Muere Jes¨²s Pardo, un referente de la autoficci¨®n salvaje
El periodista y escritor, autor de ¡®Autorretrato sin retoques¡¯, fallece en Madrid a los 93 a?os
La autoficci¨®n, ese g¨¦nero hoy absolutamente vigente que se mueve entre la escritura o la vida como l¨ªmites suicidas, tuvo en espa?ol un referente de genio con la obra de Jes¨²s Pardo. Muri¨® el viernes en Madrid con 93 a?os y quiz¨¢s lo hiciera como ¨¦l mismo relat¨® su hora final en Borr¨®n y cuenta vieja (RBA), la ¨²ltima entrega de sus memorias: asesinado por sus libros en sue?os.
Aunque el t¨ªtulo que revoluciona en Espa?a el g¨¦nero es el primero, Autorretrato sin retoques (Anagrama, 1996). Le siguieron Memorias de memoria, m¨¢s tarde Borr¨®n y cuenta vieja, pero para entonces, casi sin querer, Pardo hab¨ªa logrado una cumbre en esos harakiris con palabras donde compil¨® su vida de forma cruel. Alz¨® un pico en que todo aquel que abordara sus experiencias en un libro deb¨ªa mirarse.
Conoc¨ªa en distintos niveles nada menos que 15 idiomas, incluidas lenguas muertas. Coleccionaba ediciones de la Divina comedia y result¨® tan coherente en sus paradojas que, antes de morir, transit¨® el ¨²ltimo c¨ªrculo del infierno con la pandemia. Como el para¨ªso en Dante no es tan ideal como lo pintan, decidi¨® bajarse, fiel a su vitola de autor maldito e imprevisible por voluntad propia.
Fue casi proscrito un tiempo en Santander, donde vivi¨® desde que ten¨ªa dos a?os despu¨¦s de haber nacido en Torrelavega en 1927. Nunca se consider¨® santanderino, pero s¨ª sardinerino, es decir, del barrio pegado al mar, del que traz¨® su propia arcadia ideal y terrible. La ciudad le sirvi¨® de inspiraci¨®n para muchas novelas, como Ahora es preciso morir, pero, tras Autorretrato sin retoques, deb¨ªa acudir all¨ª donde se crio bajo protecci¨®n. Recibi¨® el Premio Honor¨ªfico de las Letras, pero a mediados de los noventa, cuando apareci¨® su libro, se pensaba mucho viajar al norte para una conferencia. Sufri¨® amenazas y avisos despu¨¦s de haber demolido a santones y familias ¡ªempezando por la suya¡ª de una ciudad nada acostumbrada a dar que hablar en el sentido que Pardo lo hizo.
Tambi¨¦n pas¨® a formar parte de la lista negra de varios prebostes literarios, art¨ªsticos, pol¨ªticos y sociales de los cincuenta y sesenta en Espa?a, a los que retrata en el Madrid que conoci¨® al llegar con 21 a?os. Lo hizo con el ¨²nico objetivo de convertirse en escritor, un oficio para el que comprendi¨® que deb¨ªa llevar su cuota de dandi cosmopolita y pendenciero al tiempo, pero tambi¨¦n su bagaje de lector libr¨®fago.
Se apost¨® en el Caf¨¦ Gij¨®n y, entre humo, hambre, fr¨ªo y diatribas, lo logr¨®. En la novela y el periodismo, que le permiti¨® conocer el mundo como corresponsal de Pueblo, Madrid y de Efe. Ejerci¨® como tal principalmente en Londres, pero tambi¨¦n en Ginebra, Copenhague, Centroam¨¦rica, EE UU, Oriente Medio y Europa del Este, como reportero volante.
Reivindic¨® el derecho a contradecirse. De ese ejercicio sal¨ªan, cre¨ªa, grandes construcciones y logros que han cambiado la historia de la humanidad. Aseguraba que su vida hab¨ªa sido una paradoja salvaje y un c¨²mulo de otras contras: ¡°Contrapuesta, contraviniente, controvertida y contraproducente¡±. En ese aspecto, dijo, lleg¨® a ser uno y su contrario: ¡°Se?orito y proletario; fascist¨®n y dem¨®crata; supersticioso y agn¨®stico; pagano y creyente; gur¨² y payaso¡±.
Regres¨® en los setenta a Madrid y entr¨® en el Grupo 16. Fund¨® Historia 16, pero quiso regresar a Efe y jubilarse ah¨ª. Se consagr¨® a la literatura y la traducci¨®n ¡ªcon m¨¢s de 200 t¨ªtulos en distintos idiomas¡ª, se encerr¨® entre libros y no frecuent¨® apenas ferias ni far¨¢ndulas. Se aplic¨® al estudio para escribir y se convirti¨® en un aut¨¦ntico francotirador discreto de las letras espa?olas.
El Autorretrato sin retoques logr¨® varias ediciones y se convirti¨® en un cl¨¢sico al que pocos se acercan por su franqueza, altura literaria y honestidad. Pardo se desmonta a s¨ª mismo, para despu¨¦s hallar la libertad suficiente con que retratar lo que le rodea. Imparte una lecci¨®n magistral e impulsa una corriente que tres d¨¦cadas despu¨¦s del manotazo de Pardo ha dado tanto de s¨ª. En su caso, rotundamente libre, descarnadamente humano y, ya, inmortal.
Las novelas de romanos
La curiosidad radical de Jes¨²s Pardo le hizo moverse entre varios g¨¦neros. Desde el territorio de la infancia retrata su ciudad en obras como 'Ahora es preciso morir' o 'Ramas secas del pasado'. Otras novelas a destacar son 'Cantidades discretas' y 'Eclipses'. Adem¨¢s explor¨® la vertiente hist¨®rica, concretamente la ¨¦poca de los romanos con 'Yo, Marco Ulpio Trajano', 'Aureliano' y 'La gran derrota de Diocleciano'. Y cultiv¨® el ensayo y la poes¨ªa. Dedic¨® libros a escritores que le fascinaron como Dante o Walt Whitman, pero tambi¨¦n aborda asuntos que conoci¨® como periodista en 'La crisis comunista de los pa¨ªses del Este', en 'Conversaciones en Transilvania' o en 'Las damas del franquismo'. Entre sus poemarios destacan 'Faz de fauces del tiempo' o sus 'Gradus ad mortem', en cuatro entregas.
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