Clint Eastwood, tan grande como irregular
El cineasta ha cumplido 90 a?os. En sus 38 pel¨ªculas hay obras maestras y su trabajo en la d¨¦cada de los noventa y en los primeros a?os de este siglo permaneci¨® en estado de gracia
Existi¨® una largu¨ªsima ¨¦poca en Hollywood en la que hab¨ªa fecha de jubilaci¨®n para los directores viejos, incluidos los que llenaron de arte sus pel¨ªculas. Daba igual que hubieran enriquecido a las productoras y donado felicidad al p¨²blico. Las compa?¨ªas de seguros, tan cautas ellas, y los grandes estudios sent¨ªan pavor ante el jaleo que se montar¨ªa si esos directores ancianos la palmaban en medio del rodaje. Afortunadamente, eso ha cambiado. Woody Allen, que va a cumplir 85 a?os, sigue haciendo cine al ritmo de siempre, a pesar de que muchas productoras e int¨¦rpretes le hayan anatemizado. Y Clint Eastwood, que ha llegado a los 90 a?os, tampoco ha lanzado la toalla en su profesi¨®n ni est¨¢ buscando una postrera residencia de ancianos.
?Se ha ganado un puesto en el Olimpo la obra de Eastwood, podemos certificar que es un incontestable cl¨¢sico, el autor de un arte que perdurar¨¢ en el tiempo? Para mi gusto ha realizado varias obras maestras. Su trabajo en la d¨¦cada de los noventa y en los primeros a?os de este siglo permaneci¨® en estado de gracia, pero tambi¨¦n existen bastantes pel¨ªculas gris¨¢ceas en su filmograf¨ªa como creador, que no pasar¨¢n a la historia, incluida su decepcionante y olvidable etapa final.
Haces memoria y descubres su autor¨ªa en 38 pel¨ªculas. Son muchas, es normal que haya altibajos. Pero su trabajo como director y como actor siempre han gozado del ¨¦xito. El p¨²blico de varias generaciones ha sentido fascinaci¨®n ante su magn¨¦tica presencia, le concedieron un estrellato duradero, pagaban la entrada por verle en la pantalla, independientemente de la calidad del producto.
Le ha ocurrido desde la trilog¨ªa que interpret¨® a las ¨®rdenes de Sergio Leone. Nunca habl¨® mucho. No le hac¨ªa falta. Dispon¨ªa de los atributos del h¨¦roe. La mayor¨ªa de los t¨ªos quer¨ªan parecerse a ¨¦l. Sus personajes eran viriles, solitarios, introspectivos, misteriosos, gente de acci¨®n, nada dispuestos a recibir ¨®rdenes, presuntos perdedores que siempre acababan ganando. Y dispon¨ªa de un f¨ªsico, una pinta y una capacidad hipn¨®tica deslumbrantes.
Pero este actor, al que le sobraba trabajo, tambi¨¦n estaba empe?ado en contar historias con una c¨¢mara. Jam¨¢s ha aparecido su firma en esos guiones, pero est¨¢ claro que muchas veces ha pose¨ªdo instinto para captar el atractivo de ellos y para imprimirles su poderoso sello. Arranc¨® con Escalofr¨ªo en la noche. Ten¨ªa un punto inquietante desarrollando el acoso que sufre el presentador de un programa de radio por una fan dispuesta a carg¨¢rselo si la sigue rechazando. Su cine posterior me dej¨® escasa huella.
Hasta que en el a?o 88 hace un impresionante, sentido, complejo y emocionante retrato de Charlie Parker en Bird. O sea, palabras mayores. Esa vena creativa, ese cine desasosegante y lleno de fuerza se va a prolongar durante mucho tiempo. No tengo duda de que voy a disfrutar hasta el final de mi existencia con un pu?ado de pel¨ªculas que llevan su firma. Sin perd¨®n me parece el ¨²ltimo gran w¨¦stern de la historia del cine. La trama, las im¨¢genes y los sonidos funcionan magistralmente, con tono realista pero tambi¨¦n ¨¦pico en esta profunda descripci¨®n de la violencia, la venganza, el indeseado retorno por motivos de supervivencia de un antiguo asesino a su vieja profesi¨®n.
Este hombre, que jam¨¢s ha tenido el menor complejo para afirmarse p¨²blicamente en su derechismo, su devoci¨®n por Donald Trump, parad¨®jicamente ha sido en su cine el cronista m¨¢s implacable y sombr¨ªo de las heridas en su pa¨ªs
La secuencia final, en la que William Munny abandona a caballo, en medio de la lluvia y los truenos, ese pueblo en el que ha perpetrado la matanza de los villanos que representaban a la ley y el orden, grit¨¢ndole a los atemorizados habitantes del pueblo: ¡°Si me entero de que volv¨¦is a hacer da?o a las putas, os juro que regresar¨¦ para mataros a vosotros y a vuestras familias¡± posee el aura y la grandeza que impregna a las obras maestras.
Y c¨®mo olvidar la huida de un delincuente que lleva como reh¨¦n a un ni?o en la inquietante Un mundo perfecto. La historia de amor a lo largo de tres d¨ªas m¨¢gicos, condenada a un desenlace tr¨¢gico que los protagonistas recordar¨¢n hasta su muerte, entre el fot¨®grafo y la mujer apaciblemente casada en Los puentes de Madison. La turbiedad moral y ambiental de Medianoche en el jard¨ªn del bien y del mal. La tensi¨®n, la atm¨®sfera, la angustia y el salvaje final de una historia que empez¨® en la infancia, cuando un cr¨ªo fue secuestrado y violado por ped¨®filos sin alma, en la estremecedora Mystic River. La conmovedora relaci¨®n entre un machacado entrenador de boxeo y una perdedora ancestral que sue?a con la gloria y el dinero que le proporcionar¨¢ luchar en el cuadril¨¢tero en Million Dollar Baby. La redenci¨®n de un viejo republicano, racista y gru?¨®n, ofreciendo su vida para salvar la de unos inocentes desamparados en Gran Torino.
Si Eastwood se hubiera despedido con el emotivo testamento que supon¨ªa ¡®Gran Torino¡¯ significar¨ªa un broche m¨¢s que digno a su carrera
Si Eastwood se hubiera despedido con el emotivo testamento que supon¨ªa Gran Torino significar¨ªa un broche m¨¢s que digno a su carrera. Lo que ha realizado despu¨¦s, a excepci¨®n de la muy curiosa Richard Jewell, prefiero olvidarlo. Ojal¨¢ que a¨²n le queden fuerzas mentales y f¨ªsicas al anciano Eastwood para realizar una ¨²ltima y magistral pel¨ªcula. Este hombre, que jam¨¢s ha tenido el menor complejo para afirmarse p¨²blicamente en su derechismo, su devoci¨®n por Donald Trump y su desprecio hacia Obama, parad¨®jicamente ha sido en su cine el cronista m¨¢s implacable y sombr¨ªo de las heridas en su pa¨ªs, el defensor de aquellos con los que se ensa?¨® la vida. Este permanente triunfador nunca le dio la espalda en su cine a los perdedores.
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