Sorolla: femenino, no feminista
El museo del pintor valenciano analiza por primera vez las obras del artista en clave de g¨¦nero, para enfatizar c¨®mo ellas fueron tan protagonistas en sus composiciones como la naturaleza
La terrible misoginia que imper¨® en la sociedad que abandonaba el siglo XIX no cal¨® en Joaqu¨ªn Sorolla (1863-1923). La pretendida debilidad intelectual, f¨ªsica y moral con la que se acus¨® a la mujer no est¨¢ en los cuadros del pintor valenciano. No hay rastro de los t¨®picos creados para ahogar y asfixiar a la mitad de la poblaci¨®n, a la que la otra mitad culp¨® de degenerar la raza por, entre otras cosas, su naturaleza sexual y animal. Frente a estas ideas contrafeministas, difundidas en el follet¨ªn, la novela, la prensa ilustrada y el arte, el m¨¢s famoso pintor valenciano renunci¨® al argot destructivo, tal y como demuestra la exposici¨®n Sorolla femenino plural, que se inaugura este martes en el Museo Sorolla, con una selecci¨®n que pretende ¡°analizar y relacionar sus pinturas en clave de g¨¦nero¡±.
¡°No lo llamar¨ªa feminista¡±, dice al tel¨¦fono Lorena Delgado, comisar¨ªa de la muestra. Tambi¨¦n lo escribe en el cat¨¢logo: ¡°Joaqu¨ªn Sorolla no es un pintor feminista, no es un artista reivindicativo de lo derechos sociales de las mujeres¡±, indica. Su pintura no reclama con urgencia los derechos de la mujer, ni defiende la igualdad como un manifiesto, pero ¡°dejan de ser estereotipos u objetos¡±, apunta Delgado. ¡°Y present¨® a la mujer de forma paralela a sus intereses y sus t¨¦cnicas. Ellas siempre fueron protagonistas de su pintura, como la naturaleza¡±, a?ade la experta. Estos planteamientos est¨¢n dando lugar a multitud de estudios, actividades y exposiciones que profundizan, asegura la conservadora, en el ¡°patrimonio en femenino¡±.
Las vibraciones lum¨ªnicas y crom¨¢ticas que persigui¨® tuvieron efecto en las costas y los interiores, pero tambi¨¦n en las pescadoras y en las burguesas, a las que sigui¨® hasta la playa como centro laboral y por la orilla como lugar de recreo. ¡°Alejado de la cr¨ªtica social, sus mujeres en la orilla del mar son el motivo predilecto para sus im¨¢genes femeninas al aire libre¡±, asegura Delgado. Mir¨® y retrat¨® con admiraci¨®n a mujeres independientes y emancipadas, como las actrices Mar¨ªa Guerrero, Raquel Meller y Catalina B¨¢rcena, cuyos retratos se exponen, y con las que mantuvo intensas tertulias. Sorolla femenino plural expone de qu¨¦ manera el pintor, dice Delgado, ¡°reconoci¨® y dignific¨® a la mujer¡±.
Eran los a?os en los que una mujer pod¨ªa ser ¡°maestra de ni?as, telegrafista y telefonista y estanquera¡± y ¡°reina¡±, nada m¨¢s. Las comillas son de Concepci¨®n Arenal, sacadas de su art¨ªculo Estado actual de la mujer en Espa?a, de septiembre de 1895. Cuatro a?os antes, en 1891, Sorolla escribe una carta desde Madrid a su mujer, Clotilde, en Valencia, en la que aclara el lugar que las otorga: ¡°De soltero todo me parec¨ªa bien, ahora todo parece lo hacen mal, y se nota la falta de la mujer que lo dirige todo, en fin, sois seres muy ¨²tiles para todas las cosas¡±.
Un encuentro ¨²nico
En unas semanas ocurrir¨¢ un hecho art¨ªstico sobresaliente que, probablemente, no sucede desde 1897: en la Exposici¨®n Nacional de Bellas Artes (el ARCO decimon¨®nico) de ese a?o coincidieron dos cuadros que pusieron el foco en la mujer prostituida. Uno fue aplaudido y el otro vilipendiado. El bienvenido fue Trata de blancas (1895) -lienzo que puede verse habitualmente en el Museo Sorolla y que colgar¨¢ en la temporal-, en el que el artista situ¨® la escena en el interior de un vag¨®n de tercera clase, con las j¨®venes camino de su terrible destino y custodiadas por una alcahueta enlutada. Las cinco mujeres que ser¨¢n prostituidas est¨¢n amontonadas en un espacio min¨²sculo, como carga animal, en una diagonal abrupta y con una luz muy velazque?a. Fue uno de los ¨²ltimos disparos realistas y sociales de Sorolla, antes de entregarse al gozo de las playas mediterr¨¢neas.
El otro es La bestia humana, de Antonio Fillol, y fue rechazado por ¡°inmoral¡±. Podr¨¢ verse y compararse de nuevo con Trata de blancas, cuando se inaugure la exposici¨®n Invitadas, en el Museo del Prado. Al tambi¨¦n artista valenciano, los acad¨¦micos le premiaron por este magn¨ªfico cuadro pero le retiraron la recompensa econ¨®mica del galard¨®n por mostrar el adulterio, la prostituci¨®n y la impunidad de quienes denigran.
Delgado recuerda que dio una educaci¨®n art¨ªstica a sus hijas, Mar¨ªa y Elena, muy poco habitual entonces, para subrayar que Sorolla fue partidario de la igualdad. Adem¨¢s pone de relieve la presencia y el papel que tuvo su mujer Clotilde. Durante la primera mitad de su carrera, Sorolla atendi¨® a las injusticias que denunciaban algunos escritores, pero nunca fue un artista pol¨ªtico. Tuvo amistad que fragu¨® con escritores progresistas como Emilia Pardo Baz¨¢n, Benito P¨¦rez Gald¨®s o Vicente Blasco Ib¨¢?ez. ¡°Aunque no ha quedado constancia de que los leyera¡±, puntualiza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.