Marihuana con marca registrada
La legalizaci¨®n de la hierba proporciona una nueva fuente de ingresos para grandes ¡®fumetas¡¯, vivos o muertos
En los a?os sesenta, una cepa de marihuana alcanz¨® dimensiones m¨ªticas. Acapulco Gold crec¨ªa en las monta?as del Estado de Guerrero que rodean a esa ciudad tur¨ªstica (lo de gold era por sus matices dorados). Se trataba de un producto elitista: se supone que lo fumaba el astro del rock encarnado por Mick Jagger en la pel¨ªcula de culto Performance (1970); era mencionado en canciones de Led Zeppelin y otros.
Sobre todo, inspir¨® a escritores de ciencia ficci¨®n, desde L. Ron Hubbard a Norman Spinrad, que anticiparon la legalizaci¨®n de la hierba para uso recreativo (en verdad, nadie imagin¨® que el caballo de Troya ser¨ªa la marihuana medicinal). En 1972, un autor de thrillers llamado Edwin Corley public¨® Acapulco Gold, donde un creativo publicitario preparaba secretamente la campa?a de lanzamiento en Estados Unidos del primer cigarrillo de marihuana legal.
En el libro, que tuvo incluso traducci¨®n al espa?ol, entre sombras rondaba la Coronet Tobacco Company, con acceso a informaci¨®n privilegiada proporcionada por el presidente del pa¨ªs, reci¨¦n elegido pero todav¨ªa no instalado en la Casa Blanca. Ya pueden imaginar la naturaleza del suspense y el desenlace.
En la realidad, la legalizaci¨®n de incluso las drogas blandas result¨® ser un asunto venenoso: hasta Barack Obama altern¨® entre gestos de comprensi¨®n y posturas represivas; solo en su segundo mandato declar¨® que conven¨ªa tratar el tema como ¡°un problema de salud p¨²blica¡±. Y las empresas tabacaleras, universalmente vilipendiadas, en general evitan acercarse a tan espinoso negocio. Por lo que se sabe, detr¨¢s del actual boom de la marihuana legal est¨¢n fondos de capital riesgo, con paciencia suficiente para navegar por el laberinto de regulaciones en los estados tolerantes
En las publicaciones econ¨®micas lo llaman la ¡°fiebre del oro verde¡±. Una de las particularidades del mercado es la abundancia de productos patrocinados. Patrocinados por famosos m¨¢s o menos conectados con los porros y algunos que no, para nada. Francis Ford Coppola vende cannabis empaquetado en botellas, en un gui?o a su actual oficio de bodeguero. Jane Fonda y Magic Johnson son los embajadores de Uncle Bud¡¯s, una empresa de productos cosm¨¦ticos y analg¨¦sicos basados en el cannabidiol. M¨¢s comprometido est¨¢ Jim Belushi, que vende cajetillas Blues Brothers procedentes de su granja de Oreg¨®n.
Docenas de grandes porretas musicales tienen su marca a la venta. Desde el eterno Willie Nelson a ilustres difuntos, como Jerry Garc¨ªa o Bob Marley (sus productos compiten con los de su hijo Julian e incluso con los de un nieto, Nico Marley). Los raperos, especialmente ¨¢giles en rentabilizar su reputaci¨®n, se han apuntado al negocio: no faltan los que siempre han publicitado el producto, como Snoop Dogg o B-Real (cabecilla de Cypress Hill), pero tambi¨¦n se ha unido alguien con perfil de businessman como Jay-Z.
Atenci¨®n: todas estas iniciativas son anteriores a la pandemia. Si se prolonga la sequ¨ªa de actuaciones, veremos multiplicarse la oferta: los antiguos forajidos ahora convertidos en modelos de consumo. No diremos que consumo responsable pero s¨ª, insisten todos los fabricantes, de elaboraci¨®n impecablemente ecol¨®gica.
Babelia
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