Un escritor heterodoxo
Propon¨ªa un camino diferente, el del realismo metaf¨®rico, distinto del llamado realismo cr¨ªtico, pero con un objetivo similar de experimentaci¨®n y preocupaci¨®n est¨¦tica
Juan Eduardo Z¨²?iga es conocido, sobre todo, por sus libros de cuentos, su magisterio es indiscutible. Sin embargo, sus dos primeras obras fueron novelas: In¨²tiles totales y El coral y las aguas, recuperadas el a?o pasado por la editorial C¨¢tedra en una edici¨®n cr¨ªtica. La primera apareci¨® justamente un d¨ªa del mes de febrero de 1951, cuando, por sorpresa, el escritor llev¨® la novelita autoeditada a sus contertulios del Caf¨¦ Lisboa.
En 1959 El coral y las aguas obtuvo el premio novela breve de la revista Acento Cultural. Cuando se public¨® en 1962, en Seix Barral, fue ignorada por la cr¨ªtica, por colegas y amigos. Esta reacci¨®n solo se explica por la obsesi¨®n con el realismo social de sus coet¨¢neos. La amistad entre ellos no supon¨ªa una afinidad literaria. El coral y las aguas iba ¡°contra corriente¡±. Su realismo metaf¨®rico y su lenguaje simb¨®lico resultaban dif¨ªcil de entender y la localizaci¨®n en la Grecia cl¨¢sica reforzaba la sensaci¨®n de extra?amiento. Ni siquiera el propio editor comprendi¨® la obra. Tard¨® m¨¢s de un a?o en publicarla y cuando lo hizo anunciaba en la portada ¡°relatos¡±, contradiciendo la palabra novela de la contraportada y sin previo aviso ni consentimiento del autor.
No hay duda de que El coral y las aguas se distanciaba de la est¨¦tica predominante. No obstante, sorprende que la cr¨ªtica literaria fuera incapaz de valorarla. La propuesta de Juan Eduardo Z¨²?iga en aquel a?o, el mismo de publicaci¨®n de Tiempo de silencio de Luis Mart¨ªn Santos, supon¨ªa al igual que esta novela una v¨ªa de renovaci¨®n para la literatura, una vertiente que se apartaba de la inmediatez pol¨ªtica y testimonial de aquella novel¨ªstica. Propon¨ªa un camino diferente, el del realismo metaf¨®rico, distinto del llamado realismo cr¨ªtico, pero con un objetivo similar de experimentaci¨®n y preocupaci¨®n est¨¦tica. El autor no ignoraba la dificultad del texto y en la edici¨®n de 1962 incluy¨® unas p¨¢ginas (no llegan a tres) justificativas. Admit¨ªa su lenguaje enigm¨¢tico y tem¨ªa que sus personajes fueran ¡°tan impenetrables como reservada era la ¨¦poca en que los hab¨ªa descrito. ?poca sumergida en el silencio, ¨¦poca de ocultaci¨®n y sigilo, anegada en el recelo a la injusticia, en el miedo a la violencia¡±. Tambi¨¦n declaraba su necesidad de expresi¨®n y de comunicaci¨®n con los dem¨¢s, aunque hablar era ¡°un delito castigado¡±. Por ello, busc¨® el modo de enmascarar su pensamiento y encontr¨® refugio en el mundo antiguo. Las fantas¨ªas situadas en una ¨¦poca remota no se juzgar¨ªan peligrosas y as¨ª la verdad, lo visto y escuchado con espanto durante a?os, se ocultaba tras una careta. Esta fue la g¨¦nesis de su libro. Extra?a que estas declaraciones, tan transparentes, no tuvieran censura, pero, sobre todo, que no sirvieran para una adecuada comprensi¨®n del texto. El exordio desapareci¨® en la edici¨®n de 1995.
El simbolismo del t¨ªtulo y de la novela se desvela en un fragmento del primer cap¨ªtulo, donde el personaje Ictio descubre el significado del coral, de esa ramita que m¨¢s adelante al pasar de mano en mano subrayar¨¢ la idea de solidaridad. El coral se erige en s¨ªmbolo de la resistencia y la rebeld¨ªa, como se evidencia al situar la obra en su contexto hist¨®rico-pol¨ªtico. Hay un enmascaramiento perfecto de la realidad espa?ola, acometido desde el dominio del discurso narrativo. Ah¨ª radicaba su heterodoxia.
El poder del amor, encarnado en la sensualidad femenina, es motivo recurrente en la narrativa del autor. La protagonista, Paracata, cautiva a los personajes masculinos y les muestra un nuevo destino, muy distinto de los ofrecidos por su vida rutinaria y sus oficios. Ella representa la solidaridad y les proporciona la clave para entender su futuro. El mensaje es tambi¨¦n otro motivo reiterado. Lo transmiten sus personajes sin la seguridad de que llegue a su destinatario, pero siempre queda la intenci¨®n.
La conclusi¨®n de la novela resume a la perfecci¨®n el pensamiento del escritor. ¡°Tengo una fe instintiva en que los j¨®venes salvar¨¢n al mundo y se salvar¨¢n ellos¡±, dec¨ªa en una entrevista de 1999. Con El coral y las aguas Juan Eduardo Z¨²?iga transmit¨ªa un mensaje de ¨¢nimo y de futuro en la d¨¦cada de los sesenta. El miedo, la opresi¨®n, el pensamiento antiguo deb¨ªan quedar sepultados. El coral que pasaba de mano en mano les proporcionar¨ªa la fuerza y la decisi¨®n para perseguir un destino nuevo. El simbolismo de la novela intentaba infundir un esp¨ªritu de inconformismo y de optimismo que sus contempor¨¢neos no fueron capaces de descifrar.
En aquellos a?os de incomprensi¨®n, el autor se refugi¨® en otra de sus pasiones: la literatura rusa. Los imposibles afectos de Iv¨¢n Turgu¨¦niev (1977) y El anillo de Pushkin (1983) son dos libros de ensayos sobre escritores predilectos. Temas y motivos de sus obras los recrea con su particular mirada. La frase popular rusa, "El alma ajena es un bosque sombr¨ªo", considerada por Z¨²?iga lema de Turgu¨¦niev, ha planeado asimismo en la escritura del madrile?o.
Juan Eduardo Z¨²?iga es un escritor fundamental en la literatura espa?ola de los siglos XX y XXI. Ha sido un precursor en varios sentidos: al practicar una est¨¦tica diferente en la ¨¦poca de posguerra y al proponer temas transgresores. ?tica y calidad literaria han ido siempre de la mano en su producci¨®n. La sombra de este excepcional autor, heterodoxo, como los grandes, nos acompa?ar¨¢ siempre.
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