C¨®mo escapar de un mundo que est¨¢ mal hecho
Antonio Pau se ocupa de las insatisfacciones emocionales del ser humano desde la antig¨¹edad hasta la actualidad en su 'Manual de Escapolog¨ªa'
El hombre, dice Antonio Pau en su Manual de Escapolog¨ªa, ¡°es un ser menesteroso¡±. Una definici¨®n utilizada por Plat¨®n en su Rep¨²blica. De las necesidades no siempre cubiertas del hombre derivan, en parte, los conflictos en que se debate. A los economistas les preocupan las biol¨®gicas: comida, reproducci¨®n y vivienda. Pau, en cambio, se ocupa de las insatisfacciones emocionales frente a un mundo que, con harta frecuencia, produce sensaci¨®n de rechazo o, para decirlo con el autor, deseo de huir. ?Qui¨¦n no ha tenido un ataque de fuga? ?Qui¨¦n no ha imaginado dejarlo todo e irse a una isla desierta? Pau sostiene que todo el mundo ha sentido alguna vez esa necesidad y ¡°muchos han tenido la valent¨ªa de cumplir su sue?o. Se han dado cuenta de que la vida abre muchos caminos de huida, y han elegido uno, el m¨¢s ilusionante. Porque a la huida mueve la ilusi¨®n y le sigue la felicidad¡±.
Frente a un mundo hostil caben dos posibilidades: intentar cambiarlo o inhibirse y alejarse de ese entorno que se percibe insoportable. La primera decisi¨®n supone una acci¨®n colectiva, pol¨ªtica. La segunda es individual. Ambas pueden llevar al ¨¦xito o al fracaso, aunque se tiende a pensar que es m¨¢s f¨¢cil resolver un problema personal que corregir los males sociales.
Pau empieza con los epic¨²reos, estoicos y c¨ªnicos. Tienen en com¨²n que buscan la salvaci¨®n fuera de la polis que ha dejado de ser el n¨²cleo de convivencia tras ser sometida por Alejandro el Magno y el imperio romano. El poder pol¨ªtico est¨¢ tan alejado del ciudadano que ya no es capaz, al contrario de lo que pretend¨ªan Plat¨®n y Arist¨®teles, de garantizar la felicidad. La soluci¨®n deviene personal.
Frente a un mundo hostil caben dos posibilidades: intentar cambiarlo o inhibirse y alejarse de ese entorno que se percibe insoportable
Pau intenta localizar los elementos que provocan ansiedad y la tentaci¨®n de escapar, a la vez que describe posibilidades de fuga (recoge 30) que figuran en la historia. Algunas no son m¨¢s que enredos del lenguaje. Se ve porque sus propuestas se expresan en met¨¢foras, irreductibles a proposiciones contrastables con hechos del mundo. Ocurre, sobre todo, con las huidas relacionadas con creencias religiosas (occidentales o de ra¨ªz orientalizante). ?Qu¨¦ puede significar que la individualidad ¡°se diluya en la nada o el vac¨ªo¡±? ?En qu¨¦ consiste el anonadamiento ¡°para dejar espacio a Dios¡±? Son expresiones que solo tienen significado para quien est¨¦ dispuesto a d¨¢rselo. Naturalmente, interpretando.
A pesar de todo, Pau saca petr¨®leo cuando narra de forma muy amena la historia de estas ¡°huidas¡±. Las toma desde su origen y las sigue hasta el presente. As¨ª describe el hesicasmo (pr¨¢ctica de los monjes griegos inspirada en el zen), que se prolonga en el siglo XX en Los amigos del Desierto, movimiento inspirado por el sacerdote Pablo d¡¯Ors, o en la Fundaci¨®n Zendo Betania, dirigida por la te¨®loga Ana Mar¨ªa Schl¨¹ter. En ese mismo cap¨ªtulo da cuenta de las peripecias de Margarita Porete (1250-1310), autora de un volumen (El espejo de las almas simples) que la llev¨® a la hoguera ¡°no tanto por herej¨ªa como por la osad¨ªa de que una mujer, pese a sus naturales limitaciones intelectuales, se atreviera a escribir sobre cuestiones teol¨®gicas¡±.
Desde el Renacimiento hasta nuestros d¨ªas se huye de la ciudad. Con un par¨¦ntesis en el siglo XVIII, cuando el campo pierde encanto. Las huidas pueden consistir en buscar la senda escondida (Fray Luis de Le¨®n) o en recluirse en monasterios no necesariamente religiosos (Port Royal) o en buscar una isla desierta (Robinson) o no. Es el caso de la isla de San Brand¨¢n que ¡°emerge y se sumerge a capricho¡± en el Atl¨¢ntico. La encontr¨® el santo irland¨¦s que le dio nombre, viajando con otros 14 monjes a la b¨²squeda del para¨ªso terrenal.
Tambi¨¦n se producen movimientos neorruralistas, que se multiplican con la ¨²ltima crisis, huyendo de ¡°un trabajo degradante¡± y buscando ¡°una vida m¨¢s simple y barata que la de las ciudades¡±.
Hay huidas que no exigen movimiento alguno. Por ejemplo, la droga.
Hay huidas que no exigen movimiento alguno. Por ejemplo, la droga. O la de los minimalistas que no abandonan la sociedad pero s¨ª el consumismo. Algunos promueven el 30-Day Minimalism Day que consiste en ¡°tirar tres cosas cada d¨ªa durante un mes¡±. Hay cierta conexi¨®n entre el minimalismo y la huida al bosque de Henry David Thoreau, quien afirmaba: ¡±Los ricos han acumulado basura y no saben c¨®mo usarla. En realidad, han forjado sus propios grilletes de plata y oro¡±.
Otras soluciones m¨¢s personales son la retirada a la torre de marfil o el ¡°apeamiento¡±, que se rige por el lema ¡°paren el mundo que me apeo¡±.
Podr¨ªa decirse que muchas de estas soluciones parten del descubrimiento de que trabajar consiste en vender el d¨ªa de hoy para ser libre ma?ana, de modo que se busca huir de la rutina ¡°esa carga que para muchos es pesada como el plomo¡±. Pero, claro, siempre hay un ma?ana que exige la venta del hoy y la liberaci¨®n no pasa de ser ¡°un ensue?o¡±, expresi¨®n que utiliza Pau para referirse a lo que ha quedado de la huida de los hippies.
Hay en todo el libro un par de convicciones no explicitadas. La primera, que el mundo est¨¢ mal hecho. De ah¨ª la incomodidad de ciertas mentes l¨²cidas ante las condiciones de vida que impone. De hacer caso a Freud, la neurosis no es un desajuste del individuo sino del entorno. La segunda que el lenguaje es capaz de dar cuenta de ese mundo con notable precisi¨®n. El lenguaje, no un idioma, por eso Pau recurre a expresiones de otras lenguas cuando no encuentra la id¨®nea en castellano.
El libro termina con una doble afirmaci¨®n: ¡°La vida es seria y huir tambi¨¦n es una cosa seria¡±.
Consigue 'Manual de escapologia. Teor¨ªa y pr¨¢ctica de la huida del mundo'
Autor: Antonio Pau.
Editorial: Editorial Trotta. Madrid, 2019.
Formato: 270 p¨¢ginas.
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