Antonio Vega: cosas ¨ªntimas que su hermano nunca cont¨®
Fue su sombra, tambi¨¦n en los momentos malos. Carlos Vega habla sobre su estrecha relaci¨®n con el m¨²sico cuando se reedita una de los discos m¨¢s buscados de excantante de Nacha Pop, ¡®Escapadas¡¯
En los ¨²ltimos a?os de su vida Antonio Vega nunca se tumb¨® en una cama a dormir. Lo poco que descansaba lo hac¨ªa sentado. La guitarra apoyada en sus muslos. Enfrente, un ordenador. Estudiaba el instrumento. Lo tocaba. Manipulaba los sonidos que extra¨ªa en el ordenador. Volv¨ªa a los acordes. Si le entraba sue?o pon¨ªa el brazo derecho sobre la mesa para luego apoyar la cabeza. Dormitaba 10 minutos. Luego despertaba sobresaltado y regresaba al instrumento. As¨ª toda la noche. Esa sobrecogedora imagen que exhibi¨® en los ¨²ltimos a?os, encorvado, con la barbilla casi tocando su pecho, una estampa que parec¨ªa suplicar un abrazo, se debe a sus noches en vela con la columna sumisa. ¡°No quer¨ªa tumbarse, le daba p¨¢nico. Seguramente lo asociaba a no despertarse. Si se manten¨ªa en pie segu¨ªa tirando para adelante¡±, explica su hermano Carlos Vega.
Antonio Vega est¨¢ de nuevo estremeci¨¦ndonos. En realidad siempre lo est¨¢. Cada vez que recurrentemente suena El sitio de mi recreo, Lucha de gigantes o Chica de ayer. Su voz, nacida para provocar sacudidas emocionales, se abre paso otra vez con la edici¨®n de Escapadas, un ¨¢lbum con colaboradores (con Amaral, Enrique Urquijo, Ketama, Jarabe de Palo¡) y con interpretaciones en solitario desperdigadas (ese Romance de Curro el Palmo que casi supera a la original de Serrat) que estaba descatalogado y se reedita estos d¨ªas.
¡°Ayud¨¦ en todo lo que pude, de hecho casi m¨¢s all¨¢ de lo razonable. Hab¨ªa situaciones muy extremas. Sobre todo por el da?o que esa situaci¨®n estaba haciendo a nuestros padres¡±
Carlos Vega, 65 a?os (tres m¨¢s de lo que tendr¨ªa que Antonio) y arquitecto, tiene un evidente parecido f¨ªsico con su hermano. Recuerda mucho m¨¢s cuando se pone a hablar: su tono pausado, profundo y doliente remite directamente hacia el m¨²sico. Carlos y Antonio congeniaron especialmente en una familia de seis hermanos. ¡°Antonio y yo ¨¦ramos los que mejor nos llev¨¢bamos. Por afinidad con la m¨²sica. ?l tambi¨¦n se meti¨® en arquitectura, cuando yo llevaba cuatro a?os. Ten¨ªamos una relaci¨®n de confianza, pero hab¨ªa momentos en los que yo deb¨ªa reaccionar de otra manera¡±. Se refiere a las adicciones del m¨²sico. Carlos dedic¨® dos a?os de su vida a ser la sombra de su hermano para intentar que dejara el h¨¢bito de la hero¨ªna. ?l ten¨ªa 30, Antonio 27. ¡°Ayud¨¦ en todo lo que pude, de hecho casi m¨¢s all¨¢ de lo razonable. Hab¨ªa situaciones muy extremas. Sobre todo por el da?o que esa situaci¨®n estaba haciendo a nuestros padres. Siempre pens¨¦ que yo podr¨ªa sacarle de donde estaba, pero no fue as¨ª, porque era una misi¨®n imposible¡±, explica. Carlos reconoce que en alguna ocasi¨®n tuvo que ir a comprar material para su hermano.
Durante la conversaci¨®n emerge la figura materna de la familia, Mari Luz, que falleci¨® hace dos a?os, a los 90, ¡°y con la cabeza muy bien colocada¡±. Mujer en¨¦rgica, poderosa, ¡°roja¡± en un ambiente conservador (el padre, un m¨¦dico de prestigio, era de derechas) y envalentonada. Carlos recuerda el primer concierto de empaque de su hermano, cuando se dieron cuenta de que su carrera musical pod¨ªa ser algo serio. ¡°Fue antes del primer disco de Nacha Pop. Tocaron de teloneros de Siouxsie and The Banshees en la sala Barcel¨® [Madrid]. Yo me qued¨¦ sorprendido. Tocaban muy bien, mucho mejor que el resto de los grupos de la movida, que supl¨ªan sus carencias con extravagancia. Mi madre cre¨ªa que ten¨ªa que ir a ese concierto, para ver lo que era aquello, c¨®mo era ese ambiente donde se mov¨ªa su hijo. Tendr¨ªa unos 45 a?os. Se disfraz¨® casi de Alaska y fue sin dec¨ªrselo a nadie. Pero vino muy preocupada. No entendi¨® aquel ambiente¡±.
Los padres tuvieron que ver c¨®mo se les mor¨ªan tres de sus seis hijos: el mayor de un c¨¢ncer, una hija de un infarto y luego Antonio. ¡°Fue devastador para ellos¡±, se?ala Carlos, que tambi¨¦n perdi¨® a su mujer por c¨¢ncer de mama cuando el hijo de ambos ten¨ªa tres a?os. Cuando falleci¨® el m¨²sico, a su madre le salv¨® el clamor social. ¡°Para mi madre fue un descubrimiento ver c¨®mo la gente quer¨ªa y admiraba a Antonio. Mi madre no hab¨ªa vivido eso, hab¨ªa vivido la parte m¨¢s complicada de la vida de Antonio. Ella nunca se hab¨ªa metido a analizar su faceta art¨ªstica. No sab¨ªa que era tan famoso como artista. Y cuando se muri¨® y vio toda la reacci¨®n de la gente supuso un cierto consuelo¡±.
Recuerda el primer contacto de Antonio con la m¨²sica, mirando desde una puerta corredera de la casa familiar c¨®mo ¨¦l y el hermano mayor, Ricardo, daban clases particulares de guitarra cl¨¢sica. ¡°Mi padre era un gran aficionado. Le gustaba desde la ¨®pera a los Beatles. Ten¨ªa criterio. Quer¨ªa que aprendi¨¦semos m¨²sica. Pero Antonio no pod¨ªa acceder a las clases de guitarra porque no ten¨ªa tama?o de dedos. Nos espiaba mientras las recib¨ªamos. Cuando acababa la clase entraba, cog¨ªa la guitarra e intentaba tocar¡±, explica.
Los padres tuvieron que ver c¨®mo se les mor¨ªan tres de sus seis hijos: el mayor de un c¨¢ncer, una hija de un infarto y luego Antonio. ¡°Fue devastador para ellos¡±, se?ala Carlos
Antonio era muy entregado con lo que le gustaba. Se obsesionaba. Si se aficionaba al atletismo, so?aba con correr en una pista; si le daba por el alpinismo, le ve¨ªas en casa coronar la puerta del armario. Con la guitarra le pas¨® lo mismo. Tambi¨¦n con la astronom¨ªa, la ciencia, la f¨ªsica. Era extremo y profundizaba m¨¢s y m¨¢s. Tambi¨¦n le ocurri¨® con la droga. ¡°Quer¨ªa escapar. Le interesaba nada o poco lo que era el mundo terrenal. Necesitaba su mundo y vivir en ¨¦l¡±, se?ala su hermano.
?Antonio quer¨ªa desengancharse? ¡°?l dec¨ªa que s¨ª, yo dir¨ªa que no. Aprendi¨® a vivir de esa manera. Tuvo el privilegio de no verse obligado a recurrir a cosas sucias para conseguirla. Lo intent¨® en varias cl¨ªnicas. Pero sospecho que acept¨® ingresar por la presi¨®n familiar, pero ten¨ªa muy claro que no. De hecho, nada m¨¢s salir ya estaba otra vez ah¨ª¡±, explica, y expone una idea llamativa: ¡°A Antonio habr¨ªa que haberlo tratado de otra manera, casi subvencionarlo. ¡®Antonio, no vayas al poblado a pillar, que te lo traen a casa, que va a ser limpio, que no hay riesgo¡¡¯. A Antonio se le cuid¨® muy poco. Habr¨ªa que haberle cuidado casi te dir¨¦ que de una manera institucional. Lo digo con Antonio y con otros muchos. Vamos a cuidar a nuestra gente, a nuestros creadores, a la gente que enriquece la cultura. Es una idea revolucionaria e invendible, pero como utop¨ªa deber¨ªa ser as¨ª¡±.
¡°Antonio quer¨ªa escapar. Le interesaba nada o poco lo que era el mundo terrenal. Necesitaba su mundo y vivir en ¨¦l¡±
Y contin¨²a: ¡°Ser¨ªa por una cuesti¨®n de salubridad. Al final, el gran problema de las drogas est¨¢ en que conseguirlas te lleva al lumpen. Si ese lumpen no existe porque se convierte en un problema sanitario de gente con una enfermedad cr¨®nica y se hace cargo la sociedad, de repente todo ser¨ªa mucho m¨¢s sano. La gente no se meter¨ªa porquer¨ªa, no habr¨ªa sobredosis, no andar¨ªa por ah¨ª jug¨¢ndose la vida, o coger una infecci¨®n. Tendr¨ªa su tratamiento como lo tienen otros muchos enfermos cr¨®nicos¡±.
Carlos reconoce que ¨¦l tambi¨¦n llev¨® ¡°mala vida¡±, causante de los dos infartos que ha padecido con el resultado de cinco stent en su coraz¨®n. Lleva 35 a?os fumando, como demuestra durante la entrevista. Tiene dos hijos (con mujeres diferentes), de 28 y 43 a?os. Este segundo le ha hecho abuelo. Los nietos tienen hoy 12 y 14 a?os. Aunque ahora tiene pareja no comparten piso. ?l vive con su hijo de 28 a?os. Habla de la ayuda que le prest¨® Antonio cuando perdi¨® a su mujer, cuando el hijo con el que ahora vive ten¨ªa tres a?os: ¡°Hay una canci¨®n de Antonio que escribi¨® a mi mujer, Mercedes, y se la cant¨® justo el d¨ªa antes de morir. Se llama El murmullo de tus manos. Una preciosidad. Ella se fue con ese regalo. Tambi¨¦n nos compuso un tema a ella y a m¨ª, Mis dos amigos, con m¨²sica m¨ªa. Era muy detallista. Ten¨ªa una relaci¨®n especial con mi hijo Carlos¡±. A pesar de haber vivido de la arquitectura, Carlos compone, casi obsesivamente. Tiene 200 canciones en un caj¨®n. Y sigue.
Antonio Vega ingres¨® el 20 de abril de 2009 en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid. Estuvo all¨ª 22 d¨ªas, hasta que falleci¨® el 12 de mayo a los 51 a?os. La ¨²ltima persona que habl¨® con ¨¦l fue su hermano Carlos. Ocurri¨® as¨ª: ¡°Antonio no se quer¨ªa morir. Nunca pens¨® que se iba a morir. En el fondo ten¨ªa madera de superviviente. Hab¨ªa conseguido sobrevivir a todo. Un d¨ªa antes segu¨ªa hablando de discos futuros, de canciones¡ Ten¨ªa ganas de colaborar con gente, planes. Pero el c¨¢ncer le hab¨ªa devorado. La ¨²ltima persona que le dijo algo fui yo. Le susurr¨¦ cosas al o¨ªdo. Y se le cayeron las l¨¢grimas. Es una imagen que tengo grabada: sus l¨¢grimas cayendo mientras yo le dec¨ªa palabras de amor al o¨ªdo¡±.
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