Ivan Krastev: ¡°Pasamos de una rep¨²blica de ciudadanos a una rep¨²blica de fans¡±
En su ¨²ltimo libro, el polit¨®logo trata de entender por qu¨¦ se marchitan las democracias liberales que hicieron so?ar, tras la ca¨ªda del tel¨®n de acero, a los pa¨ªses del Este
Ivan Krastev (Lukovit, 54 a?os) salta de un asunto trascendental a otro a una velocidad y con una lucidez asombrosas. Este polit¨®logo b¨²lgaro ha escrito un libro fascinante, La luz que se apaga (que Debate publica el 21 de noviembre), junto al profesor estadounidense Stephen Holmes. Tratan de comprender por qu¨¦ las democracias liberales, que parecieron el mejor y ¨²nico sistema a imitar tras caer el tel¨®n de acero, ahora se marchitan. Por qu¨¦ los populismos echan ra¨ªces y por qu¨¦ hay que acudir a psicolog¨ªa pol¨ªtica para encontrar respuestas.
La clave, sostiene Krastev en un caf¨¦ de Berl¨ªn, est¨¢ en la imitaci¨®n, en la humillaci¨®n inherente a querer emular un sistema supuestamente superior como camino m¨¢s r¨¢pido hacia la libertad y la prosperidad. Esa lucha por convertirse?¡ªen el mejor de los casos¡ª en una copia imperfecta acaba alimentando irremediablemente anhelos identitarios y un resentimiento que termina por brotar, a veces de manera abrupta. Si en pleno proceso de imitaci¨®n surge una crisis como la financiera de 2008, la fe en el imitado se quiebra. ¡°Ser imitador es, a menudo un drama psicol¨®gico, pero si, en mitad de la corriente se advierte que el modelo que se hab¨ªa empezado a imitar est¨¢ a punto de volcar y hundirse, pasa a ser un aut¨¦ntico naufragio¡±, escriben Krastev y Holmes.
PREGUNTA. Cuando termin¨® la guerra fr¨ªa, los pa¨ªses del Este abrazaron entusiastas el sistema capitalista de Occidente. ?Cu¨¢ndo se torn¨® la imitaci¨®n en resentimiento?
RESPUESTA. La paradoja pos-1989 es que los europeos del Este ten¨ªamos mucho inter¨¦s en adoptar ese modelo. La palabra clave era normalidad. Ser normales significaba ser occidentales. No era solo una demanda que viniera de fuera y tal vez por eso, la poblaci¨®n no percibi¨® el momento en el que la imitaci¨®n empez¨® a generar resentimiento. Conocemos este fen¨®meno por la segunda generaci¨®n de inmigrantes. La primera generaci¨®n viene y est¨¢ feliz de poder hacer lo que hacen los nativos, quieren parecerse a ellos y eso se percibe como un ¨¦xito. La segunda generaci¨®n empieza a interpretar esa misma situaci¨®n como una humillaci¨®n, se sienten ciudadanos de segunda. Cuando aspiras a ser como otro, eso significa que reconoces que eres inferior. Aunque sea lo que t¨² quer¨ªas, hay un momento en el que empiezas a hablar de tu identidad.
P. ?Se podr¨ªan haber hecho mejor las transiciones?
R. No est¨¢ muy claro que hubiera podido ser diferente, porque hubo una transformaci¨®n masiva de la propiedad y era imposible que el Este fuera a ser m¨¢s igualitario despu¨¦s de 1989. Era un cambio destinado a producir desigualdad, tambi¨¦n porque el sistema econ¨®mico era de por s¨ª desigual. Era una desigualdad oculta y no monetarizada basada en privilegios y en la asimetr¨ªa de poder. El comunismo era un sistema muy corrupto en el que se depend¨ªa mucho de las relaciones personales. Para sobrevivir hab¨ªa que tener relaciones con gente muy diferente ¡ªun librero, un mec¨¢nico, el que vende entradas en el estadio¡¡ª que ten¨ªa poder para intercambiar favores. Los perdedores perdieron tambi¨¦n su cuota de poder corrupto. Antes, la corrupci¨®n distribu¨ªa cierto poder de los poderosos a los de abajo. Ahora, la corrupci¨®n est¨¢ monetarizada y hace que los m¨¢s poderosos acumulen cada vez m¨¢s poder.
P. ?Qu¨¦ papel jug¨® la crisis financiera de 2008 en la p¨¦rdida de fe en las democracias liberales como modelo?
¡°Nuestras sociedades padecen algo as¨ª como guerras civiles: el enemigo est¨¢ dentro¡±
R. Lo interesante es que incluso si la crisis no te afect¨® personalmente, a ti o a tu pa¨ªs, la idea de que el modelo econ¨®mico occidental funcionaba se derrumb¨®. Hasta entonces, en el Este la asunci¨®n era que las ¨¦lites de Occidente sab¨ªan lo que hac¨ªan y de repente dej¨® de ser as¨ª. Empiezas a no estar seguro de que est¨¦s imitando el modelo correcto. Y luego vino el ¨¦xito de China; un pa¨ªs al que le va muy bien a pesar de no estar haciendo lo que se supon¨ªa que ten¨ªa que hacer. La crisis financiera deslegitim¨® parte del aura de Occidente.
P. ?Y la demograf¨ªa? Los mapas de ¨¦xodo rural y del voto populista a menudo se solapan.
R. Desde la crisis en 2008, hubo m¨¢s emigrantes del Este al Oeste de Europa que refugiados de Oriente pr¨®ximo en 2015. Por ejemplo, 3,4 millones de personas se han ido de Ruman¨ªa en los ¨²ltimos diez a?os, el 70% de ellos menores de 40 a?os. Todas las revoluciones tienen que ver con cruzar fronteras, pol¨ªticas o morales y la gente emigra cuando hay revueltas. Normalmente se van los vencidos, pero despu¨¦s de 1989, los m¨¢s abiertos y liberales no tuvieron paciencia para esperar a que el Este acabara siendo como el Oeste y emigraron. Otros emigraron del campo en la ciudad, porque antes no ten¨ªan esa libertad de movimiento. Y de repente, te encuentras con una combinaci¨®n letal de baja natalidad, envejecimiento y una enorme emigraci¨®n. Eso tiene consecuencias econ¨®micas, porque no hay suficiente mano de obra y los inversores no vienen, pero adem¨¢s, cuando la gente en el pueblo pierde a su hijo que ha emigrado y tambi¨¦n a su m¨¦dico?¡ªlos doctores fueron los protagonistas de uno de los grandes ¨¦xodos¡ª?el sentimiento de abandono es total. Si eres joven y no te has ido, eres un perdedor, incluso si te va bien. Esos lugares se vuelven muy reaccionarios porque se sienten sentenciados.
P. All¨ª los pol¨ªticos populistas han sabido hacerse querer.
¡°Hasta la crisis de 2008,
el Este no se preguntaba si las ¨¦lites de Occidente sab¨ªan lo que hac¨ªan¡±
R. La gente entendi¨® que con idiomas, si hab¨ªa una crisis pod¨ªas emigrar y encontrar un trabajo fuera. Hablar idiomas era algo valorado, tambi¨¦n en los pol¨ªticos, pero luego vinieron los populistas y dijeron: la sociedad no es una escuela, la sociedad es una familia y yo me preocupo por ti no porque hayas hecho m¨¦ritos, sino porque eres uno de los nuestros. Puede que yo no sea tan competente ni hable idiomas como esos liberales, pero ellos se terminar¨¢n yendo y yo me voy a quedar aqu¨ª. Ese es un mensaje muy potente. Adem¨¢s, Europa central y del Este es muy homog¨¦nea desde un punto de vista ¨¦tnico y de edad. Envejeces, no eres muy rico y no te relacionas con gente que no es como t¨² porque ya no necesitan favores de ti. Hablamos adem¨¢s de pa¨ªses peque?os que temen la desaparici¨®n ¨¦tnica, de sus lenguas.
P. Esas sensaciones no se combaten con una lluvia de millones como ha pasado en el Este de Alemania.
P. Lo que est¨¢ sucediendo en el Este recuerda a una situaci¨®n de posguerra. Abuelos que se encargan de los nietos porque los padres trabajan en otro pa¨ªs de Europa. Son las madres Skype, que cr¨ªan a sus hijos a trav¨¦s del ordenador. Por eso, el argumento econ¨®mico por s¨ª mismo no explica el voto de los populistas.
P. A pesar de las particularidades en el Este, hay similitudes que comparten con populismos del resto del mundo. Su discurso est¨¢ lleno de mentiras y rebatirlas a menudo no sirve de nada. ?En qu¨¦ momento y por qu¨¦ dejamos de creer en los hechos?
R. Porque asistimos a una transformaci¨®n de una rep¨²blica de ciudadanos a una rep¨²blica de fans. A los ciudadanos se les trata como a hinchas de f¨²tbol. Y en el f¨²tbol, si perteneces a un equipo, las derrotas nunca son justas. Cada vez que pierdes, alguien tiene que tener la culpa, nunca tu equipo.
P. ?La lealtad a los populistas es inquebrantable?
R. La gran ilusi¨®n de 1989 fue que la gente pens¨® que el Este cambiar¨ªa?y que el Oeste seguir¨ªa como hasta entonces. Pero cambi¨®. Durante la Guerra Fr¨ªa, las democracias liberales del Oeste se cohesionaron en parte gracias al enemigo com¨²n exterior, pero de repente vemos que los ataques de los dem¨®cratas a Trump por colusi¨®n con Mosc¨² no hace que los republicanos se distancien de Putin. Nuestras sociedades empiezan a padecer algo as¨ª como guerras civiles, en las que el enemigo est¨¢ dentro, no fuera. F¨ªjese en lo frecuente que es ahora tener elecciones y que luego no se pueda formar gobierno, en Espa?a, en Israel¡ pactar compromisos es pol¨ªticamente muy costoso debido a la polarizaci¨®n.
P. Asistimos adem¨¢s a una nostalgia e idealizaci¨®n del pasado. ?Por qu¨¦?
R. Europa fue creada por una generaci¨®n que tem¨ªa el pasado y albergaba esperanza respecto al futuro. Ahora, tenemos una generaci¨®n que es nost¨¢lgica del pasado y temerosa del futuro. Los ¨²nicos dos movimientos que tienen capacidad de movilizar a la gente en las calles son la extrema derecha y los partidos ecologistas y ambos comparten el miedo colectivo al futuro. Los ultras dicen que nuestro modo de vida est¨¢ siendo destrozado por los inmigrantes musulmanes. Los otros dicen que nuestra vida se extingue debido al cambio clim¨¢tico. Los dos son peligros urgentes. Un estudio reciente explicaba que 67% de los europeos sent¨ªan que la vida era mejor en el pasado. Pero ?a qu¨¦ a?o les gustar¨ªa volver? En Europa, el ¨²nico a?o posible es 1989, cuando las esperanzas eran mayores. No se trata de las condiciones de vida, sino de la esperanza, las expectativas.
P. En Alemania del Este, adem¨¢s, llegaron los refugiados y la ultraderecha lo explot¨®.
R. La gente del Este de Alemania recibi¨® much¨ªsimo dinero, pero no se trata solo de dinero. Vieron c¨®mo los alemanes del Oeste se volcaban con los refugiados sirios, escuchaban sus historias. Y en el Este pensaban, s¨ª, igual yo recibo m¨¢s dinero, pero tambi¨¦n menos empat¨ªa y afecto. A los refugiados se les reconoc¨ªa como v¨ªctimas y a los ciudadanos de la RDA no; sent¨ªan que les arrebataban su papel. Y eso pasa tambi¨¦n con los partidos populistas, que incluso estando en el gobierno psicol¨®gicamente se comportan como v¨ªctimas, como si estuvieran en la oposici¨®n. Si eres una v¨ªctima puedes permitirte comportarte como un villano.
P. ?Qu¨¦ consecuencias tiene esa angustia colectiva?
R. La gente teme cosas que no han sucedido pero que piensan que van a pasar, por ejemplo en los miedos demogr¨¢ficos. El famoso libro franc¨¦s que dice que en 2050 una de cada cuatro personas en Europa tendr¨¢ origen africano o la teor¨ªa de la sustituci¨®n de extranjeros por nativos; la gente lo asume como algo que ya est¨¢ pasando. Es la idea de que vivir en el futuro es peligroso.
P. ?Fue la ampliaci¨®n europea un error? ?Era posible hacerla sin que brotara el nacionalismo?
R. Toda esa gente habla mucho de soberan¨ªa nacional, pero ninguno quiere irse de la UE. Todo el mundo estaba interesado en que el liberalismo derrotara al comunismo, pero 1989 fue tambi¨¦n un movimiento de nacionalismo antisovi¨¦tico, era un movimiento de descolonizaci¨®n. La cuesti¨®n no es tanto por qu¨¦ el nacionalismo emerge ahora, sino m¨¢s bien d¨®nde ha estado escondido estos a?os. Y parte de la respuesta es que ingresar en la UE era un objetivo geopol¨ªtico tanto para los liberales como para los nacionalistas. Para los primeros, porque era parte del proyecto postnacional y para los segundos porque era la manera de escapar de la esfera sovi¨¦tica. Luego vinieron las guerras de Yugoslavia y la gente vio la cara m¨¢s temible del nacionalismo. Durante toda una d¨¦cada. El sentimiento nacionalista estaba ah¨ª, pero silenciado, no quer¨ªan que se les asociara con el nacionalismo de Milosevic. Luego viene la crisis de 2008 y la necesidad de impulsar el inter¨¦s nacional.
P. En su libro dedican una parte a China. ?Vamos a acabar todos imitando a China?
R. Los chinos se apropian, pero no imitan, en parte debido a su complejo de superioridad.
P. Deme alguna raz¨®n para el optimismo.
R. De la misma manera que la gente se ha decepcionado con el liberalismo, empieza a sentirse decepcionada con los reg¨ªmenes populistas en Budapest, en Varsovia, en muchos lugares. Durante 30 a?os, el mensaje de los liberales era que no hab¨ªa otra alternativa posible por ejemplo en pol¨ªticas econ¨®micas y ahora estamos donde estamos. Cuando Putin o los populistas dicen que no hay alternativas se van a encontrar con que la gente siempre busca otras opciones. Las sociedades experimentan y siempre buscan formas de convivir juntos, as¨ª que no hay que deprimirse.
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