Antoine Gallimard: ¡°No creo que el mundo vaya a cambiar, ser¨ªa demasiado bello¡±
El presidente de la editorial Gallimard, que fund¨® su abuelo, analiza los efectos en el sector del libro durante la crisis del coronavirus
El cat¨¢logo de autores que su abuelo, su padre y ¨¦l mismo han publicado es un canon de la literatura francesa y mundial. Proust, C¨¦line, Camus y Sartre, Yourcenar y Modiano¡ La lista cuenta con decenas de premios Nobel (entre los m¨¢s recientes el propio Modiano, Le Cl¨¦zio o Peter Handke). Colecciones como La Blanca, La Pl¨¦iade o Folio forman parte del paisaje vital y cultural de cualquier lector en franc¨¦s y son tambi¨¦n un compendio de las letras universales. Antoine Gallimard (Par¨ªs, 73 a?os), hijo de Claude y nieto del fundador, Gaston, es el presidente de la editorial Gallimard y del grupo Madrigall, que incluye sellos como Flammarion, P.O.L. o Casterman, adem¨¢s de varias librer¨ªas. Desde su confinamiento en Normand¨ªa, Gallimard analiza los efectos en el sector del libro de la crisis del coronavirus.
Pregunta. Nada ser¨¢ igual, se dice. ?Coincide?
Respuesta. Desconf¨ªo de esta visi¨®n, es demasiado finalista. Siempre se dice, y vuelven los mismos comportamientos. Es verdad que, despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial, hubo fiestas y ganas de consumir, pero no por ello el hombre se volvi¨® bueno. No creo que el mundo vaya a cambiar, ser¨ªa demasiado bello.
P. ?Qu¨¦ teme?
R. El eslab¨®n d¨¦bil de la cadena del libro son las librer¨ªas y las peque?as editoriales. Son la expresi¨®n de nuestra diversidad, de nuestra riqueza. Veo un riesgo de concentraci¨®n y la desaparici¨®n de los d¨¦biles m¨¢s que un cambio de comportamientos.
P. ?Teme por la supervivencia de estos ¡°eslabones d¨¦biles¡±?
R. S¨ª, el riesgo es real. Las librer¨ªas est¨¢n cerradas ahora. En Francia, los editores hemos aceptado aplazar las fechas de pago, todo se postergar¨¢ dos meses. Felizmente, se han movilizado cinco millones de euros por medio del Centro Nacional del Libro: es un dispositivo serio, aunque a¨²n insuficiente para m¨ª. Si no se hace un esfuerzo serio de solidaridad con estos libreros, se les amontonar¨¢n las facturas. Y, si no pueden pagar, toda la cadena derrapar¨¢.
P. ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa entonces?
R. Mire la FNAC, nuestro primer cliente. Por suerte ha obtenido un pr¨¦stamo de 500 millones de euros [garantizado por el Estado en un 70%]. Si la FNAC no pudiese pagar, imag¨ªnese las dificultades con las que nos encontrar¨ªamos nosotros, que ya hemos gastado en costes de fabricaci¨®n y en adelantos para los autores. Si las librer¨ªas no pudiesen pagar, podr¨ªan cerrar, y detr¨¢s vendr¨ªan muchos editores, autores, impresores¡ En Francia, el conjunto del sector emplea a unas 50.000 personas.
P. ?Deben abrir las librer¨ªas el 11 de mayo, el d¨ªa del inicio del desconfinamiento?
R. Una ciudad sin librer¨ªas es extremadamente triste. Para m¨ª una vida sin librer¨ªas es como un d¨ªa sin haber tomado un caf¨¦ y haber charlado con un amigo. Es indispensable. Deben abrir, con la seguridad necesaria, claro est¨¢.
P. ?Ve un riesgo tambi¨¦n que los lectores dejen de comprar libros con la crisis?
R. Esto me inquieta menos. Ya tenemos muchos competidores: lo audiovisual, las series en televisi¨®n, la dificultad de aislarse dos horas para leer un libro. El mundo del libro ya estaban amenazado por este consumo demasiado alto. Es cierto que habr¨¢ personas con problemas, con reducciones de salario o en paro, pero siempre habr¨¢ los medios para comprar un libro. Un libro no es caro: en formato de bolsillo, en Francia, cuestan seis euros. Hay ganas de reencontrarse con los libros. No me inquieta el libro, me inquieta m¨¢s la red.
P. ¡°Lean¡±, dijo Emmanuel Macron al ordenar el confinamiento. ?Se lee m¨¢s ahora?
R. El problema es el tiempo de lectura. Pero la gente ha descubierto que pod¨ªa gestionar mejor sus vidas. Lo vemos con las ventas en libro digital, que se han triplicado. El libro de Leila Slimani ha vendido m¨¢s de 10.000 ejemplares en tres semanas en digital.
P. ?Y el papel?
R. Se venden en las grandes superficies de alimentaci¨®n. Amazon, al no respetar la distancia necesaria para proteger a los asalariados, est¨¢n ante los tribunales. La FNAC tuvo problemas porque La Poste [la empresa p¨²blica de correos en Francia] no trasladaba sus paquetes.
P. En Francia la resistencia a Amazon es fuerte.
R. S¨ª. Es cultural. Pero si no tenemos Amazon, ?qu¨¦ hacemos?
P. Se dice que Amazon es un depredador, que hay que limitar sus actividades.
R. La cuesti¨®n es que todos cumplan con las mismas reglas. Si Amazon respeta el precio ¨²nico del libro, si no impone condiciones insoportables a los proveedores, no hay raz¨®n de impedirle trabajar. Por contra, cuando desarrolla lo que llamamos marketplace, es decir la venta de libros de segunda mano, y lo propone a ciertos libreros y otros, perturba el mercado. No est¨¢ remunerado para los autores ni para los editores y se convierte en un problema. Se necesita una cierta concertaci¨®n profesional. Hoy, cuando lanzamos una novedad, lo hacemos en comuni¨®n con los libreros, que son nuestros lanzadores libros. No es el caso de Amazon, que sirve a los consumidores respecto a sus gustos y a los libros susceptibles de interesarle, pero sin el lado de descubrimiento y b¨²squeda que es la sal de nuestro oficio.
P. ?Lamenta que Amazon no pueda trabajar ahora con normalidad y pueda suministrar libros en papel a quienes lo deseen?
R. Nuestro volumen de negocio ha ca¨ªdo un 90%. Hemos mantenido el 10% gracias a las grandes superficies de alimentaci¨®n [que en algunos casos tambi¨¦n venden libros], y tambi¨¦n peque?as tiendas de vino y quesos que venden libros. Es una cat¨¢strofe. Podemos lamentar que no exista un sistema de ventas directas al lector, un Amazon respetuoso con nuestra manera de ser y en confianza complicidad con los editores para el lanzamiento de los libros.
P. ?El desarrollo del libro digital no compensa la ca¨ªda de las ventas?
R. No. En Francia, nos desconfinar¨¢n el 11 de mayo, pienso que habr¨¢ una recuperaci¨®n lenta, el mercado estar¨¢ reabierto a principios de junio, si todo va bien y entretanto no hay una segunda ola del virus. Es como estar sobre una cuerda tensa entre dos paredes de monta?a pero no hay que pesar demasiado para que la cuerda no se rompa.
P. ?Le ha obligado la crisis a alterar su programa de publicaciones?
R. Todo est¨¢ paralizado de momento. Es como un tren que va a descarrilar y los viajeros esperan y el tren no llega. Nos reorganizamos poco a poco: hemos mantenido una peque?a red de distribuci¨®n y, en lo que concierne al resto, lo diluimos en el tiempo. Pienso que la crisis durar¨¢. No es porque en mayo todo comience de nuevo que podremos hacer una fiesta y celebrarlo. Al contrario. Puede durar hasta fin de a?o. Por eso no he dudado en reducir nuestras programaciones, tanto en la casa Gallimard como en la casa Flammarion u otras casas peque?as, en un 40%, una reducci¨®n del 40% en la producci¨®n. Algunos libros que ya hab¨ªan salido los deber¨¦ relanzar, como el de Le Cl¨¦zio o el de Slimani. Y antes de lanzar el libro de Elena Ferrante, previsto para fin de mayo, quiero asegurarme antes de que todos los mercados est¨¦n abiertos, no quiero fallar con este libro.
P. Cuando mira la historia de su editorial, de su abuelo o su padre, ?hay alg¨²n momento comparable?
R. No, en absoluto. Mi abuelo y mi padre me hablaban de la Segunda Guerra Mundial, mi abuelo incluso de la Primera Guerra Mundial. Hab¨ªa problemas para encontrar papel pero las librer¨ªas no estaban cerradas, hab¨ªa una vida editorial, controlada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Ahora todo est¨¢ parado, es in¨¦dito. Los efectos no han acabado de notarse. Pero, como le dec¨ªa, no pienso que perdamos el gusto por la lectura, en esto soy optimista. Lo que s¨ª me inquieta es la concentraci¨®n de empresas en nuestro sector.
P. ?Piensa en lecciones que su padre o abuelo le hubiesen dado?
R. Yo quer¨ªa mucho a mi abuelo. En ¨¦l hab¨ªa, a la vez, sabidur¨ªa e iron¨ªa. Me ense?¨® a tomar una cierta distancia respecto a las cosas, y a ser perseverante. Como editor, significa acompa?ar a escritores ¡ªyo me siento pr¨®ximo de Modiano o de Le Cl¨¦zio¡ª, y estar con ellos en lo peor y en lo mejor.
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