Argentina frena la importaci¨®n de libros espa?oles por su ¡®mala tinta¡¯
Varios sellos y distribuidores se quejan de que el pa¨ªs, primer cliente del sector editorial de Espa?a, pide ¡°absurdos¡± an¨¢lisis qu¨ªmicos y retrasa los permisos durante meses
Si son m¨¢s de 500 ejemplares, se requiere analizar la tinta con la que est¨¢n impresos a la b¨²squeda de materiales pesados, mayormente plomo. Si la cantidad es inferior, basta un permiso oficial para aprobar su entrada, pero este se demora como nunca. Esa es la doble t¨¢ctica dilatoria que el Gobierno argentino est¨¢ utilizando en las ¨²ltimas semanas para frenar la importaci¨®n de libros espa?oles. La hip¨®tesis principal apunta a la falta de divisas en el marco de la aguda crisis que atraviesa el pa¨ªs como explicaci¨®n detr¨¢s de una medida que a?ade una nueva dificultad a la recuperaci¨®n del sector editorial espa?ol, que tiene en Argentina a su primer cliente: concentra el 35,2% de sus exportaciones, con una facturaci¨®n de 73,6 millones de euros, seg¨²n las ¨²ltimas cifras oficiales, de 2018.
¡°Eso ya se demostr¨® que es un absurdo, todas las pruebas dieron siempre negativo o con niveles irrelevantes¡±, asegura un distribuidor e importador argentino de diversas editoriales espa?olas que demanda anonimato. La referencia en pasado la motiva que la medida de control de malas tintas ya la aplic¨® Argentina entre 2011 y 2015, provocando que llegaran a transcurrir ¡°hasta dos meses para poder sacar los libros espa?oles de los barcos¡±, recuerda.
Los resultados de los an¨¢lisis tampoco fueron una sorpresa. ¡°Desde 1995, una directiva europea proh¨ªbe la utilizaci¨®n del plomo y otros componentes t¨®xicos para las tintas¡±, recuerda Antonio Mar¨ªa ?vila, secretario de la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a (FGEE). ¡°Es claramente una medida interior para ahorrar divisas y proteger a su industria gr¨¢fica¡±, apunta, en contraste con las declaraciones en su pa¨ªs del presidente de la Federaci¨®n Argentina de la Industria Gr¨¢fica y Afines, Juan Carlos Sacco, para quien la normativa es ¡°de sesgo ambientalista¡± y de salud. ¡°Afuera se imprimen muchos coleccionables que se venden en quioscos, la restricci¨®n apunta m¨¢s a eso, a proteger la industria de las imprentas¡±, apunta Pablo Braun, propietario de la editorial y librer¨ªa argentina Eterna Cadencia, informa Federico Rivas.
Si bien la resoluci¨®n recupera la dictada en 2010, el importador argentino empez¨® a detectar desde principios de junio un matiz crucial en su aplicaci¨®n: ¡°El permiso, si importabas menos de 500 ejemplares, sol¨ªa ser casi autom¨¢tico, tardaban apenas una semana; ahora no aprueban o lo hacen en cuentagotas, retard¨¢ndose entre dos y tres meses¡±.
¡°Nuestro distribuidor nos recomend¨® ya hace unas semanas que par¨¢ramos un env¨ªo¡±, admite Joan Tarrida, director general de Galaxia Gutenberg, inquieto porque la medida ¡°llega en plena preparaci¨®n de la campa?a de Navidad y no hace m¨¢s que a?adir incertidumbre¡±, en el contexto de los estragos del coronavirus en el sector. En su caso, el 20% de las ventas proviene de la exportaci¨®n, de la cual Argentina se lleva ¡°casi un 7%¡±. El mismo temor expresa Eva Congil, directora general de Anagrama, para la que el mercado argentino significa ¡°m¨ªnimo el 10%¡± de la facturaci¨®n.
Grandes lectores
¡°El drama estar¨¢ si no se van aprobando los permisos de entrada de las tiradas inferiores al medio millar y m¨¢s en editoriales que vendemos mucho fondo¡±, asegura Congil. De la mayor¨ªa de los t¨ªtulos, los editores espa?oles exportan entre 200 y 300 ejemplares, los que puede absorber un mercado como el argentino, de grandes lectores, pero de delicado poder adquisitivo.
Para Tarrida, ¡°la soluci¨®n pasa por imprimir m¨¢s all¨ª, que es lo que en parte tambi¨¦n buscan estas medidas, pero supone mayores problemas t¨¦cnicos e invertir m¨¢s en promoci¨®n porque lanzas m¨¢s ejemplares y te la juegas m¨¢s¡±. Para la directiva de Anagrama, ¡°si tienes autores argentinos en tu cat¨¢logo te puede ir un poco mejor, pero imprimir all¨¢ significa que dejas de hacer esos ejemplares en Espa?a en la tirada inicial y, por tanto, incide en tu rentabilidad¡±. En Anagrama, para la campa?a de Navidad la apuesta es lanzar con fuerza a Cristina Morales y a Guadalupe Nettel. De la mexicana estaba prevista la impresi¨®n de La hija ¨²nica, su ¨²ltimo libro, en Chile, pero lo acabar¨¢n ¡°haciendo en Argentina¡±.
Otro detalle es la calidad de las imprentas argentinas. ¡°Las artes gr¨¢ficas tienen una potencia menor que las espa?olas y hay pocas que puedan trabajar en digital para tiradas bajas¡±, admite el importador. Y hace hincapi¨¦ en los costes a?adidos, ¡°considerablemente altos¡±, de sobrepasar los 500 ejemplares de importaci¨®n, como la gesti¨®n previa de enviar dos ejemplares para el an¨¢lisis de tintas.
Si la situaci¨®n es compleja para las editoriales literarias, es ¡°casi insalvable¡± para las de libros infantiles, seg¨²n el mismo importador, ya que ¡°son tiradas muy grandes, que suelen hacerse en el mercado asi¨¢tico por los costes y que, t¨¦cnicamente, las imprentas argentinas dif¨ªcilmente pueden asumir¡±. Braun lo ratifica: ¡°A los que se les complica es a los que imprimen fuera, como en China¡±.
Si las editoriales espa?olas no prescinden del mercado argentino es porque en ¨¦l ¡°hay un n¨²cleo duro de lectores, es muy estable en ese sentido¡±, cree Congil. Pero hay cierto consenso en que la bibliodiversidad se resentir¨¢. ¡°En las famosas librer¨ªas de Buenos Aires hay mucho libro hecho fuera de Argentina; si esto sigue as¨ª mucho tiempo, obras de determinados autores no se ver¨¢n porque no hay editoriales argentinas que puedan adquirir hoy esos derechos y dudo que las agencias literarias los troceen en castellano para cada pa¨ªs porque ser¨ªa arriesgado¡±, piensa Tarrida. ¡°La otra vez las medidas no provocaron grandes hecatombes econ¨®micas, pero s¨ª favorecieron la paradoja de beneficiar a grandes grupos como Planeta o lo que hoy es Penguin Random House Grupo Editorial, porque imprimen ac¨¢ [Argentina] y pusieron muchos m¨¢s libros en circulaci¨®n, pero de un determinado tipo¡±, expone el empresario argentino, para quien la soluci¨®n estar¨¢, como entonces, en ¡°fijar unos cupos de importaci¨®n¡±.
En la FGEE no se han recibido, por ahora, quejas de los editores, afirma ?vila, si bien recuerda que las medidas argentinas ¡°violan toda normativa internacional¡± y no descartan ¡°avisar a las oficinas oficiales de comercio¡± y pedir ¡°alguna gesti¨®n diplom¨¢tica¡±.
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