La cronista de los indocumentados en Estados Unidos
Karla Cornejo Villavicencio ha escrito uno de los libros del a?o en aquel pa¨ªs, sobre la dif¨ªcil experiencia de los migrantes
¡°No me permit¨ªa a m¨ª misma sentir alegr¨ªa, porque me daba miedo aferrarme a cualquier cosa y luego verme obligada a dejarla¡±, escribe Karla Cornejo Villavicencio, autora de 31 a?os que naci¨® en Ecuador y que ha vivido en Nueva York desde los cinco, en The Undocumented Americans (Los americanos indocumentados). Su primer libro, publicado en marzo por Random House, ha sido uno de los m¨¢s celebrados este a?o en Estados Unidos entre los cr¨ªticos. La escritora se ha convertido en la primera persona indocumentada en ser finalista del prestigioso National Book Award. El expresidente Barack Obama recomend¨® su libro como uno de los mejores de 2020 en las listas que hace cada a?o y que publica a trav¨¦s de sus redes sociales.
The Undocumented Americans ¡ªuna mezcla entre biograf¨ªa, periodismo y algo de realismo m¨¢gico¡ª es una fotograf¨ªa del costo f¨ªsico y mental del sue?o americano en los cuerpos de 12 millones de personas indocumentadas en Estados Unidos. Es un viaje a la vida de los latinos que se enfermaron tras trabajar en las calles de Nueva York despu¨¦s del ataque a las Torres Gemelas; o los que intentan solucionar sus problemas de salud con rituales y hierbas en Miami; o los que buscan refugio en una iglesia para escapar a las autoridades de migraci¨®n. Es m¨¢s sobre soledad o depresi¨®n que sobre sue?os alcanzados. Pero tambi¨¦n es sobre la autora, sobre los a?os de infancia que estuvo separada de su familia cuando sus padres dejaron Ecuador sin ella, y sobre el precio psicol¨®gico que ha sido ver despu¨¦s a sus progenitores sobrevivir en la gran manzana sin seguro m¨¦dico ni derechos laborales. ¡°Me han diagnosticado trastorno l¨ªmite de la personalidad, depresi¨®n, ansiedad y transtorno obsesivo compulsivo¡±, admite Cornejo Villavicencio en el libro.
Su obra es, en pocas palabras, un esfuerzo por pulverizar la leyenda del sue?o americano, incluso cuando se le toma a ella como ejemplo de ¨¦xito: una estudiante de Harvard y Yale, con un libro exitoso que alcanza la gloria. ¡°Mi mente es un verdadero infierno¡±, dice Cornejo Villavicencio a El PA?S.
Pregunta. Barack Obama recomend¨® su libro, lo que es algo parad¨®jico porque antes de Trump era considerado el presidente que m¨¢s personas indocumentadas hab¨ªa deportado. ?Ve esta recomendaci¨®n como un reflejo de un cambio cultural en Estados Unidos frente a c¨®mo se entiende la realidad de los indocumentados?
Respuesta. No, realmente no. La recepci¨®n de mi libro muestra que muchas personas latinx, o personas de familias migrantes ¡ªya sea de Asia o de ?frica¡ª, estaban esperando un libro como este. Pero a¨²n es muy pronto para saber cu¨¢l es el impacto que va a tener, ya sea en el mundo de las editoriales, del cine o de la televisi¨®n. Porque mi libro no fue un bestseller. A los lectores les gust¨® mucho, y los cr¨ªticos dijeron cosas muy buenas, pero no es como que haya hecho un mont¨®n de dinero con ¨¦l.
P. Comienza el libro diciendo que ha le¨ªdo muchos ejemplares sobre migrantes y que odia la mayor¨ªa.
R. Odiaba todo en todas partes, no solo libros de sociolog¨ªa que le¨ª en el posgrado, sino tambi¨¦n las novelas. No me gusta, por ejemplo, [la acad¨¦mica chicana] Gloria Anzald¨²a. Es muy importante y la respeto, pero los j¨®venes la citan mucho a pesar de que ella esencializ¨® nuestras identidades como una gente de color marr¨®n que est¨¢ muy conectada con la tierra. Por mucho tiempo pens¨¦ que hab¨ªa algo mal en m¨ª porque yo le¨ªa esas representaciones de las personas latinx y se dec¨ªa que para poder rechazar el colonialismo o a los gringos tenemos que estar conectados con la tierra. Pero yo soy de Brooklyn y odio ir a caminatas.
Otros libros que no me gustan nos representan como migrantes indocumentados que pagan impuestos y que tomamos los trabajos que los americanos no quieren hacer. Eso, se supone, nos hace merecernos la legalizaci¨®n, porque somos gente muy buena, muy humilde. Tampoco considero una virtud no tomar los puestos de los americanos. Esa fue la ret¨®rica que impulsaron activistas, apoyados por pol¨ªticos, para hacernos ver como corderos y poder aprobar proyectos de ley. Pero eso luego se filtr¨® en la literatura, en las pel¨ªculas, en la televisi¨®n, sin ning¨²n tipo de cr¨ªtica.
P. ?Y qu¨¦ influencias tuvo entonces para escribir este libro?
R. Escuch¨¦ mucho [al rapero] Kendrick Lamar, su canci¨®n Element porque me sent¨ªa en un punto en el que, si fallaba en este proyecto, mi familia va iba a volver a la extrema pobreza y no habr¨ªa forma de salir de ah¨ª. Tambi¨¦n mucho rock porque me sent¨ªa como una chica que no se encuentra en ning¨²n lugar y debe ense?arse a s¨ª misma c¨®mo tocar la guitarra. Me convert¨ª en escritora porque no pude tocar en una banda de rock. Por eso es que el libro se supone que deb¨ªa sonar como un ¨¢lbum de rock producido en un garaje.
P. El libro habla mucho del costo de ser indocumentado en la salud mental, en la suya y en la de los migrantes que entrevista. ?Fue dif¨ªcil escribir sobre este tema?
R. Es una responsabilidad que tengo como persona que vive con enfermedades mentales, y porque la percepci¨®n p¨²blica que se tiene de m¨ª es que todo funciona muy bien y que soy exitosa. Mis excentricidades son justificables para el mundo solo porque soy una artista. S¨¦, por mis lectores, que hay mucho miedo a salir del cl¨®set a una vida como la m¨ªa, que es queer e indocumentada, hay mucho estigma. Algo que descubr¨ª cuando estaba investigando para este libro es que muchos de nosotros tenemos cicatrices por estar separados de nuestros padres, o por vivir una vida de migraci¨®n con miedo o en la precariedad. As¨ª que, as¨ª tengamos una enfermedad mental o no, todos tenemos alg¨²n nivel de depresi¨®n, de ansiedad, de estr¨¦s post-traum¨¢tico.
P. Hay tambi¨¦n mucho sobre la maternidad en el libro: dice que no quiere tener hijos, habla con mujeres que tuvieron que abandonar a sus hijos, o que nunca quisieron ser madres, o de querer cuidar a unas chicas cuyos padres son indocumentados.
R. Lo mejor de los libros es que los lectores ven cosas que est¨¢n ah¨ª as¨ª los autores no hayan tenido la intenci¨®n de ponerlo. Tengo una relaci¨®n compleja con los cuidadores: con mi madre, mi padre, con figuras de autoridad y con el tema del abandono. No quer¨ªa escribir algo obvio sobre ese tema. Pero es algo que me impact¨®, algo que se infiltr¨® en m¨ª. Es una exploraci¨®n de un sentimiento de vac¨ªo que no he podido llenar, y que se dio en los primeros cinco a?os de mi vida en los que estuve sin mis padres.
P. El libro se public¨® en marzo, justo cuando se declar¨® la pandemia en el mundo. ?Qu¨¦ nueva historia sobre los migrantes indocumentados ha visto en estos meses?
R. En los primeros cap¨ªtulos yo hablo de c¨®mo las personas indocumentadas fueron los segundos en responder ante lo que pas¨® en el 9/11, y c¨®mo mi padre trabaj¨® como repartidor de domicilios durante 15 a?os. As¨ª que para m¨ª fue muy traum¨¢tico ver de repente que los que se consideraban trabajadores esenciales eran personas de color, personas migrantes y repartidores de domicilios. Las muertes en Nueva York entre los migrantes latinos eran de las m¨¢s altas en el barrio en el que vive mi padre. El d¨ªa en que Barack Obama recomend¨® mi libro fue el mismo d¨ªa en el que me enter¨¦ que mi t¨ªo tiene Covid-19, y ¨¦l es indocumentado, y ¨¦l es un portero.
P. ?Le sorprende el buen recibimiento que ha tenido el libro?
R. Dir¨ªa que todo el mundo se ha sorprendido... menos yo.
P. ?Y qu¨¦ dicen las personas de las que escribi¨®?
R. Les envi¨¦ el libro a algunos de los que hablan ingl¨¦s. Si eran los protagonistas de una secci¨®n se han sentido t¨ªmidos, otros han estado muy contentos de que haya escrito sobre ellos. Somos gente que est¨¢ acostumbrada a ser usada solo por nuestro cuerpo o nuestras historias, y luego dejados a un lado, olvidados. Me dijeron que cuando Univision sac¨® mi historia estaban muy orgullosos. Uno de ellos me dijo que este libro se sent¨ªa como una reparaci¨®n. Estoy ahora negociando para una traducci¨®n al espa?ol y espero que ellos sientan que les hice justicia con este libro.
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