?Se acaban los toros?
La fiesta vive momentos de inquietud ante la amenaza antitaurina del nuevo Gobierno
Anda el planeta de los toros hondamente preocupado con el nuevo Gobierno y, especialmente, con las supuestas intenciones de la llamada Direcci¨®n General de Bienestar Animal, dependiente del vicepresidente Pablo Iglesias.
?Se acabar¨¢n los toros?, es la pregunta que m¨¢s se oye estos d¨ªas en las barras de los bares taurinos. Hay quien piensa que la tauromaquia no durar¨¢ m¨¢s de dos a?os, que un refer¨¦ndum acabar¨¢ con ella, que sufrir¨¢ un insoportable acoso que no podr¨¢ superar, o que un peri¨®dico tan importante como este decidir¨¢ eliminar la secci¨®n de La Lidia.
Es evidente que el sector taurino est¨¢ inquieto y atemorizado como un tembloroso cervatillo ante la persecuci¨®n de un hambriento depredador. Pero da la impresi¨®n de que es mayor el miedo que el peligro real. No hay que olvidar que, por lo general, el ser humano sufre m¨¢s por lo que imagina que por lo que sucede.
?Se acabar¨¢n los toros? Pero si los toros se est¨¢n acabando desde hace a?os, cuando Pablo Iglesias a¨²n era estudiante en la universidad y Pedro S¨¢nchez pegaba carteles electorales para abrirse camino en su partido¡; pero si los toros han perdido predicamento social ante la m¨¢s absoluta desidia de los taurinos, el silencio de los aficionados y la indiferencia de los partidos pol¨ªticos¡
La fiesta de los toros ser¨¢, hoy y en el futuro, lo que los aficionados quieran que sea
Es m¨¢s, nunca el PSOE ¡ªtan ambiguo siempre en esta materia¡ª ha expresado su intenci¨®n de suprimir la fiesta de los toros, y gobierna en dos comunidades abiertamente taurinas, como son Castilla-La Mancha y Extremadura.
Unidas Podemos se ha limitado a manifestar su oposici¨®n a la fiesta, no ha hablado de prohibici¨®n y parece que hace hincapi¨¦ en la eliminaci¨®n de todo tipo de ayudas.
Y respecto a El Pa¨ªs, El Defensor del Lector aclaraba el pasado d¨ªa 8 que ¡°nadie ha dicho ni sugerido siquiera que vayan a desaparecer las cr¨®nicas taurinas; solo he publicado que al peri¨®dico llegaron en junio cientos de mensajes con la petici¨®n de eliminar esta secci¨®n, pero el peri¨®dico ya explic¨® las razones por las que la mantiene¡±.
A pesar de todo, es l¨ªcito pensar que un Gobierno de izquierda como el actual pudiera plantearse una hipot¨¦tica cruzada contra los toros; es l¨ªcito, pero improbable.
Y bastan tres razones para sustentar la duda.
La primera es que el nuevo ejecutivo tiene sobre la mesa una larga lista de muy serios y graves problemas (presupuestos, Catalu?a, empleo, pensiones, reforma laboral, cambio clim¨¢tico, educaci¨®n, etc¨¦tera) que exigen una atenci¨®n prioritaria, muy por delante del pol¨¦mico asunto (menor) de la tauromaquia.
La segunda: si el nuevo Gobierno decidiera arremeter contra la fiesta cometer¨ªa un error de consecuencias imprevisibles.
T¨¦nganse en cuenta varios datos:
- En 2017, el ¨²ltimo a?o de que se tienen datos, el impacto econ¨®mico de los toros fue de 4.500 millones de euros, seg¨²n la Asociaci¨®n Nacional de Organizadores de Espect¨¢culos Taurinos (ANOET).
- El 8% de la poblaci¨®n espa?ola (casi cuatro millones de personas) asisti¨® a espect¨¢culos taurinos en el periodo 2018, seg¨²n el Ministerio de Cultura.
- Los toros son un suculento chollo para el Estado. Los Presupuestos Generales solo recogen una partida de 30.000 euros para el patrocinio del Premio Nacional de Tauromaquia y a cambio reciben en torno a unos 60 millones de euros anuales en concepto de IVA.
El aficionado a los toros debe ser un militante que salga del anonimato social
- El sector taurino asegura que sostiene 57.000 puestos de trabajo directos y 200.000 indirectos, y son muchos los sectores econ¨®micos que de manera temporal o permanente viven del espect¨¢culo.
Si el Gobierno intentara acosar de manera desmedida a la fiesta se meter¨ªa en un berenjenal, en un charco del que se desconoce la profundidad, y su actitud pudiera dar lugar a un conflicto social y econ¨®mico innecesario.
Y la tercera raz¨®n: las competencias taurinas est¨¢n transferidas a las Comunidades Aut¨®nomas y dos leyes estatales regulan la tauromaquia: la ley 10/1991, de 4 de abril, sobre potestades administrativas en materia de espect¨¢culos taurinos, y la ley 18/2013, de 12 de noviembre, para la regulaci¨®n de la tauromaquia como patrimonio cultural.
La prohibici¨®n llevar¨ªa consigo la derogaci¨®n de estas normas, lo que no es previsible; y si los pol¨ªticos optaran por un modelo que permitiera a las comunidades aut¨®nomas regular a su antojo el espect¨¢culo taurino, ser¨ªa necesaria una mayor¨ªa con la que no cuentan los antitaurinos declarados.
Y un ¨²ltimo apunte.
Sea cual fuere la opci¨®n de los pol¨ªticos, ¡ªy he aqu¨ª la cuesti¨®n fundamental¡ª, la fiesta de los toros ser¨¢, hoy y en el futuro, lo que los aficionados quieran que sea. No los taurinos ¡ªmatadores (cu¨¢nto desprecio y arrogancia de algunas figuras) (Talavante acaba de anunciar su reaparici¨®n sin toros en el cartel), subalternos, empresarios, ganaderos, apoderados¡¡ª que carecen de la m¨ªnima credibilidad y se han ganado con creces el t¨ªtulo de enemigos declarados de la fiesta por su desuni¨®n, su pasividad, inoperancia, ausencia de compromiso e incalificable irresponsabilidad; ni el p¨²blico, veleidoso y ocasional, sino los aficionados, los clientes fijos, los que sue?an cada tarde con la emoci¨®n del toro y el torero como un regalo de los Reyes Magos.
Si los aficionados se limitan a quejarse en la barra del bar, a organizar entrega de premios y visitas a ganader¨ªas, y esperan que la fiesta se defienda sola, est¨¢n en un craso error.
El aficionado a los toros debe ser un militante protagonista que salga del anonimato social, se deje ver, exprese sus opiniones, sea exigente con los taurinos y pol¨ªticos, y se manifieste en la calle, si es necesario, para defender un patrimonio que nadie le debe arrebatar.
El problema, el verdadero y m¨¢s grave problema, es que son pocos porque muchos han huido de las plazas empujados por el aburrimiento y las malas artes de quienes ten¨ªan la obligaci¨®n de trabajar cada d¨ªa para fidelizarlos. Y los antitaurinos lo saben. Saben que el verdadero enemigo, y el m¨¢s da?ino, est¨¢ dentro. Quiz¨¢, la mejor pol¨ªtica abolicionista sea la actual: ausencia de aprecio y cari?o a la espera de que la fiesta desaparezca por s¨ª sola.
?Se acabar¨¢n los toros?
No, claro que no, pero si ello ocurriera los principales culpables no ser¨¢n los pol¨ªticos. Los que hoy se esconden temblorosos ante la amenaza ¡ªtaurinos, aficionados y no pocos periodistas, dedicados estos a ocultar las miserias de la tauromaquia y buscar culpables fuera del sistema¡ª, ser¨¢n los principales responsables.
Dijo en un acto taurino el ya expresidente de la Junta de Andaluc¨ªa Manuel Chaves que los toros solo se acabar¨¢n el d¨ªa que nadie se siente en un tendido. Este es el problema. Lo de Unidas Podemos y su entorno no debe pasar de un disgusto.
Y otra reflexi¨®n m¨¢s: la tauromaquia no desaparecer¨¢ porque algunos la ataquen, sino porque no la defiendan quienes dicen amarla.
S¨ªguenos en Twitter
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.