La vida del matem¨¢tico Alan Turing sube a escena
La obra, escrita por Beno?t Soles y aclamada en Francia, reconstruye la historia del genio que ayud¨® a la victoria de los Aliados, pero padeci¨® el acoso de las autoridades por su homosexualidad
Con 13 a?os y su impecable uniforme, Alan Turing se sent¨ªa feliz el primer d¨ªa ante la verja de su nuevo colegio, en el suroeste de Inglaterra. ¡°Si me hubieran advertido del acoso escolar que me esperaba all¨ª, habr¨ªa sido menos entusiasta¡±, dice el chico, que hab¨ªa recorrido en bicicleta, en dos etapas, los 90 kil¨®metros que le separaban de su domicilio. Es el primer recuerdo que cuenta de su atormentada vida el personaje del matem¨¢tico en La m¨¢quina de Turing, el nuevo montaje que dirige Claudio Tolcachir, interpretado por Daniel Grao y Carlos Serrano.
La obra busca sacar a la luz al hombre solitario y perseguido por su homosexualidad, que se escond¨ªa tras el genio que descifr¨® la sofisticada m¨¢quina alemana conocida como Enigma, lo que contribuy¨® a la derrota de Hitler en la Segunda Guerra Mundial. La tr¨¢gica vida de Turing ha dado lugar a varios libros y biograf¨ªas ¡ªuna de las cuales fue llevada al cine en Descifrando el enigma la pel¨ªcula que recibi¨® siete nominaciones al Oscar y que obtuvo el galard¨®n al mejor guion adaptado¡ª, pero el texto de la obra La m¨¢quina de Turing es del actor y dramaturgo franc¨¦s Beno?t Soles (1972) y ha sido una de las funciones m¨¢s exitosas en Francia desde su estreno en 2018-. All¨ª consigui¨® cuatro de los prestigiosos premios de teatro Moli¨¨re un a?o despu¨¦s y aun se sigue representando. El montaje se estrena en los Teatros del Canal, en Madrid, el jueves 22 de octubre y estar¨¢ en cartel hasta el 15 de noviembre.
Winston Churchill felicit¨® a Turing por su trabajo que consigui¨® acortar, seg¨²n el entonces primer ministro brit¨¢nico, la guerra al menos dos a?os y salvar as¨ª millones de vidas. Pero le pidi¨® guardar el secreto, y no fue esa la ¨²nica informaci¨®n que tuvo que esconder el brillante profesor tartamudo y t¨ªmido. Alan Turing (1912-1954) se suicid¨® cuando ten¨ªa 41 a?os tras ser condenado por su homosexualidad. Muri¨® al morder una manzana a la que ¨¦l mismo hab¨ªa inyectado cianuro. Hasta 1967, se explica en la funci¨®n, casi 50.000 homosexuales fueron condenados y castigados por la ley en Gran Breta?a. No fue hasta 2013 cuando la reina Isabel II indult¨® a este hombre, pionero en el mundo de los ordenadores y de las m¨¢quinas pensantes.
Una historia de silencios
Sobre el escenario, tres grandes m¨®dulos rectangulares acogen las distintas secuencias y momentos que narra una obra en la que se intercalan saltos cronol¨®gicos. Sobre los bloques se proyectan n¨²meros; figuras y signos geom¨¦tricos que relucen y estallan; tropas alemanas en formaci¨®n; la imagen de Churchill haciendo una uve de victoria; y hasta los dibujos animados del cuento de Blancanieves. Daniel Grao interpreta a Turing, y Carlos Serrano da vida a tres personajes (un polic¨ªa, un campe¨®n del ajedrez, y un camarero que fue amante del genio matem¨¢tico).
La fr¨ªa parafernalia de m¨¢quinas y signos desplegada en el escenario acoge, sin embargo, una historia humana de silencios. Turing, seg¨²n Carlos Tolcachir (Buenos Aires, 45 a?os), ¡°viv¨ªa en muchas c¨¢rceles: la de su propia cabeza, la de su comportamiento, la de su sexualidad, y tambi¨¦n la de ver lo que en el futuro ha sido la computadora, algo que nadie m¨¢s ve¨ªa".
El montaje, defiende el director, es una indagaci¨®n en la historia de alguien extraordinario a qui¨¦n trataban de loco: "Me conmueve mucho pensar en lo que el poder pol¨ªtico hizo con ¨¦l. Le llamaron, le obligaron a callarse la boca y cuando les result¨® inc¨®modo se deshicieron de ¨¦l y lo condenaron¡±. Tolcachir lamenta que la relaci¨®n delas esferas de poder gubernamental con los ciudadanos hoy en d¨ªa ¡°sigue siendo bastante parecida¡±.
Daniel Grao (Sabadell, 44 a?os) y Carlos Serrano (Alicante, 31 a?os) apuntan, en la entrevista realizada unos d¨ªas despu¨¦s del ¨²ltimo ensayo en el Teatro Municipal de Torrej¨®n de Ardoz, que Turing qued¨® marcado tr¨¢gicamente por la p¨¦rdida de su mejor amigo en el colegio. ¡°Es demoledor pensar c¨®mo se acab¨® con esta mente tan brillante. Ese final tr¨¢gico de alguien que ha hecho tanto por los dem¨¢s y que fue un visionario y pionero de la ciencia es aterrador¡±, dice Grao, mientras que Serrano pone el acento en el martirio que sufri¨® Turing por su condici¨®n sexual. ¡°Se le perdon¨® oficialmente tan solo hace unos a?os. Pero se sigue sin perdonar a los homosexuales en muchos ¨¢mbitos y pa¨ªses¡±, a?ade Serrano.
A Turing le inyectaban una vez al mes hormonas femeninas. ¡°Quieren hacerme un nuevo hombre¡ o una nueva mujer. Aparte de las peque?as molestias, como la voz quebrada, ahora resulta que me crecen los pechos¡±, se lamentaba el matem¨¢tico d¨ªas antes de poner fin a su vida.
Para el director Tolcachir, y los actores, el montaje de La m¨¢quina de Turing supone su vuelta a los escenarios tras el par¨®n impuesto por la pandemia. Est¨¢n ilusionados por reencontrarse con el p¨²blico. ¡°El teatro tiene el poderoso rol de luchar contra los prejuicios y cuestionar las certezas. Desde el escenario se trabaja sobre la tolerancia, porque el espectador tiene que hacer el ejercicio de ponerse en el lugar del otro y empatiza con alguien que es diferente¡±, proclama Tolcachir.
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