Un viaje cinematogr¨¢fico en femenino por Euskadi
Las pel¨ªculas ¡®Akelarre¡¯ y ¡®Ane¡¯ indagan en el empoderamiento de la mujer en distintas ¨¦pocas de la historia del Pa¨ªs Vasco
Durante d¨¦cadas, se ha hablado del matriarcado vasco como un movimiento social. En el libro Mareas, Toti Mart¨ªnez de Lezea escribe la historia de 35 vascas en 35 pueblos de la costa para demostrar que en realidad la mujer vasca no aparece en los libros de Historia, aunque sea cierto que en algunos terrenos mandaba: empezando por la diosa Mari, la c¨²spide del olimpo euskald¨²n y siguiendo por la etxekoandre, la propietaria o mujer de la casa, una figura que llam¨® la atenci¨®n de los romanos. Tambi¨¦n Mart¨ªnez de Lezea subraya que la caza de brujas ocurri¨®, si no ¨²nicamente, casi por completo en el Pa¨ªs Vasco, donde los vecinos acusaban por rencillas y disputas a las mujeres de practicar la brujer¨ªa. De eso, no solo de eso, pero s¨ª en el coraz¨®n de su trama, hablaban dos pel¨ªculas muy distintas en el pasado festival de San Sebasti¨¢n, que acaban de llegar a las salas comerciales: Akelarre, del argentino Pablo Ag¨¹ero, y Ane, del bilba¨ªno afincando en Vitoria David P¨¦rez Sa?udo. Por cierto, ambos largometrajes comparten incluso actrices.
En Akelarre, Ag¨¹ero se planta en 1609 para mostrar c¨®mo un inquisidor tortura a un grupo de adolescentes de un pueblo costero mientras los hombres de la villa est¨¢n en el mar. Ellas solo tienen un poder, el de la palabra, e intentar¨¢n emplearlo para escapar de un destino funesto, como si fueran Sherezade en Las mil y una noches. "Jam¨¢s quise que mis protagonistas fueran brujas. Y recib¨ª presiones para lo contrario. El esquema cl¨¢sico de las pel¨ªculas de brujas est¨¢ marcado por un planteamiento masculino. Hay una investigaci¨®n en la que se discierne si son o no hechiceras y se acaba con un desenlace habitualmente derivado hacia el g¨¦nero fant¨¢stico¡±, advierte Ag¨¹ero. ¡°De una manera o de otra todas esas historias reproducen el discurso del inquisidor. Y eso me indigna¡±. El cineasta asegura que incluso hoy se mantiene esa tendencia: ¡°Porque es m¨¢s eficaz y comercial¡±.
Ane, que obtuvo dos premios en la secci¨®n Zinemira del pasado festival de San Sebasti¨¢n -entre ellos mejor pel¨ªcula-, salta a 2009. Su protagonista, Lide (Patricia L¨®pez Arn¨¢iz), trabaja como guardia de seguridad en las obras del AVE, que generan grandes protestas en la calle. Separada, vive con su hija adolescente, Ane. Un d¨ªa Lide vuelve de su jornada nocturna y Ane no est¨¢. Ni al d¨ªa siguiente. Y Lide, en su b¨²squeda, descubre que conoce muy poco a su hija. David P¨¦rez Sa?udo, director y coguionista junto a Marina Par¨¦s, explica: ¡°Muchas cosas las descubren los espectadores, est¨¢n arraigadas en la historia sin que los creadores sean conscientes. En todo caso, tanto Marina como yo procedemos de familias con mujeres fuertes¡±. El director lleva un tiempo en el equipo de investigaci¨®n G¨¦nero, Est¨¦tica y Cultura Audiovisual (GECA) de Francisco A. Zuri¨¢n en la Universidad Complutense, ¡°y de ah¨ª sale una sensibilidad hacia un tipo de cine que admiramos¡±. En el caso del director arranca con Tres d¨ªas con la familia, de Mar Coll. ¡°Siento que a¨²n queda todo un universo por contar. Y en Euskadi, la actividad pol¨ªtica ha hecho que el papel de la mujer en cualquier causa, me refiero no solo a feminismo sino a, por ejemplo, activismo medioambiental, est¨¦ muy arraigado¡±, cuenta.
?Se sienten cercanos estos creadores a sus personajes? El director argentino confiesa sentirse muy cercano a sus chicas de Akelarre, porque como creador se siente ¡°otra Sherezade que fabula¡±. Y ahonda: ¡°Todo cineasta vive en sus mil y una noches¡±. Tambi¨¦n ¨¦l creci¨® en un pa¨ªs reprimido, en un contexto rural de pobreza y grandes injusticias sociales. Pero no sufre la caza de brujas: ¡°Por suerte, aunque a veces como artista te demonizan, como hicieron con esas chicas¡±. Los inquisidores usaron contra ellas el uso de un idioma, el euskera, sin ra¨ªces latinas, ¡°casi diab¨®lico a sus o¨ªdos, y para ellos lo que no pertenec¨ªa a su cultura es obra del demonio¡±. En cuanto a P¨¦rez Sa?udo, ¡°veo a mi madre en mi protagonista, como por ejemplo su falta de filtro para muchas cosas¡±. Y es probable que Lide hubiera sido en el cine hace d¨¦cadas un personaje masculino, aunque se perder¨ªa la vertiente materna. ¡°Hay a veces un comentario terrible que dice: ¡®Es que es una mujer en un trabajo de hombres¡¯. Es curioso, porque he reflexionado mucho sobre esto. Me dedico a esto porque me dio clase Enrique Urbizu, un cineasta de universo masculino en el mejor sentido de la palabra, porque ahonda en la incomunicaci¨®n entre ellos, por ejemplo. Y a la vez me siento heredero de Loreak, 80 egunean, Amama y otras pel¨ªculas vascas recientes que muestran otra mirada al Euskadi femenino¡±.
Ag¨¹ero empez¨® su investigaci¨®n con La bruja: un estudio de las supersticiones en la Edad Media, del historiador franc¨¦s del siglo XIX Jules Michelet, ¡°que estuvo prohibido durante mucho tiempo, porque da voz a las mujeres, las empodera y confirma que la caza de brujas ya nac¨ªa desde el centro del poder, m¨¢s all¨¢ de las posibles denuncias vecinales¡±. Y por ¨¦l lleg¨® a Tratado de la inconsciencia de los malos ¨¢ngeles y demonios, del juez franc¨¦s Pierre de Lancre, magistrado enviado por Enrique IV, rey de Francia y de Navarra, a Labort, en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s, a purgar de brujas el territorio. El mismo t¨¦rmino akelarre es un invento de los inquisidores, que naci¨® en el proceso a las brujas de Zugarramurdi en 1609. No entend¨ªan la palabra euskera que se refiere a campo de pasto para las cabras, mencionada por las acusadas, y los sacerdotes y jueces lo convirtieron en prado del macho cabr¨ªo: ya ten¨ªan terreno de juego para el diablo. ¡°El pueblo vasco tiene historias y leyendas, pero no una cosmogon¨ªa fuerte como otras religiones¡±, apunta Ag¨¹ero. ¡°As¨ª que en realidad las supersticiones se la impon¨ªan desde fuera. Ellas son la resistencia¡±. Un proceso que se alarga durante siglos: ¡°En Espa?a ese aplastamiento de la Inquisici¨®n ha durado hasta hace bien poco. En mi anterior pel¨ªcula [Eva no duerme, sobre el traslado del cuerpo de Eva Per¨®n] hablaba de lo mismo, porque existe una continuidad en el tiempo de la opresi¨®n¡±. Y le asusta lo f¨¦rrea que es la sociedad, incluso hoy, ante los cambios: ¡°He tardado 10 a?os en poner en marcha este proyecto. Nunca perdi¨® actualidad. Eso habla de la falta de perspectiva que tenemos al observarnos¡±.
P¨¦rez Sa?udo tuvo las fuentes hist¨®ricas mucho m¨¢s cercanas, pero tambi¨¦n sinti¨® otras presiones: ¡°No pude reflejar las diferencias idiom¨¢ticas, el cruce y la mezcla de euskera y castellano que se da habitualmente, porque tienes que hacer equilibrios y algunas concesiones en el proceso de financiaci¨®n¡±. Pone como ejemplo de aciertos f¨ªlmicos de la plasmaci¨®n de la sociolog¨ªa de un territorio a La plaga, de Neus Ball¨²s, y a Oreina, de Koldo Almandoz. En Ane hay tambi¨¦n la plasmaci¨®n de un momento social y pol¨ªtico de Euskadi en 2009. ¡°La pregunta final es qu¨¦ es el progreso, si lo queremos y a costa de qu¨¦. Si miras la Alemania del primer tercio del siglo XX es fascinante. Toda una explosi¨®n de talento art¨ªstico y cient¨ªfico. Y mira d¨®nde acabaron. A m¨ª me entran dudas con el progreso. El siglo XX es la eterna b¨²squeda de la agilidad para el veh¨ªculo, y ahora descubrimos que el ciudadano no cabe¡±. Puede que porque el progreso solo se mide en t¨¦rminos tecnol¨®gicos. ¡°No hay un ministerio de la Filosof¨ªa. ?D¨®nde est¨¢ la mejora de la calidad, la adquisici¨®n de valores¡±, reflexiona. Si hay algo que marca Ane es la frontera. Est¨¢ llena de esas marcas: exterior e interior, mundos que no se solapan, la v¨ªa del tren que corta en dos las ciudades, una chica a punto de cumplir 18 a?os. ¡°Y luego las emborronamos, ?verdad? Cruzamos y nos interrogamos. Rehuimos la definici¨®n".
P¨¦rez Sa?udo es m¨¢s optimista en el futuro femenino, y pone como ejemplo las manifestaciones del 8-M en su barrio de Vitoria, Salburua, ¡°impensables hace unos a?os en una ciudad como Vitoria¡±. Al final, no le movi¨® un impulso de retratar a las mujeres vascas, ¡°sino que en realidad surge de forma natural, porque llevaba a?os masc¨¢ndolo¡±. Ag¨¹ero basa su discurso feminista en el historiador Michelet: ¡°?l peleaba por otra sociedad mejor, con igualdad. Por eso mucha gente se hac¨ªa luciferiana: el fuego quemar¨ªa y limpiar¨ªa, como un moderno Prometeo. Esas mujeres siguen en lucha, volvi¨® en la d¨¦cada de los sesenta del siglo pasado y ha resurgido en los ¨²ltimos tres o cuatro a?os. Esperemos que esta vez la igualdad sea definitiva¡±.
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