La misteriosa muerte de la joven celta Aiia
Los expertos resuelven, tras interpretar dos l¨¢pidas incrustadas en una casa de Burgos, c¨®mo muri¨® una mujer en la ciudad romana de Clunia Sulpicia hace 2.000 a?os
Clunia Sulpicia fue durante mucho tiempo capital del conventus Cluniensis, demarcaci¨®n territorial que pertenec¨ªa a la provincia de la Hispania Citerior Tarraconensis, la gran divisi¨®n administrativa romana que ocupaba m¨¢s de la mitad norte de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Clunia, que tom¨® su nombre de un top¨®nimo ar¨¦vaco ¡ªuno de los pueblos que compon¨ªan la familia celt¨ªbera¡ª fue abandonada hacia el siglo V. Por ello, muchas de sus valiosas piedras se reutilizaron durante siglos para levantar las cercanas poblaciones de Pe?alba de Castro, Coru?a del Conde y Huerta de Rey (Burgos). Y con el ir y llevar de grandes sillares y lanchas se trasladaron tambi¨¦n las huellas de un crimen. Ahora se ha publicado el estudio el Asesinato en el coraz¨®n de Clunia, del catedr¨¢tico de la Universidad Aut¨®noma de Madrid Javier del Hoyo y del investigador Mariano Rodr¨ªguez Ceballos, donde recrean la muerte violenta de la joven celta Aiia hace 2.000 a?os.
En el n¨²mero 34 de la calle de Palacios, en Huerta de Rey, se levanta una vivienda con su fachada recubierta de pizarra de Bernardos (Segovia) en la que se incrust¨® ¨Dnadie sabe cu¨¢ndo¨D una estela de caliza blanquecina que se parti¨® en dos grandes trozos. Uno de ellos ¨Ddonde el escultor tall¨® el rostro de una mujer rodeada de una guirnalda¨D perdi¨® su parte superior con el fin de poder encajarlo en el edificio, al igual que la zona inferior, a la que se seccion¨® un rengl¨®n completo de texto, posiblemente el que estaba en contacto con la tierra de la tumba.
De todas formas, el segundo fragmento conserva cuatro l¨ªneas, aunque que se han perdido las ¨²ltimas letras de cada una de ellas tapadas por el cemento. Sin embargo, como en 1983 se le hicieron unas fotograf¨ªas, los expertos han podido recuperar el texto completo. Las letras no tienen todas el mismo tama?o ¨Doscilan entre los 5,5 y los 2,1 cent¨ªmetros¨D, a pesar de que las grandes dimensiones de la estela no obligaban a reducirlas. Los especialistas sostienen que esta caracter¨ªstica ¡°ha aparecido en otras inscripciones de los talleres de Clunia¡±. Algo as¨ª como una especie de firma de los talleres locales. En la estela se puede leer: ¡°A Aya Turelia, hija de Gayo Turelio, de ?veintiocho? a?os de edad, asesinada por un esclavo. Gayo Turelio y Valeria¡¡±
¡°Aiia es nombre celta y es la primera inscripci¨®n que existe en Hispania con ¨¦l, aunque se encuentra atestiguado en Germania. Es digno de destacar el sistema onom¨¢stico de la difunta, ya que siendo hija de dos padres con nombres plenamente romanos, presenta un primer nomen celta como si se tratara de un praenomen [equivalente a nuestro nombre de pila, en este caso Aiia] y otro nomen [algo as¨ª como un apellido] que hereda directamente de la familia Turellia, lo que es muy poco habitual en la geograf¨ªa del Imperio¡±, explica Javier del Hoyo.
Mariano Rodr¨ªguez Ceballos cree que ¡°parece como si hubiera habido un proceso de integraci¨®n de lo romano en lo celta, al contrario de lo esperado. La filiaci¨®n indicando el praenomen y nomen del padre no es habitual. La repetici¨®n del nomen paterno puede deberse al deseo de destacar la singularidad de una gens [familia] bastante desconocida¡±. As¨ª, a partir de estos nombres y apellidos, los expertos han elaborado el peque?o ¨¢rbol geneal¨®gico familiar con presencia celta en la segunda generaci¨®n: Aiia era hija de Turellius y Valeria.
En cuanto al modo que indica la forma de morir de la joven, el estudio se?ala que ¡°es destacable el uso del verbo occidere, m¨¢s espec¨ªfico que interficere (matar en general), ya que el primero suele indicar una muerte violenta, especialmente la realizada con un objeto cortante; es decir, con un arma blanca¡±. Fue, por tanto, acuchillada. ¡°En la epigraf¨ªa latina, hay varios casos de interfectus y muy pocos de occisus. En la l¨¢pida, en cambio, se omite la causa por la que fue asesinada¡±. El estudio, no obstante, fecha el momento de su fallecimiento en la segunda mitad del siglo I, bas¨¢ndose en la iconograf¨ªa utilizada para tallar el busto de la difunta.
Este no es el ¨²nico ejemplo de restos romanos hallados en Huertas de Rey. Se tiene constancia de que hasta, al menos, 1962 exist¨ªa otra estela, ¡°en el corral de don Gregorio C¨¢mara, de Huerta del Rey, frente a la escuela nacional¡±. Pero en 1983, cuando los arque¨®logos De Palol y Vilella lo estudiaron por primera vez, ya hab¨ªa desaparecido. De todas formas, como se conserva una fotograf¨ªa, se ha podido leer su inscripci¨®n; ¡°A Terencio Reburro, de cincuenta a?os de edad, Lucio Flavio¡±.
Hoy d¨ªa, Clunia Sulpicia es un yacimiento visitable. Contaba con infraestructura subterr¨¢nea para el abastecimiento de agua, un gran espacio p¨²blico (foro), donde se realizaban las funciones jur¨ªdicas, pol¨ªticas, comerciales y religiosas, adem¨¢s de complejos termales y uno de los teatros m¨¢s grandes documentados en la pen¨ªnsula.
Su equipo arqueol¨®gico destaca que en la campa?a de 2020 se ha llevado a cabo una limpieza superficial y el desbrozado de toda la vegetaci¨®n existente como consecuencia de la covid-19. Se ha inaugurado, adem¨¢s, la segunda fase de la restauraci¨®n del teatro y se han terminado las labores de consolidaci¨®n ¡°del aedes [parte del foro] para que este pase a formar parte del itinerario de visita al yacimiento dentro de poco tiempo¡±.
En cambio, para ver la l¨¢pida de Aiia, ser¨¢ necesario desplazarse ocho kil¨®metros, a Huerta de Rey, la bella localidad ¡ªest¨¢ rodeada de bosques de pino negral, albar y enebros¨D y conocida como el ¡°pueblo de los nombres raros¡±: Filadelfo, Hier¨®nides, Sindulfo, Burgund¨®fara o Alpidia se llaman algunos de sus vecinos. Y ahora Aiia.
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