Am¨¢lia Rodrigues, fado de la resistencia
Una biograf¨ªa revisa el papel pol¨ªtico durante la dictadura de Salazar de la legendaria cantante, que prest¨® apoyo econ¨®mico a los comunistas. Portugal celebra hoy su centenario a lo grande
Un juez de cart¨®n piedra ordena al tribunal que escuche ¡°una de las pruebas que constituyen materia de acusaci¨®n contra Am¨¢lia Rodrigues¡±. Se trata de una canci¨®n, Erros meus, que la reina del fado hab¨ªa grabado en 1965 con versos de Lu¨ªs de Cam?es, el poeta nacional portugu¨¦s, y m¨²sica de Alain Oulman. La artista espera con expresi¨®n contrariada. ¡°?Cree que esta m¨²sica exprime el alma nacional?¡±, interroga el juez. El escenario es el plat¨® de un programa humor¨ªstico, pero la farsa ha sido tensa. ¡°Nunca tuve la pretensi¨®n de exprimir el alma nacional. Exprimo la m¨ªa. El alma nacional es una carga muy pesada para m¨ª¡±.
Cien a?os despu¨¦s del nacimiento de una de las mejores cantantes de la historia, celebrados este 23 de julio, Am¨¢lia da Piedade Rebord?o Rodrigues (Lisboa, 1920-1999) da la impresi¨®n de haber dejado atr¨¢s las vanas discusiones ontol¨®gicas y de estar por encima del bien y del mal. Lo dijo en su momento el exprimer ministro portugu¨¦s y actual secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres, y lo ha repetido el presidente de la Rep¨²blica, Marcelo Rebelo de Sousa: ¡°Am¨¢lia es la voz de Portugal¡±.
No hay casa de fado en Lisboa en la que no se vea su imagen montada en una especie de altar ni en la que el p¨²blico no escuche con el coraz¨®n en la mano sus canciones
¡°No s¨¦ si canto bien fado, si soy castiza, si soy artista¡±, dec¨ªa Rodrigues en una entrevista de 1967, ¡°lo que s¨¦ es que hay una sinceridad que siempre tuve al cantar y en mi manera de ser. Siempre di todo lo que pude dar¡±. Vitor Pav?o dos Santos, de 83 a?os, amigo de la fadista y autor de una biograf¨ªa can¨®nica (Am¨¢lia. Uma biografia, a¨²n sin traducci¨®n al espa?ol) concuerda con ella. ¡°Creo que lo m¨¢s especial de Am¨¢lia es que siempre se entregaba en el canto. No ten¨ªa trucos. Cantaba con una inmensa sinceridad¡±, recalca durante una conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°Cada vez que cantaba era algo diferente. Siempre creaba. Las personas sent¨ªan esa entrega¡±, a?ade.
No hay casa de fado en Lisboa en la que no se vea su imagen montada en una especie de altar ni en la que el p¨²blico no escuche con el coraz¨®n en la mano sus canciones. El verano pasado un fadista del barrio de Alfama hac¨ªa el adem¨¢n de desmayarse cuando desde un rinc¨®n oscuro de la sala un grupo de alemanes preguntaba qui¨¦n era Am¨¢lia Rodrigues. La respuesta fue rotunda: ¡°Es la m¨¢xima expresi¨®n del fado, es la reina¡±. Fadistas contempor¨¢neos como Ana Moura, Mariza, Caman¨¦ o Ant¨®nio Zambujo habr¨ªan suscrito sus palabras.
Los portugueses todav¨ªa se animan en las fiestas con el canto a la mesa pr¨®diga de Uma casa portuguesa (La alegr¨ªa de la pobreza / est¨¢ en esta gran riqueza / de dar y quedar contento) y siguen echando sal a la herida de su melancol¨ªa proverbial con los fados de la artista. Am¨¢lia fue adem¨¢s la primera mujer en entrar al Pante¨®n de su pa¨ªs, en 2001, dos a?os despu¨¦s de su fallecimiento.
Solo una mancha empa?a la imagen de la cantante, la mayor de un grupo de diez hijos de una familia humilde a la que cri¨® su abuela y quien desde muy peque?a se gan¨® la vida vendiendo fruta, cosiendo ropa y trabajando en una f¨¢brica de dulces hasta el inicio de su mete¨®rica carrera a los 19 a?os. Se trata de la pol¨¦mica por su supuesta colaboraci¨®n con la dictadura que gobern¨® el pa¨ªs durante casi medio siglo. En 1974, a?o de la revoluci¨®n que devolvi¨® la democracia al pa¨ªs, los ataques en su contra por esta cuesti¨®n arreciaron y solo a mediados de los a?os ochenta su imagen empez¨® a normalizarse, aunque a¨²n quedan algunos rescoldos.
El a?o pasado el Ayuntamiento de una ciudad de Luxemburgo (pa¨ªs en el que viven unas 95.000 personas de origen portugu¨¦s, el 15% de la poblaci¨®n total) rechaz¨® una propuesta para bautizar una calle con el nombre de la cantante. La comunidad lusa no se puso de acuerdo sobre si la a¨²n discutida relaci¨®n de Rodrigues y el dictador Ant¨®nio de Oliveira Salazar ¡ªno en vano se dice que el r¨¦gimen descansaba sobre las tres efes de fado, F¨¢tima y familia¡ª invalidaban o no el homenaje.
Una muy documentada biograf¨ªa del periodista Miguel Carvalho (Am¨¢lia. Ditadura e revolu??o) ha dado este a?o un carpetazo definitivo al espinoso asunto. Pese a la ambigua relaci¨®n de la reina del fado y el aut¨®crata, en la que hubo un intento continuo de manipularla con fines propagand¨ªsticos al que ella se resisti¨® ¡ªsi bien nunca critic¨® en p¨²blico al Gobierno y lleg¨® incluso a declararle su admiraci¨®n en privado a Salazar¡ª, lo cierto es que Am¨¢lia Rodrigues no solo estuvo en las carpetas de la polic¨ªa pol¨ªtica, sino que adem¨¢s apoy¨® financieramente a la resistencia comunista a lo largo de su carrera. Y nunca se vali¨® de ello para defenderse de las acusaciones de fascismo.
¡°Am¨¢lia estaba con Dios y con el Diablo. Aunque no ten¨ªa un compromiso ideol¨®gico con los comunistas (era conservadora y cat¨®lica), para ella era importante la defensa de la dignidad humana¡±, explica el bi¨®grafo Miguel Carvalho
¡°Am¨¢lia estaba, como se dice, con Dios y con el Diablo¡±, observa Carvalho en una videollamada. ¡°Aunque de parte de ella no hab¨ªa un compromiso ideol¨®gico con los comunistas ¡ªera claramente conservadora y cat¨®lica¡ª, para Am¨¢lia era muy importante la defensa de la dignidad humana¡±.
La cantante se cri¨® desde los nueve a?os en el barrio obrero de Alc?ntara, uno de los focos de la resistencia antisalazarista, y durante su infancia fue testigo de la persecuci¨®n de la que eran v¨ªctima los enemigos de la dictadura, sus vecinos, con algunos de los cuales mantuvo amistad toda la vida, seg¨²n detalla la investigaci¨®n de Carvalho. Aunque la humilde familia Rebord?o Rodrigues era admiradora de Salazar y pertenec¨ªa a un sector de la sociedad portuguesa que lo ve¨ªa como el salvador del pa¨ªs ante el caos que sobrevino tras la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica, Am¨¢lia nunca pudo hacer o¨ªdos sordos al clamor de los oprimidos. Pertenec¨ªa a su mundo. De ah¨ª su ambig¨¹edad.
¡°Su casa en Lisboa era un centro de conspiraci¨®n¡±, se?ala Carvalho. Adem¨¢s, la artista interpret¨® canciones con letras de poetas perseguidos, que a su vez tambi¨¦n fueron censuradas. ¡°Hay un fado en particular, Abandono, con letra del poeta David Mour?o-Ferreira, que tiene un claro contenido pol¨ªtico. Es conocido como el ¡®Fado de Peniche¡¯ por el nombre de la c¨¢rcel donde estuvo encerrado, entre otros, ?lvaro Cunhal, hist¨®rico secretario general del Partido Comunista. Ella siempre neg¨® en p¨²blico que la canci¨®n tuviera connotaciones pol¨ªticas, pero en privado s¨ª que lo reconoci¨®¡±, explica Carvalho. La letra despeja cualquier duda: ¡°Por tu libre pensamiento / fueron muy lejos a encerrarte / tan lejos que mi lamento / no consigue alcanzarte / y apenas oyes el viento¡±.
El encanto de sus interpretaciones encandil¨® a admiradores de todos los rincones del planeta. ¡°Qued¨¦ impresionado cuando la escuch¨¦ por primera vez¡±, recuerda el exvocalista de los Talking Heads David Byrne en el documental The art of Am¨¢lia (2000). ¡°Era como si estos fados hablaran sobre la tristeza del universo, no solo sobre una pena personal o sobre alguna tragedia en la vida de la int¨¦rprete o en la del autor de la canci¨®n. Lo que ella expresaba era la tristeza de la existencia¡±.
Tambi¨¦n el escritor argentino Jorge Luis Borges, bisnieto de un portugu¨¦s, se abrumaba con su m¨²sica. Cuenta Adolfo Bioy Casares que el autor de Ficciones dijo tras escucharla un d¨ªa de 1965: ¡°Cada vez que a uno le gusta una cosa cree que la belleza queda agotada. Pero ten¨ªa raz¨®n Cansinos, en pedir a Dios que no hubiera tanta belleza¡±.
Babelia
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