison. Despu¨¦s Lennon, cuando Paul todav¨ªa no hab¨ªa abierto la boca. ¡°Al final de su carrera, los Beatles se sent¨ªan como en una prisi¨®n. Decidieron no hacer conciertos en directo porque no se escuchaban los instrumentos, apagados por los gritos de la gente. Se apartaron del foco p¨²blico ya que no soportaban la presi¨®n. Y crearon su propio mundo. Siempre estaban los cuatro juntos. Cuando se llevaban bien no hab¨ªa problema, pero cuando arreciaron las tensiones fue una tragedia. Quien intent¨® mantener al grupo con vida siempre fue Paul. ?l era consciente de que si no tiraba del carro era el final¡±, cuenta Norman.
Aquella autoentrevista de McCartney provoc¨® la ira de su compa?ero Lennon, que llam¨® a su periodista de cabecera, Ray Connelly, para ofrecerle unas declaraciones: ¡°Est¨¢ adjudic¨¢ndose el m¨¦rito de romper el grupo cuando yo lo dije en septiembre¡±, espet¨®. ¡°Hab¨ªa algo de mezquino en la relaci¨®n entre Paul y John. Pero esa competitividad era parte de lo que les hizo ser tan brillantes juntos: ret¨¢ndose para conseguir logros art¨ªsticos mayores. El amor les mantuvo unidos mucho tiempo, pero la presi¨®n de la fama lleg¨® a un punto que les hizo comportarse de manera lamentable, sobre todo al final¡±, dice desde su confinamiento en Nueva York el escritor Peter Ames Carlin (Nueva York, 56 a?os), autor de Paul McCartney. La biograf¨ªa (Viceversa, 2010).
En la guerra Paul/John, la prensa y la mayor¨ªa de los seguidores se decantaron por el segundo. Mientras McCartney se deprim¨ªa por las malas cr¨ªticas a su disco de debut, Lennon quedaba con periodistas influyentes, los trataba con inusitada amabilidad para ser una estrella arrogante y les contaba que el judas se llamaba Paul. Le creyeron.
El siguiente movimiento de McCartney deterior¨® a¨²n m¨¢s su imagen. McCartney no pod¨ªa admitir que el 20% de sus ganancias fuera a los bolsillos de Klein. Y puso una demanda contra los Beatles. ¡°Paul lleg¨® a decir que Klein hab¨ªa intentado congraciarse con ¨¦l poniendo a parir a John, y sobre todo a Yoko, cuando la pareja no estaba delante¡±, dice Ames Carlin. A?os m¨¢s tarde la justicia dio la raz¨®n a McCartney, y los Beatles (los cuatro, no solo Paul) recuperaron el porcentaje de Klein.
¡°Al final de su carrera los Beatles se sent¨ªan como en una prisi¨®n. Cuando arreciaron las tensiones, estar juntos era una tragedia. El que intent¨® mantener al grupo con vida siempre fue Paul. ?l era consciente de que si no tiraba del carro era el final¡±, afirma Philip Norman, autor de media docena de libros sobre los Beatles.
Durante los meses siguientes se recrudeci¨® la guerra. Paul dedic¨® a John algunos mensajes nada elogiosos en su siguiente disco, Ram (1971). Lo hizo de forma sutil. Lennon, sin embargo, escribi¨® temas como How Do You Sleep (de Imagine, 1971) desde el odio y sin careta, con frases como estas: ¡°Lo ¨²nico que hiciste fue Yerterday¡± o ¡°el error que cometiste est¨¢ en tu cabeza¡±. ¡°Es triste que una banda tan alegre tuviese un final tan doloroso. Proyectaron tanta luz en el mundo que se pasa por alto la oscuridad que les rodeaba al final. La ola de amor que dieron tuvo una resaca: las presiones de la fama y el lado oscuro de la adoraci¨®n que sent¨ªan por ellos sus admiradores¡±, reflexiona Ames Carlin.
El a?o 1970 vio seis discos de miembros de los Beatles: los mencionados Let It Be y McCartney, dos en solitario de Ringo Starr (Sentimental Journey y Beaucoups of Blues), uno de John Lennon (John Lennon/Plastic Ono Band) y uno (triple) de George Harrison (All Things Must Pass). En ellos hay material suficientemente bueno como para tumbar la discograf¨ªa entera de bandas ahora muy consideradas.
Babelia
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