Kit de supervivencia cultural para el encierro (d¨ªa 34)
¡®Babelia¡¯ recomienda los mejores libros, discos, pel¨ªculas, series, c¨®mics y videojuegos para disfrutar en casa
Babelia propone un libro, un disco, una pel¨ªcula, una serie, un c¨®mic y un videojuego cada d¨ªa, mientras dure el confinamiento en los hogares y la par¨¢lisis del sector del ocio, para poder disfrutar de la cultura desde casa.
UN LIBRO: El gran retroceso
Adem¨¢s de en la agenda, los economistas mandan en los diccionarios. Los autores de inolvidables ¨¦xitos de taquilla como la Gran Depresi¨®n y la Gran Recesi¨®n estrenaron este martes una nueva entrega que, faltar¨ªa m¨¢s, sub¨ªa un pelda?o en la escalera de la poes¨ªa m¨ªstica: la Gran Reclusi¨®n. La OMS pone los tab¨²es. El FMI, los eufemismos. Puestos a pensar a lo grande, he aqu¨ª un libro lleno de tab¨²es: desigualdad, nacionalismo, racismo. El gran retroceso es un ensayo colectivo que hace tres a?os reuni¨® a pensadores de todo el mundo en torno a, como dice el subt¨ªtulo, un debate sobre el reto de reconducir el rumbo de la democracia. De Santiago Alba Rico a Slavoj Zizek pasando por Arjun Appadurai, Zygmunt Bauman, Marina Garc¨¦s, Eva Illouz o Ivan Krastev, ninguno de los convocados pod¨ªa, por supuesto, imaginar que la crisis del coronavirus dar¨ªa un nuevo sentido a una palabra que ellos usan mucho: urgente.
Nociones como distancia cultural, descivilizaci¨®n, securitizaci¨®n o necropol¨ªtica pod¨ªan sonar apocal¨ªpticas en 2017, hoy resultan prof¨¦ticas. Y clarividentes. De hecho, la oscuridad de los textos se reduce a los conceptos citados porque sus autores son a la vez rigurosos y transparentes, en la tradici¨®n del mejor ensayismo. ¡°El gran retroceso¡±, escribe C¨¦sar Rendueles, ¡°no es tanto una ruptura del modo en que se ha organizado Occidente en los ¨²ltimos 40 a?os como el resultado de distintos intentos de reformular ese orden con el objeto de mantener los privilegios de las clases dominantes¡±. La tensi¨®n entre globalizaci¨®n econ¨®mica y fragmentaci¨®n identitaria, la debilidad de Europa, el papel de Rusia y de Estados Unidos y el auge de los populismos (a izquierda y derecha) atraviesan un volumen que desmiente la caduca noci¨®n de fin de la historia por m¨¢s que nuestra sociedad sea la so?ada por Margaret Thatcher: fr¨¢gil, individualista y consumista. Es decir, lo menos social posible. Al menos hasta la Covid-19. Como apunta el chispeante Zizek dando la vuelta a Marx, hasta ahora hemos intentado cambiar el mundo demasiado deprisa, ha llegado la hora de reinterpretarlo desde la autocr¨ªtica: ¡°La urgencia es el momento de pensar¡±. Javier Rodr¨ªguez Marcos
El gran retroceso. Varios autores. Seix Barral, 2017. Disponible como pr¨¦stamo gratuito en las bibliotecas p¨²blicas (eBiblio) y en Todos tus libros, Libelista, Amazon y Fnac.
UN DISCO: The Transfiguration of Blind Joe Death, de John Fahey
John Fahey (1939-2001) fue un guitarrista y compositor estadounidense, fundador del sello Takoma y precursor del American primitive, estilo de guitarra que combina fingerpicking, esp¨ªritu autodidacta y reivindicaci¨®n del folclore norteamericano. En los inicios de su carrera a principios de los sesenta, su acercamiento al g¨¦nero fue tradicional, rescatando piezas populares, himnos religiosos o cantos de trabajo, pero pronto en su faceta como compositor empez¨® a investigar en afinaciones poco comunes, repeticiones inspiradas en los ragas indios y sonoridades experimentales. El disco se public¨® originalmente en 1965 en una min¨²scula edici¨®n de 50 copias en el sello Riverboat bajo el t¨ªtulo de The Transfiguration of Blind Joe Death. Sucesivas reediciones incluyeron la leyenda Volume 5 abriendo el t¨ªtulo, pues este era el quinto volumen de las exploraciones guitarr¨ªsticas de Fahey.
Integrado por una gran mayor¨ªa de composiciones originales, se escuchan aqu¨ª relecturas del country en la bella melod¨ªa de?Beautiful Linda Getchell, la luminosa?On The Sunny Side of the Ocean y la l¨ªrica balada?Come Back Baby. El blues aparece en oscuras y reflexivas piezas como?I Am The Resurrection, How Green Was My Valley, Bicyle Built For Two o Saint Patrick¡¯s Hymn, que cierra el ¨¢lbum a modo de coda. El Fahey m¨¢s personal emerge en?My Station Will Be Changed After a While (on¨ªricas variaciones sobre melod¨ªa folk), The Death of the Clayton Peacock (exploraciones de slide guitar y extra?as afinaciones) y?Old Southern Medley (po¨¦tica invenci¨®n de aires indios). Considerado como una de sus obras mayores, The Transfiguration of Blind Joe Death y el trabajo de Fahey en general han sido citados como influencia por m¨²sicos como Thurston Moore, Steve Gunn o el malogrado Jack Rose, entre muchos otros, y su portada hasta tuvo un misterioso cameo en La naranja mec¨¢nica (1971) de Stanley Kubrick. ?lex S¨¢nchez
The Transfiguration of Blind Joe Death. John Fahey. Fantasy Inc.,1965. El disco est¨¢ disponible en Spotify y otras plataformas.
UNA PEL?CULA:?Verano del 42, de Robert Mulligan
Esta es una historia de tristezas compartidas, de dolores sobrevenidos, de peque?as experiencias que marcan una vida. A mitad de la Segunda Guerra Mundial, el escritor y guionista Herman Raucher, entonces adolescente, se hizo amigo de una mujer, Dorothy, cuyo marido combat¨ªa en el frente europeo. En aquella isla del estado de Massachusetts, y durante unas semanas, creci¨® una relaci¨®n especial, distinta, extra?a y casi m¨¢gica. Fueron adem¨¢s los ¨²ltimos d¨ªas de una adolescencia que se quebr¨® con el encadenamiento de diferentes conflictos b¨¦licos: el mejor amigo de Herman, Oscy Seltzer, muri¨® en la guerra de Corea. Por suerte profesional para Raucher, tras siete a?os de dar vueltas con el guion se lo compr¨® uno de los directores estadounidenses m¨¢s infravalorados, el maestro Robert Mulligan. Y de aquel?Verano del 42 surgi¨® una melanc¨®lica pel¨ªcula en 1971, que lleg¨® a los cines a la vez que Raucher convert¨ªa el libreto en novela.
Si el filme se centra m¨¢s en su relaci¨®n sentimental, la novela rinde homenaje a Seltzer. Porque Mulligan supo exprimir esa historia, hablar de esos acontecimientos que ser¨¢n recordados con melancol¨ªa y dolor d¨¦cadas m¨¢s tarde. Entre sus aciertos estuvieron las elecciones del compositor de la banda sonora, el enorme Michel Legrand, y de la actriz, Jennifer O¡¯Neill (R¨ªo Lobo, El inocente), que aport¨® el misterio adecuado a su Dorothy. Como explicaban O¡¯Neill y Mulligan en el estreno, esa Dorothy de la pel¨ªcula no es la real, sino la construida en el recuerdo de Raucher, y por tanto una visi¨®n adulterada ¨Ctanto en su endiosamiento como en su ca¨ªda a los infiernos; ni siquiera ten¨ªa clara su edad- de una mujer con un profundo dolor en el coraz¨®n. Por cierto, acabado el verano, Raucher nunca volvi¨® a saber de Dorothy¡ hasta el estreno de la pel¨ªcula, cuando recibi¨® una carta de ella. Para su desgracia, no ven¨ªa direcci¨®n del remitente. Gregorio Belinch¨®n
Verano del 42. Robert Mulligan. 1971. La pel¨ªcula est¨¢ disponible en Rakuten TV.
UNA SERIE: Match
La vida ser¨ªa mucho m¨¢s emocionante si estuviera narrada por comentaristas deportivos. La prueba es esta serie noruega, una comedia rom¨¢ntica con los tira y afloja de una relaci¨®n incipiente con una original vuelta de tuerca: el d¨ªa a d¨ªa de su protagonista veintea?ero, Stian, es narrado por dos comentaristas (visibles solo para los espectadores) que retransmiten desde una cabina todos sus movimientos. Cada episodio, de 13 minutos, comienza con un pitido inicial y la presentaci¨®n del objetivo: tratar de sobrevivir a una cena de parejas donde ¨¦l es el ¨²nico soltero; evitar que el olor de sus pies rompa la magia con su nueva novia; buscar la forma de no pasar verg¨¹enza por el tama?o de su pene en una acampada con los amigos¡ Situaciones m¨¢s o menos cotidianas y banales y en las que el espectador puede verse identificado con Stian que elevan su nivel de emoci¨®n y ¨¦pica gracias a la retransmisi¨®n de los dos comentaristas que trasladan su cabina a cualquier lugar donde ¨¦l vaya, siempre expectantes por el siguiente paso del joven.
El sonido de fondo propio de un estadio acompa?a a la retransmisi¨®n, que se vale de elementos como la moviola, diagramas para explicar los supuestos planes de Stian, expertos que comentan las jugadas m¨¢s complejas¡ El tono ligero, fresco y desinhibido preside esta sorprendente mezcla de situaciones cotidianas y comentaristas deportivos que Martin Lund, creador de la serie junto a Thorkild Schrumpf, ya hab¨ªa probado antes en un cortometraje y en una serie infantil. Una propuesta innovadora que funciona, entretiene y engancha, porque la vida tambi¨¦n transcurre partido a partido. Natalia Marcos
Match. Martin Lund y Thorkild Schrumpf. NRK. 2018. Las dos temporadas de la serie se pueden ver en Filmin.
UN C?MIC: The Private Eye, de Brian K. Vaughan, Marcos Mart¨ªn y Muntsa Vicente
Los c¨®mics han encontrado en internet un indudable aliado, no solo como canal de venta del c¨®mic f¨ªsico, sino como generador de nuevas ideas de creaci¨®n pero tambi¨¦n de financiaci¨®n, distribuci¨®n y venta. Desde el crowfunding a las plataformas de suscripci¨®n, muchas han sido las iniciativas puestas en marcha, pero una de las m¨¢s interesantes es la ideada por Marcos Mart¨ªn y Brian K. Vaughan. El dibujante de series como Batgirl y Spider-Man y el guionista de Saga o Lost buscaron una nueva forma de acceder a los c¨®mics: sin precio tasado, pagando lo que buenamente se quiera o pueda por el c¨®mic, incluyendo la posibilidad de leerlo gratuitamente y en cinco idiomas. Panel Syndicate se estren¨® en 2013 con una serie de sus dos impulsores y Muntsa Vicente, The Private Eye, pero pronto atrajo a otros autores como Albert Monteys (con la indispensable ?Universo!), David L¨®pez (Blackhand Ironhead), Ken Niimura (Umami), Jay Faerber y Micharl Montenant (Glacier City) o, esta misma semana, Ed Brubaker (Friday). Excelentes series que ya han recibido premios tan prestigiosos como el Eisner y que en muchos casos han dado el salto al papel.
The Private Eye, la serie con la que se estren¨® la plataforma, es una original distop¨ªa que plantea un futuro cercano donde toda la informaci¨®n de la nube qued¨® expuesta, desvelando los secretos m¨¢s escondidos y dando paso a una sociedad donde la privacidad es el bien m¨¢s preciado, en una reacci¨®n extrema que lleva a todo el mundo a esconderse de los dem¨¢s tras m¨¢scaras. Lo que ser¨ªa una trama detectivesca clara queda trastocada por un punto de partida que dinamita los c¨¢nones y tropos del g¨¦nero, pero que tambi¨¦n lleva a no pocas reflexiones ante las redes sociales, la p¨¦rdida de la privacidad y nuestra dependencia de ellas, justo en un momento donde se convierten en fundamentales durante el confinamiento. ?lvaro Pons
The Private Eye. Brian K. Vaughan, Marcos Mart¨ªn y Muntsa Vicente. 2013. El c¨®mic se puede leer en la plataforma Panel Syndicate.
UN VIDEOJUEGO: Kingdom Hearts 3
Hay juegos tan aut¨¦nticos que se les tienen que perdonar todos los defectos. En 2002 sali¨®, para Play Station 2, un juego con una propuesta tan descabellada que solo pod¨ªa funcionar: una aventura interplanetaria que mezclaba a los h¨¦roes de la saga Final Fantasy con los personajes cl¨¢sicos de Disney: La Bestia, Blancanieves, Mickey o la Sirenita. Esta vez vale el juego de palabras: Kingdom Hearts se gan¨® un sitio en el coraz¨®n de los jugadores. En 2005 saldr¨ªa su secuela, pero la tercera y ¨²ltima parte no saldr¨ªa hasta el a?o pasado. Como 14 a?os de expectaci¨®n dan para muchas ilusiones, el juego no gust¨® a todo el mundo, pero lo que estaba claro es que era un juego tan imperfecto como ¨²nico: nuestro protagonista, Sora, recorr¨ªa con sus inseparables Donald y Goofy el mundo helado de Frozen, el mundo tropical de Piratas del Caribe o el mundo-habitaci¨®n de Toy Story. Un juego cargado de aventuras que pon¨ªa fin a una de las mayores series del mundo interactivo. Jorge Morla
Kingdom Hearts 3. Tetsuya Nomura. 2002. El juego est¨¢ disponible para PlayStation 4 y Xbox One.
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