El tebeo espa?ol dice adi¨®s al Vel¨¢zquez del Cosmos
Las primeras espadas del c¨®mic nacional lloran y recuerdan a Juan Gim¨¦nez, el legendario ilustrador fallecido por coronavirus
"Joder, yo lo quer¨ªa". Hablando en plata, como la tierra que lo vio nacer, es como el tebeo espa?ol recuerda al mago argentino Juan Gim¨¦nez (Mendoza, 1943-2020), un ilustrador de talla de gigante; un so?ador inigualable con la mirada siempre apuntando bien alto; al cosmos. Viv¨ªa en Espa?a, pero al verse v¨ªctima de la pandemia decidi¨® volver a su Mendoza natal. All¨ª muri¨®, el 2 de abril de 2020. Ten¨ªa 76 a?os.
"Cuando pienso (a¨²n no me sale decir recuerdo) en Juan, me viene a la cabeza antes su persona, su insobornable sentido del humor, su apostura de motero eterno, la an¨¦cdota de cuando nos encontramos en mitad de una carretera secundaria entre N¨¢poles y Pompeya, a Hugo Pratt, que nos indic¨® el camino porque el ch¨®fer se hab¨ªa perdido. Normal, si no hubiese sido que Pratt llevaba 10 a?os muerto. Y tambi¨¦n me viene la imagen de su eterna Silvia. Y luego sus maravillosos colores", resume, con emoci¨®n, ?ngel de La Calle, codirector de las Jornadas del C¨®mic de Avil¨¦s, director de la Semana Negra de Gij¨®n y ganador del premio nacional en el ¨²ltimo Sal¨®n Internacional del C¨®mic de Barcelona con Pinturas de Guerra. ?l, se queda con Ciudad (Astiberri, 2015), "su trabajo, narrativamente hablando, m¨¢s perdurable".
?Qui¨¦n era Juan Gim¨¦nez? Es una pregunta que, por desgracia, rondar¨¢ a mucho lector casual del tebeo. Cesar Mallorqu¨ª, autor de talla colosal y tambi¨¦n un eterno observante del cosmos, me dijo una vez, durante una entrevista para esta casa, que el desprecio de Espa?a a lo imaginario, a lo fant¨¢stico, hund¨ªa sus ra¨ªces en una iglesia "celosa de lo sobrenatural". Gim¨¦nez, del pa¨ªs hermano, pero uno m¨¢s por todo lo que lo un¨ªa a nuestra naci¨®n, era, para resumirlo muy brevemente, un purasangre de lo imaginario cuyas crines eran nebulosas, su piel, materia oscura y sus ojos, supernovas.
Alcanz¨® la inmortalidad con La casta de los metabarones, ese trabajo descomunal en alianza de sangre con el chileno Alejandro Jodorowsky, que empez¨® su andadura editorial all¨¢ por el 92?¡ªse podr¨ªa decir que en el 81, pues el primer Metabar¨®n visit¨® a priori otra obra maestra del chileno, El Incal¡ª en el sello franc¨¦s Les Humano?des Associ¨¦s y remat¨® en 2003 un trabajo abrumador, una capilla sixtina dedicada a una tragedia griega, o shakespiriana, con el cosmos ardiendo en el ciclorama. Fueron los Metabarones la culminaci¨®n de ese sue?o que obsesionaba a Jodorowsky, su Dune que nunca fue, y que finalmente vol¨®, y sin necesidad de la glosa, en esta historia inmortal. La aproximaci¨®n pict¨®rica, hiperrealista de una belleza abrumadora y una capacidad hom¨¦rica para retratar la ¨¦pica, de Gim¨¦nez, fue elemento crucial en la talla tit¨¢nica de los Metabarones.
Su relaci¨®n con el chileno fue trascendental para su carrera y trascendente para su vida. Con humor, en una entrevista concedida al festival Curtas de Villagarc¨ªa de Arosa, Gim¨¦nez recordaba los detalles de ese primer encuentro: "Cuando me lo presentaron me encuentro con un tipo de buena presencia pero que estaba vestido absolutamente de morado. Todo. Calcetines, zapatos, traje, camisa, corbata, gemelos¡ y eso me cohibi¨® mucho m¨¢s todav¨ªa. Luego, cuando me empez¨® a hablar, me di cuenta de que era un tipo normal. Tiempo despu¨¦s le pregunt¨¦ por qu¨¦ estaba vestido de morado. Y me contest¨®: ¡®Es por la envidia. Con esto rechazo la envidia". Poco despu¨¦s, en esa misma entrevista, Gim¨¦nez lo dibujaba as¨ª, en palabras: " Me analiz¨® las pupilas, como en Blade Runner, y me dijo: ¡®Juan, tienes toda la libertad del mundo¡¯ [...]. Le respetaba todo. Hasta los puntos y coma".
"Siempre me maravill¨® c¨®mo creaba esos mundos fant¨¢sticos con sus acuarelas. Los artefactos, naves, aviones, armaduras... Pod¨ªas detenerte en sus vi?etas disfrutar de todo el detalle que regalaba a sus lectores.", recuerda Paco Roca, que se queda con Basura de entre la panoplia del argentino. Memorable, divertida y enternecedora es la an¨¦cdota de la autora So Blonde ¡ªcon la adaptaci¨®n de La llave del abismo de Jos¨¦ Carlos Somoza en ciernes¡ª, para quien los Metabarones son una magdalena de Proust con aroma a primer amor: "Hace mucho tiempo, en otra vida con otro nombre y otro color de pelo, un muchacho me descubri¨® una casta de guerreros, sus glorias y p¨¦rdidas, sapos lanudos que hablaban y ped¨ªan el calor del cuerpo de su amo, monjas putas y sacrificios de carne. S¨ª, nenas y nenes, yo me enamor¨¦ con los textos de Jodorowsky y las ilustraciones de Gim¨¦nez. Sit tibi terra levis."
Pero no era solo el tebeo donde los mimbres de Vel¨¢zquez de Gim¨¦nez asombraron. En otro de esos territorios olvidados por el ojo cultural de Espa?a, la edad de oro que vivi¨® el videojuego espa?ol en sus albores, Jim¨¦nez fue, como Azpiri y Luis Royo, el inigualable vendemotos a la hora de ilustrar esas portadas de videojuego que promet¨ªan lo que por la ¨¦poca jam¨¢s se pod¨ªa dar. "Aunque mis compa?eros estar¨¢n eligiendo una p¨¢gina maravillosa, yo voy a rescatar una ilustraci¨®n que hizo para ?pera Soft, en medio de la edad de oro que vivi¨® en los 80 el emergente videojuego espa?ol y que hizo que mi yo de 14 o 15 a?os se muriese de ganas de comprar aquel juego. Algo que, por supuesto, no tard¨¦ en hacer", detalla Jorge Iv¨¢n Argiz, editor en Dolmen Editorial y codirector de las Jornadas del Tebeo de Avil¨¦s y del festival transmedia Celisus 232. El videojuego en cuesti¨®n, que acompa?a en imagen a este texto, era Sol Negro. Por cierto, la favorita del propio Gim¨¦nez, como confes¨® ¨¦l mismo durante?una entrevista al blog de videojuegos retro Un pasado mejor, era la realizada para Livingston Supongo II de Opera Soft.?
Todos los actores del tebeo tienen recuerdos para Juan Gim¨¦nez. David Macho, agente de autores espa?oles que colonizan con extraordinario ¨¦xito Marvel y DC, lo recuerda as¨ª: "Un gran conversador, una gran persona y un autor maravilloso, inigualable. Un maestro en todo, pero sobre todo a la hora de contar historias, an¨¦cdotas. Lo que m¨¢s me quedar¨¢ de ¨¦l es el recuerdo de un hombre bueno, divertido, contador de historias propias y ajenas y siempre con una sonrisa en su rostro". La obra de Macho es As de Pique (Dolmen Editorial, 2012).
Con la sonrisa se queda tambi¨¦n Laureano Dom¨ªnguez, editor en Astiberri: "Su sentido del humo, su esp¨ªritu juvenil y los ratos compartidos en los muchos viajes en los que hemos coincidido a lo largo de 30 a?os".? Los Metabarones es la de David Hernando, director editorial de Planeta C¨®mic: "Pocos dibujantes como ¨¦l han sido capaces de transmitir tanta emoci¨®n a la ciencia ficci¨®n. Sus creaciones de metal parec¨ªan cobrar vida en cada p¨¢gina". Oscar Valiente, director de Norma Editorial, que tambi¨¦n tiene huellas en su memoria de sus portadas de videojuego, lo define as¨ª para Ka-BOOM: "La ¨²nica ambici¨®n de Juan Gim¨¦nez era dibujar, era pintar, so?aba con morir pegado a su caja de pinceles y acuarelas, y as¨ª se ha cumplido porque afortunadamente, para ¨¦l pero sobre todo para nosotros los lectores, ha continuado trabajando hasta el ¨²ltimo momento. La p¨¦rdida es enorme porque era una persona muy querida por todo el sector, y porque ten¨ªa todav¨ªa much¨ªsimo que contar."
Para cerrar, una reflexi¨®n de Gim¨¦nez, en respuesta a la pregunta del t¨®pico que reza que el pasado siempre fue mejor: "Creo que no deber¨ªamos decir "mejor" en exclusiva. Es posible que cada generaci¨®n tenga su "mejor" pasado en este presente que estamos viviendo". Uno de los que son presente, legado que prolonga la estirpe de grandes ilustradores iberoamericanos, es ?lvaro Mart¨ªnez Bueno, uno de los dibujantes espa?oles estrella de DC, la tierra de Batman, Superman y compa?¨ªa: "Juan Gim¨¦nez fue un portento ¨²nico en la historia del c¨®mic, quiz¨¢s de haber nacido en el siglo de oro tendr¨ªa una sala en El Prado. Mi sensaci¨®n desde la primera vez que vi su trabajo era de estar a una distancia gal¨¢ctica de ese talento y a¨²n as¨ª sentir su calor como un sol cercano." Como un sol cercano y negro, ardiendo, bello y oscuro, en el cosmos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.