Veraneo griego de lujo en la casa de Paddy Leigh Fermor
La vivienda del escritor y h¨¦roe de guerra brit¨¢nico en el Peloponeso se alquila para vacaciones estivales a 4.000 euros la noche
La noticia de que ha reabierto, tras m¨¢s de dos a?os de rehabilitaci¨®n, la casa griega del escritor y h¨¦roe de guerra brit¨¢nico Patrick Leigh Fermor (1915-2011) en Kardamili, en el sur del Peloponeso, tiene un lado que har¨¢ alzar m¨¢s de una ceja. Resulta que la maravillosa vivienda bajo el Taigeto y sobre el mar, entre cipreses, olivos, arbustos fragantes y adelfas blancas, que Paddy y su mujer Joan legaron en 1996 al Museo Benaki de Atenas, de cuyo fundador, Antoni Benakis eran amigos, para que se convirtiera a la muerte de ambos en centro de estudios y retiro de escritores se alquila, a partir de julio, cuando se levanten las restricciones por la pandemia, como lugar de veraneo. Y no precisamente de turismo low cost: la estancia en la casa en la que los Leigh Fermor vivieron desde 1964 y donde recibieron a amigos como Yorgos Seferis, Nancy Mitford, John Betjeman, Miranda Rothschild, los pr¨ªncipes de B¨¦lgica, Bruce Chatwin, Colin Thubron, Antony Beevor o Dolores Pay¨¢s, cuesta la friolera de 4.000 euros la noche para un grupo de hasta diez personas. Con esa tarifa no es que no pueda ir yo (no creo que valga ya argumentar que Paddy me invit¨® a visitarlo cuando quisiera), es que no se alojar¨ªa ni el general Kreipe, el comandante de las tropas de ocupaci¨®n alemanas en Creta al que Leigh Fermor secuestr¨® en 1943 en una de las grandes aventuras de la II Guerra Mundial. La Wehrmacht sol¨ªa instalarse gratis, ya fuera en Grecia o en Polonia.
El Benaki aduce que el matrimonio admiti¨® que la casa se pudiera alquilar 90 d¨ªas al a?o para contribuir a pagar los gastos de lo que el resto del tiempo ha de ser el Centro Patrick y Joan Leigh Fermor, destinado a fomentar, como hizo el filoheleno Paddy, el di¨¢logo intercultural -y que dar¨¢ alojamiento a relevantes figuras del mundo de las letras y las artes (ah¨ª tampoco entramos ni yo ni Kreipe). As¨ª que el museo ha puesto diligentemente en manos de la cadena Aria Hoteles -especializada en ¡°hoteles boutique y villas con sabor aut¨¦ntico¡± que recrean ¡°el enoturismo en Creta, la vida aristocr¨¢tica en Santorini o la huella de escritores en el Peloponeso¡± (!).-, la gesti¨®n veraniega de la preciosa vivienda, dise?ada por el propio Paddy con el arquitecto Nico Hadjimichalis y que es una mezcla muy suya de segunda residencia mediterr¨¢nea (ten¨ªan tambi¨¦n Mill House en Dumbleton, Gloucestershire, aunque en realidad viv¨ªan en Kardamili), monasterio y fortaleza bizantina. Comprende una arcada, patios y jardines, rincones absolutamente m¨¢gicos como la terraza con mosaico, y tres edificios: la casa principal, el estudio y el anexo. La casa aparece como uno de los escenarios de la trama en la pel¨ªcula de 2013 Antes del anochecer, con Ethan Hawke (qu¨¦ curioso verlo donde se sentaba a escribir Paddy su penelopiana trilog¨ªa de El tiempo de los regalos).
Como era de esperar (y de temer), el uso tur¨ªstico ha tra¨ªdo cambios, que no se yo si le gustar¨ªan mucho a Paddy. La casa, tan personal (Betjeman la describi¨® como ¡°en realidad un libro de Paddy, y el m¨¢s duradero¡±), con sus serpientes, sirenas, dise?os con guijarros, la chimenea igual a la de la villa rumana de los Cantacuceno, Baleni, y mil recuerdos, se ha modernizado ¡°inevitablemente¡±, para proporcionar la comodidad sin nostalgia ni leches que espera alguien capaz de pagar ese precio, y se la ha dotado de televisi¨®n en todas las habitaciones, calefacci¨®n (antes solo hab¨ªa las chimeneas), aire acondicionado y piscina (con lo que le gustaba a Paddy nadar en el inenarrable mar justo debajo de la casa; lo hizo cada d¨ªa hasta su muerte, se cre¨ªa Lord Byron, y como ¨¦l cruz¨® a brazo el Helesponto, en 1984, ?con 69 a?os!). Se han reformado todos los ba?os. En uno de ellos muri¨® al caer y darse un golpe en la cabeza Joan en 2003. Por lo que he visto, la propiedad ha quedado digna de un reportaje de Casa y Jard¨ªn. Felicidades.
Los valiosos cuadros de artistas como Edward Lear, John Craxton y Nikos Ghika, y los dibujos del propio Paddy, han sido reemplazados por facs¨ªmiles (lo que me hace pensar, cambiando Mani por la ficticia Phraxos, en el Modigliani falso que exhibe el Maurice Conchis de El mago, de John Fowles, en su mansi¨®n Bourani). Al parecer, los m¨¢s de seis mil libros que ten¨ªan Paddy y Joan -entre ellos alguno regalo m¨ªo, como un estudio de las odas de Horacio, para hacerme el refinado clasicista, que eso siempre reportaba puntos con el escritor hasta que descubr¨ªa que no hablabas m¨¢s lat¨ªn que un querusco retrasado-, siguen ah¨ª, aunque vaya usted a saber qu¨¦ es en realidad lo que ocupa las estanter¨ªas. Imagino que pronto se llenar¨¢n de novelas de John Grisham y Kent Follet y veremos (los que vayan) ejemplares de Cincuenta sombras de Gray donde antes estaban las aventuras de otra Anastasia, la emperatriz bizantina consorte de Tiberio II Constantino. Me pregunto tambi¨¦n qu¨¦ habr¨¢ sido de los gatos de Joan, una tropa indisciplinada de varias decenas que ara?aba los sillones y marcaba con sus micciones las esquinas, los equipajes de los visitantes y hasta alguna vez sus camas. Dudo que a 4.000 euros la noche les dejen rondar ahora por all¨ª, ni a las cabras entrar a solazarse en el jard¨ªn¡
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