Un restaurante de comida r¨¢pida de Pompeya, otro descubrimiento bajo las cenizas de la ciudad
Un equipo de arque¨®logos halla un termopolio donde se serv¨ªan alimentos y bebidas para llevar que puede arrojar pistas sobre los h¨¢bitos de consumo de la ¨¦poca
La inagotable m¨¢quina del tiempo de Pompeya nunca se cansa de arrojar atisbos del pasado, que a veces permiten tambi¨¦n conocer hasta el sabor de la vida en la antig¨¹edad. Los arque¨®logos han descubierto all¨ª un termopolio, un establecimiento donde se serv¨ªa comida y bebida, que se mantiene pr¨¢cticamente intacto. La decoraci¨®n, con frescos de animales pintados con colores tan vivos que parecen tridimensionales, se preserva casi inalterada y se han encontrado adem¨¢s restos de alimentos que se han conservado a lo largo de los siglos en el mismo lugar que estaban cuando el Vesubio entr¨® en erupci¨®n y el calendario se detuvo a los pies del imponente volc¨¢n.
Este nuevo testimonio de la vida cotidiana que qued¨® atrapado durante cerca de dos milenios debajo de toneladas de piedras, barro y lava se trata de otro de los extraordinarios tesoros que est¨¢n arrojando las excavaciones en los ¨²ltimos a?os. En este periodo el parque arqueol¨®gico ha entrado en una segunda vida, con un impulso renovado, sobre todo en el mantenimiento y restauraci¨®n del ¨¢rea de la Regio V, despu¨¦s de un tiempo de abandono.
El termopolio, algo similar a un establecimiento equiparable a los puestos de comida callejera de hoy en d¨ªa, era el lugar en el que se serv¨ªa comida a las clases m¨¢s bajas de la ciudad, como explican los arque¨®logos. Los envases encontrados con restos de alimentos apuntan al origen de la gastronom¨ªa ¡°para llevar¡±. Se sabe que los pompeyanos ten¨ªan por costumbre disfrutar de la comida al aire libre, alentados por el clima del apacible golfo de N¨¢poles. En los termopolios, como indica su nombre de origen griego, se pod¨ªa comer y beber sustento caliente que se conservaba en grandes recipientes denominados dolia, que estaban incrustados en un mostrador de mamposter¨ªa. Eran muy habituales en el mundo romano, solo en Pompeya hay unos 80 establecimientos de este tipo, pero ninguno tiene la barra completamente pintada como este, lo que confirma la excepcionalidad del hallazgo. El mostrador, conservado por las cenizas volc¨¢nicas, hab¨ªa sido parcialmente desenterrado en 2019, pero los trabajos se extendieron para intentar preservar todo el lugar lo mejor posible.
Los expertos ya est¨¢n estudiando, con t¨¦cnicas interdisciplinarias, el nuevo material para comprobar de qu¨¦ modo este descubrimiento puede ampliar el conocimiento sobre la dieta y los h¨¢bitos de consumo de la ¨¦poca romana. ¡°Adem¨¢s de ser un testimonio m¨¢s de la vida cotidiana en Pompeya, las posibilidades de an¨¢lisis de este termopolio son excepcionales, pues por primera vez se ha excavado todo un entorno con metodolog¨ªas y tecnolog¨ªas de vanguardia que est¨¢n devolviendo datos in¨¦ditos¡±, ha explicado Massimo Osanna, director general del Parque Arqueol¨®gico de Pompeya.
Cuando comenzaron a excavar, con lo que primero se toparon los arque¨®logos fue con las decoraciones del mostrador del termopolio: la imagen de una nereida (ninfa) a caballo en un entorno marino, adem¨¢s de otros animales, como un gallo, o un pato, de colores brillantes. Tambi¨¦n encontraron una ilustraci¨®n similar a un letrero comercial de la tienda y diferentes objetos de despensa y de transporte: nueve ¨¢nforas, un recipiente en bronce, dos frascos y una olla de cer¨¢mica.
Los primeros an¨¢lisis en el laboratorio confirman que las pinturas del mostrador representan, al menos en parte, los alimentos y bebidas que realmente se vend¨ªan en el termopolio. De hecho, se han encontrado fragmentos de hueso de pato dentro de uno de los recipientes, junto con restos de cerdo, cabrito, pescado y caracoles de tierra, lo que atestigua la gran variedad de productos de origen animal que se utilizaban en la ¨¦poca para la elaboraci¨®n de los platos. Adem¨¢s, en el fondo de una botella han aparecido habas molidas, que seg¨²n los estudiosos, se utilizaban para modificar el sabor y blanquear el color del vino. En uno de estos dibujos, el de un perro, se aprecia una inscripci¨®n que define el humor escatol¨®gico de la ¨¦poca: ¡°Nicia cinaede cacator¡± (Nicia es un cag¨®n maric¨®n), probablemente un insulto al due?o del negocio.
Otro dato interesante es que en la misma sala, detr¨¢s del mostrador, se han descubierto tambi¨¦n huesos humanos de v¨ªctimas de la violenta erupci¨®n. En este caso, a diferencia de la gran cantidad de cuerpos perfectamente conservados que han emergido a lo largo de los siglos, los restos est¨¢n gravemente da?ados por el paso de excavadores clandestinos que durante el siglo XVII expoliaron el yacimiento en busca de objetos de valor. Los expertos creen que los huesos pertenecen a un individuo de unos 50 a?os que estaba tumbado, probablemente en una cama, cuando lleg¨® la terrible colada pirocl¨¢stica que arras¨® la ciudad. Tambi¨¦n se han encontrado otros huesos, a¨²n por investigar, dentro de un gran recipiente, probablemente colocados all¨ª por los primeros expoliadores.
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