El museo Thyssen reconstruye la colecci¨®n del bar¨®n
'Expresionismo alem¨¢n¡¯ re¨²ne obras de un arte que los nazis tacharon de degenerado
El colorido salvaje, el caos o la belleza son algunas de las muchas palabras que servir¨ªan para definir lo que supuso el expresionismo, el movimiento que, en sus diferentes versiones, se desarroll¨® en Alemania durante las primeras d¨¦cadas del siglo XX. Se trataba de una manera de entender el arte que, como otras, fue calificado de degenerado por Hitler y que fue particularmente detestada por Heinrich Thyssen (1875-1947), iniciador de una colecci¨®n en la que siempre prefiri¨® el arte antiguo al moderno. Para ¨¦l, el arte acababa en el siglo XVIII.
Sin embargo, hubo dos razones por las que el heredero de la colecci¨®n familiar decidi¨® volcarse en el expresionismo, en opini¨®n de Guillermo Solana, director art¨ªstico del Thyssen. La primera, matar al padre, que le hab¨ªa hecho crecer con el mayor desprecio al arte moderno. Y, en segundo lugar, la entrada de obras repudiadas por los nazis le ven¨ªa bien al bar¨®n para limpiar el nombre de la familia (su t¨ªo Fritz fue seguidor y patrocinador de Hitler).
En ese deseo de ruptura con el pasado, el bar¨®n Han Heinrich Thyssen Bornemisza adquiri¨® una impresionante colecci¨®n de obras que forman parte de la exposici¨®n Expresionismo alem¨¢n, que se puede ver en el museo madrile?o desde hoy hasta el 14 de marzo. Se muestran 80 obras, de las que 44 proceden de la colecci¨®n del museo, otras 18 son propiedad de su viuda, Carmen Thyssen, y est¨¢n incluidas en el dep¨®sito temporal pendiente de resoluci¨®n con el Gobierno de Espa?a. El resto han sido prestadas por Francesca y Alexander Thyssen, hijos del bar¨®n, que se exponen bajo el cr¨¦dito Thyssen-Bornemisza Collections.
La exposici¨®n suple a la que el museo ten¨ªa previsto dedicar a Magritte, que queda pospuesta por la pandemia, y se adelanta as¨ª a los homenajes programados el pr¨®ximo a?o para celebrar el centenario del nacimiento del bar¨®n, el 13 de abril de 2021.
Paloma Alarc¨®, jefa de Conservaci¨®n de Pintura Moderna del Thyssen, ha dividido el recorrido en ocho secciones, en las que intenta desgranar el tipo de coleccionista que fue el bar¨®n a partir del proceso de creaci¨®n de las pinturas, su relaci¨®n con los marchantes y los proyectos expositivos que organiz¨® para difundir su colecci¨®n en el contexto internacional, hasta la venta de 775 obras al Estado espa?ol en 1993 por 350 millones de d¨®lares (296 millones de euros).
Las paredes de las salas de la exposici¨®n recogen frases pronunciadas o escritas por el bar¨®n, en las que se resume su af¨¢n coleccionista y en las que habla de su relaci¨®n personal con cada una de las pinturas que integran su colecci¨®n. ¡°Yo sent¨ªa en este arte un esp¨ªritu distinto, un esp¨ªritu de libertad que romp¨ªa totalmente con la tradici¨®n acad¨¦mica¡±, puede leerse al principio del recorrido.
Obras de Ernst Ludwig Kirchner, Van Gogh, Edvard Munch son algunos de los referentes de los que se sirve la comisaria para adentrar al espectador por el mundo de colorido salvaje y de subjetividad que m¨¢s adelante se ve en ¨®leos o acuarelas de Paul Klee, Wassily Kandinsky o Karl Schmidt-Rottluff. Generosamente representado est¨¢ Emil Nolde, uno de sus artistas favoritos y ¡°responsable¡± de la colecci¨®n moderna del bar¨®n, ya que con la compra de su acuarela La joven pareja, en 1961, Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza se inici¨® en el expresionismo.
Alarc¨® se?ala que el inter¨¦s del bar¨®n se dirigi¨® en primer lugar hacia las obras del grupo Die Br¨¹cke (El Puente), de Dresde, y m¨¢s tarde en los componentes de Der Blaue Reiter (El Jinete azul), activos en Murnau y M¨²nich, as¨ª como en otros expresionistas. ¡°Todos compart¨ªan una misma forma de entender el arte, que part¨ªa de la visi¨®n interior del artista y sustitu¨ªa la imitaci¨®n de la realidad por la invenci¨®n de una realidad nueva¡±, resume Alarc¨®.
La espectacularidad de ¡®Metr¨®polis¡¯
La exposici¨®n incluye cinco pinturas que estuvieron colgadas en museos alemanes y que llegaron a ser requisadas por los nazis y despu¨¦s vendidas para recaudar fondos para la guerra. Una de las m¨¢s espectaculares es Metr¨®polis, de George Grosz, adquirida en 1924 por la Kunsthalle de Mannheim y requisada en 1937 por considerarla ¡°una herramienta de propaganda marxista contra el servicio militar¡±.
Fue una de las 6.000 que requis¨® el nazismo. Las otras piezas confiscadas son Nubes de verano, de Nolde (entr¨® en la colecci¨®n Thyssen-Bornemisza en 1972), Dos desnudos femeninos en un paisaje, de Otto Mueller; Feria de caballos, de Max Pechstein, y Cabeza de mujer (Retrato de Siddi Heckel), de Erich Heckel.
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