Isidoro Valc¨¢rcel Medina: ¡°La libertad est¨¢ en no vivir de lo que produces¡±
El artista conceptual presenta su segunda pel¨ªcula en 47 a?os, 'Un di¨¢logo circunstancial', y hace un repaso de su trayectoria
El trasfondo del cortometraje se resume en un simple di¨¢logo. Una sucesi¨®n de palabras encadenadas entre tres personajes, dos hombres y una mujer. Pero, como suele ocurrir cuando se rasca sobre la superficie, tras lo aparentemente sencillo se esconde todo un laberinto de oportunidades, posibilidades latentes dispuestas a materializarse para cuajar un relato alternativo. Por eso, aunque el medio elegido ¡ªel cine¡ª marque casi una excepci¨®n en la extensa trayectoria del artista Isidoro Valc¨¢rcel Medina (Murcia, 83 a?os), la pel¨ªcula que ha dirigido recientemente junto al cineasta Luis Deltell, Un di¨¢logo circunstancial, no deja de percibirse como una gota dentro del mismo flujo de producci¨®n, arrastrado por la libertad a la hora de mirar y el convencimiento de que subvertir no significa otra cosa que ampliar esa visi¨®n del mundo. El filme, un juego en torno al concepto del montaje y sus posibilidades expresivas, se proyectar¨¢ hoy y el 11 de enero en el Museo Reina Sof¨ªa de Madrid, ambas fechas acompa?ado de coloquios con la participaci¨®n del artista. La cinta podr¨¢ verse nuevamente el 29 de enero en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid y tendr¨¢ posteriores pases en Roma (6 de febrero) y Pamplona (14).
Machaconamente encasillado en la categor¨ªa de artista conceptual, alabado como uno de los primeros y m¨¢s destacados de Espa?a ¡ªrecibi¨® el premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas en 2007 y el Vel¨¢zquez en 2015¡ª, en realidad Valc¨¢rcel Medina se definir¨ªa mejor y m¨¢s f¨¢cilmente como un g¨¦nero en s¨ª mismo. No en vano, como subraya sorbiendo un t¨¦ con miel en el sal¨®n de su coqueto apartamento en Madrid, m¨¢s all¨¢ de modas y corrientes ¨¦l ha hecho siempre lo que le ¡°ha apetecido¡±. ¡°El arte conceptual es una tendencia del arte conceptual: en toda obra el concepto es el soporte. Cuando t¨² aclaras esto mentalmente, todas tus actividades se enmarcan dentro de este territorio¡±, reflexiona. ¡°A lo que yo aspiro con mi trabajo es a que se vea, y siento una obligaci¨®n hacia el que lo ve, pero tambi¨¦n a decir lo que quiero. No quiero que a los otros les guste sino que puedan sacar una conclusi¨®n¡±, afirma el artista, que ¡°detesta¡± tal apelativo. ¡°Prefiero la palabra autor¡±, dice como medio para defender la necesidad de ¡°desmitificar¡± el arte, porque ¡°la creaci¨®n no es una cosa ins¨®lita que le ocurre a cuatro gatos¡±.
¡°En los setenta los hab¨ªa, pero ahora no hay, en t¨¦rminos generales, artistas que se jueguen el tipo¡±
A Valc¨¢rcel no solo se le reconoce el haber dado forma a una producci¨®n llena de juegos, sentidos cruzados y subterfugios, sino tambi¨¦n el hecho de haber sido capaz de zafar el sistema, dado que nunca ha tenido representaci¨®n y, supuestamente, tampoco ha vendido ninguna obra. Un extremo que ¨¦l califica de ¡°titular period¨ªstico¡±. ¡°Yo he vendido, pero me he preocupado de vender como quiero y cuando quiero: la libertad est¨¢ en no vivir de lo que produces¡±, asegura el creador, que se ha ganado la vida en el sector de la reforma de edificios.
Caracterizado por su barba blanca y su estilo de dandi, sombrero incluido, Valc¨¢rcel dirigi¨® hace 47 a?os su primera y ¨²nica pel¨ªcula junto a Un?di¨¢logo circunstancial: La celos¨ªa, en la que transcrib¨ªa la novela hom¨®nima de Alain Robbe-Grillet. Ambos filmes, como explica el codirector Deltell, ¡°se pueden entender como un continuo¡±. ¡°Es un caso ins¨®lito, el de un cineasta que ha hecho una pel¨ªcula despu¨¦s de 47 a?os y ambas son profundamente radicales y muy parecidas en muchos aspectos¡±, asegura.
Desmontador de obras de teatro, instigador de acciones y performances, generador de obras sonoras, reescritor de libros¡ resulta curioso que Valc¨¢rcel no haya recurrido en m¨¢s ocasiones al cine. Especialmente sabiendo que se declara un ¡°gran aficionado¡± a este arte, que ha devorado en serie en sesiones matinales, ¡°cuando las hab¨ªa¡±, que encadenaba despu¨¦s con la primera proyecci¨®n vespertina. Aunque ahora, en la era del streaming, no tiene televisi¨®n en su casa para matar el gusanillo. ¡°Voy mucho a la Filmoteca [posee, de hecho, el carnet de socio n¨²mero seis] y all¨ª me encuentro siempre a las mismas 15 personas: gente que, como yo, no hace que el cine vaya a ellos, sino que va al cine¡±, cuenta.
La ciudad es la inspiraci¨®n
Navegante de cinco d¨¦cadas de devenir creativo en Espa?a, Valc¨¢rcel Medina considera que la actual escena carece de una sangrante falta de ¡°implicaci¨®n¡±. ¡°En los setenta la hab¨ªa, y muy fuerte, y en los noventa en menor medida: ahora no hay, en t¨¦rminos generales, gente que se juegue el tipo¡±. Tambi¨¦n se refiere a m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito nacional, dominado (al menos medi¨¢ticamente) por boutades como el pl¨¢tano pegado con cinta aislante que Maurizio Cattelan vendi¨® hace poco por 120.000 d¨®lares. ¡°Cuando el espectador es solo un seguidor, cuando solo sabe quedarse con la boca abierta, es entonces cuando el pl¨¢tano, o la tomadura de pelo, triunfa¡±, se?ala, consciente de su contradicci¨®n: ¡°Yo me encuentro entre los que dicen: ¡®esto es una estupidez', as¨ª que contribuyo al rollo del pl¨¢tano¡±.
¡°En esta campa?a no he o¨ªdo ni una vez la palabra cultura¡±, lamenta
Constantemente ocupado en alg¨²n proyecto, Valc¨¢rcel solo tiene que cogerse un autob¨²s o cruzar las calles para dar con alg¨²n hallazgo intelectual. No tiene una rutina de trabajo, pero s¨ª la certeza de que ¡°la ciudad es una fuente inagotable de motivos o de causas cuando vas con el ojo cr¨ªtico. Por ejemplo, yo me fijo en cosas como la moda de los pantalones rotos: es incre¨ªble ver c¨®mo la gente se pone lo que le dicen. Eso en el arte tambi¨¦n pasa: los autores van a lo que se lleva¡±. Reafirmado en su parecer de que lo mejor es guiarse por la propia voz interior (¡°en esta campa?a no he o¨ªdo ni una vez la palabra cultura¡±, apunta sobre su ¡°desconfianza¡± en que las instituciones vayan a ofrecer mejoras para la creatividad), Valc¨¢rcel vuelve la mirada a maestros como Goya, que antes que ¨¦l hicieron su m¨¢xima de ese aforismo. ¡°Hace poco estuve en la exposici¨®n de Goya [en el Prado]. En un dibujo representa a una mujer poni¨¦ndose una media: toda una simpleza, pero de la que puedes hacer una deducci¨®n filos¨®fica¡±. Y es que la sencillez, como la del di¨¢logo desmontado de su pel¨ªcula, resulta una excelente fuente para la cr¨ªtica.
John Baldessari y la cuadratura del c¨ªrculo
El arte le viene a Isidoro Valc¨¢rcel Medina de familia. De ah¨ª que en su casa nadie se sorprendiera cuando a los 19 a?os decidi¨® mudarse de Murcia a Madrid para abrirse camino en el mundillo. Famoso por su persistente ¡ªy constructiva¡ª rebeli¨®n contra lo establecido, consumada a trav¨¦s de obras como su Libro transparente, un libro de palabras en castellano, pero inventadas; o sus Conversaciones telef¨®nicas, m¨¢s de ochenta grabaciones de llamadas al azar donde Valc¨¢rcel ofrec¨ªa a sus interlocutores su n¨²mero, el creador comenz¨® su carrera como pintor en los sesenta. Al igual que el recientemente fallecido artista conceptual John Baldessari, termin¨® por deshacerse de aquella producci¨®n pict¨®rica, que le robaba espacio f¨ªsico y mental para expandir su particular universo creativo. "Conoc¨ª a Baldessari, pero no era de mi cuerda", dice sobre esa y otras coincidencias con el estadounidense, como el uso del lenguaje como material art¨ªstico. "Yo percibo influencias de posicionamiento m¨¢s que de estilo: si veo a alguien que trabaja con neum¨¢ticos me digo: 'qu¨¦ cosa m¨¢s rara'. Pero eso me puede influir a trabajar con los c¨ªrculos".
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