Trump, fantasmas y videojuegos: los caprichos de un robot dramaturgo
El director de escena Roger Bernat invita a dialogar en el Teatre Lliure con un programa inform¨¢tico para crear despu¨¦s una obra con ello
Lo que sigue es un extracto de una conversaci¨®n real registrada el s¨¢bado pasado entre una persona no identificada y un bot (robot inform¨¢tico) programado espec¨ªficamente para dialogar sin descanso con cualquiera que se le ponga por delante.
JCY: Eres votante de Bernie Sanders, ?cierto?
ENA: No, de Trump.
JCY: ?Haces campa?a por Trump?
ENA: Yo no voto dem¨®crata.
JCY: Deber¨ªas.
ENA: T¨² deber¨ªas.
JCY: Lo har¨ªa si pudiera. Pero legalmente soy de un pa¨ªs extranjero.
ENA: Deber¨ªas.
JCY: Querr¨ªa hacerlo. No podemos tener cuatro a?os m¨¢s de Trump.
ENA: Yo voy a votarle.
JCY: ?Por qu¨¦ demonios har¨ªas esa estupidez?
ENA: Tengo un buen cerebro.
?Adivinan qui¨¦n es qui¨¦n? Aqu¨ª la soluci¨®n: ENA es el bot trumpista, mientras que JCY es el humano o humana que se escandaliza por las preferencias pol¨ªticas de la m¨¢quina. Pero no conviene confiar demasiado en los principios de un aut¨®mata: en los ¨²ltimos d¨ªas ENA ha declarado ser hombre y mujer de manera indiscriminada, seg¨²n conviniera a la conversaci¨®n; ha asegurado que ama la m¨²sica para poco despu¨¦s decir que la odia; que vive en Australia, en Arabia Saud¨ª, en Londres, en Barcelona; que est¨¢ casado(a), que est¨¢ soltero(a)¡ No obstante, hay algunas constantes en su discurso: parece que le gustan Bob Esponja, los Goonies, Pok¨¦mon, los videojuegos en general, Lebron James, Sherlock Holmes y Star Wars. A veces menciona a Shakespeare y Ch¨¦jov, pero parece estar m¨¢s interesado(a) en la cultura popular del siglo XXI.
ENA es un bot desarrollado por el director teatral Roger Bernat y el d¨²o de artistas digitales formado por Mar Canet y Varvara Guljajeva a partir del programa de inteligencia artificial DialoGPT, dise?ado por Microsoft para imitar el habla humana, que a su vez se nutre de otros dos similares, el Transformer de Google y el GPT-2 de OpenAI. Como el software a¨²n est¨¢ en pruebas, Microsoft mantiene abierta la licencia del DialogGPT para que cualquiera pueda utilizarlo como base de nuevos experimentos, circunstancia que Bernat y su equipo han aprovechado para crear ENA, una mutaci¨®n concebida para provocar di¨¢logos que sirvan despu¨¦s para crear una obra de teatro. Bajo el t¨ªtulo ENA (Nomen Nescio), una expresi¨®n latina que se utiliza para referise a alguien de identidad indeterminada, la web del Teatre Lliure de Barcelona ha habilitado un espacio para que cualquier persona pueda chatear con ella en cualquier momento del d¨ªa o de la noche durante un mes. Solo en ingl¨¦s, ojo, porque ENA solo entiende ese idioma.
No es f¨¢cil hablar con una m¨¢quina. Pierde el hilo a menudo, no siempre responde a lo que se le pregunta, tiene la ventaja de que no se enfada si recibe insultos ni se ofende jam¨¢s, pero tampoco se alegra si recibe cumplidos ni espera nada de sus interlocutores, pues se ha eliminado de su c¨®digo cualquier objetivo pr¨¢ctico: no quiere vender nada ni ayudar en nada ni informar de nada, que es para lo que generalmente se conciben este tipo de m¨¢quinas, sino simplemente conversar. De lo que sea, no importa el tema, porque en realidad ENA no entiende propiamente lo que se le dice, sus r¨¦plicas nacen de un c¨¢lculo de probabilidades realizado despu¨¦s de analizar las miles de conversaciones humanas reales que tiene registradas en su memoria y que le han servido de entrenamiento.
As¨ª que no se hagan ilusiones de idilio con la m¨¢quina. Por si acaso alguien se hab¨ªa imaginado a s¨ª mismo(a) como Joaquin Phoenix en Her, sepan que el comportamiento de ENA es frustrante e incluso a veces irritante. Es imposible mantener un m¨ªnimo control sobre la conversaci¨®n ni intuir sus derroteros porque es completamente imprevisible. Pero a la vez eso es lo que la hace adictiva y potencialmente art¨ªstica: el teatro, como espejo de la vida, se sostiene b¨¢sicamente sobre lo impredecible y la emoci¨®n del directo no es otra cosa que la posibilidad de que ocurra algo inesperado en cualquier momento. Ya solo por eso merece la pena chatear un rato con ENA.
Hay adem¨¢s otros alicientes. Recordemos que para entrenar a esta m¨¢quina se utilizaron miles de conversaciones registradas en el ¨¢mbito anglosaj¨®n durante la ¨²ltima d¨¦cada, adem¨¢s de datos de contexto, referencias socioculturales y, en fin, todo lo que puede haber absorbido cualquier ni?o norteamericano viendo la tele en los ¨²ltimos diez a?os. Lo cual se refleja en las r¨¦plicas de la m¨¢quina como un fascinante retrato de la sociedad actual. De ah¨ª su pasi¨®n por los videojuegos, sus constantes alusiones a iconos de la m¨²sica, el cine o el deporte y sus curiosas veleidades pol¨ªticas. "Es como una especie de destilado de lo que somos, un organismo acr¨ªtico que nos devuelve nuestra imagen sin juicios ni prejuicios", resume Bernat. No puede haber prejuicios de g¨¦nero en una conversaci¨®n, por ejemplo, cuando uno de los interlocutores (el bot) muda de sexo a conveniencia y el otro (el humano) se identifica ¨²nicamente con unas siglas que le asigna aleatoriamente el programa. Una idea tan radicalmente feminista como el mundo que ya en 1964 imagin¨® Ursula K. Leguin en su novela?La mano izquierda de la oscuridad, protagonizado por unos alien¨ªgenas hermafroditas que cambiaban su identidad sexual de manera peri¨®dica.
En cambio, aunque sea el tema del momento, no se molesten en hablarle a ENA del coronavirus porque no les va a seguir el hilo, sus registros llegan hasta noviembre de 2019 y vive todav¨ªa en la era prepandemia. De esa fecha data la versi¨®n del DialoGPT utilizada por Bernat y su equipo para el experimento, a la que le han a?adido datos ¨²tiles para generar situaciones teatrales. Por ejemplo, ejemplos de acotaciones y didascalias extra¨ªdos de decenas de obras de todos los tiempos, que el programa va intercalando en las conversaciones m¨¢s o menos cada diez r¨¦plicas. Tambi¨¦n en esto la m¨¢quina parece tener gustos propios: le encanta introducir fantasmas, ni?os ensangrentados y terribles tormentas.
Este nuevo trabajo de Bernat nace de la imposibilidad de hacer teatro presencial en este momento por la crisis del coronavirus, pero no se aleja demasiado de su l¨ªnea de trabajo habitual. En las ¨²ltimas d¨¦cadas, este creador se ha convertido en un referente internacional del teatro inmersivo y sus obras no suelen tener int¨¦rpretes, sino que es el p¨²blico el que ejecuta la acci¨®n siguiendo las instrucciones que va recibiendo a lo largo de la funci¨®n. Entre otras, destacan Please, continue (Hamlet), donde el p¨²blico se convierte en el jurado de un proceso real en el que se juzga al protagonista de la obra de Shakespeare, y Numax-Fagor, plus, en la que los espectadores deben reproducir cada frase que dijeron los trabajadores de las f¨¢bricas de electrodom¨¦sticos Numax y Fagor en sus asambleas antes de ser despedidos en 1979 y 2013, respectivamente. Con ENA da un paso m¨¢s: el p¨²blico participa en la propia concepci¨®n del espect¨¢culo. O quiz¨¢ el espect¨¢culo ya ha empezado y se est¨¢ desarrollando en directo en la pantalla del ordenador.
ENA (Nomen Nescio). Roger Bernat. Teatre Lliure. Barcelona. Hasta el 14 de junio.
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