?El horror! ?El horror?
La acumulaci¨®n y reiteraci¨®n de lo gore en la nueva novela de Carmen Mola es un componente que crece sin control literario
1. Manierismos
Ya est¨¢ en las librer¨ªas, y dispuesta a pulverizar la cota de los 150.000 lectores que los editores afirman que tiene su autor, La Nena (Alfaguara), ¨²ltima entrega de la peculiar saga sobre la Brigada de An¨¢lisis de Casos (BAC; nada que ver con la prestigiosa editorial religiosa) que ha ido construyendo en solo tres a?os Carmen Mola, a quien de ahora en adelante llamar¨¦ ¡°autor¡±. A las dos primeras, La novia gitana (2018) y La red p¨²rpura (LRP; 2019), me refer¨ª elogiosamente en su momento. Tanto que sus editores aprovecharon para, sin tener la cortes¨ªa de comunic¨¢rmelo, incluir algunos de mis juicios en los paratextos de cubierta. Y tengo que confesar que empec¨¦ la lectura de la nueva con un entusiasmo que se prolong¨® hasta algo m¨¢s all¨¢ de la mitad del libro; la ¨²ltima parte se me hizo cuesta arriba (estaba deseando que se terminara de una vez, un mal s¨ªntoma), probablemente porque resulta muy dif¨ªcil que un autor que logra un ¨¦xito apabullante con sus dos primeras novelas (suponiendo que no tenga otras con distinto nombre) no caiga en la tentaci¨®n de repetir f¨®rmulas y estilemas. Si en LRP me atrajo su logrado ritmo y el hecho de que la intriga no imped¨ªa la reflexi¨®n y la cercan¨ªa emocional, en La Nena la acumulaci¨®n y reiteraci¨®n de lo gore, un componente que crece sin control literario hasta producir una sensaci¨®n de desagradable hartazgo, termina acercando la trama a las del Grand Guignol, por referirme a aquel subg¨¦nero, heredero tard¨ªo del g¨®tico, que tanto triunf¨® a principios del siglo pasado, y que se caracterizaba por la acumulaci¨®n ilimitada de horrores naturalistas para mantener la atenci¨®n de la audiencia. A estas alturas nadie duda de que Carmen Mola posee suficiente talento para construir intrigas ¡°negras¡±, pero ahora se me antoja que su mayor peligro es el de morir de ¨¦xito. En La Nena lo sanguinolento y repulsivo cobran una presencia m¨¢s argumentalmente gratuita que en LRP, y mientras la le¨ªa me ven¨ªa a la cabeza, m¨¢s que el Hannibal de Thomas Harris (con los ¡°gru?idos ensordecedores¡± de los cerdos vengadores, en realidad hil¨®queros), la versi¨®n m¨¢s simplona y efectista con que trataba la historia Ridley Scott en su pel¨ªcula hom¨®nima (2001). Los cerdos, s¨ªmbolos de ¡°la transformaci¨®n de lo superior en inferior y del abismamiento amoral de lo perverso¡± (Cirlot), son tambi¨¦n protagonistas pasivos de esta novela recargada de horrores e ingenuidades efectistas, y que, quiz¨¢s, podr¨ªa funcionar mejor con un centenar de p¨¢ginas menos; pero ya se sabe que a los editores les gusta que las novelas de autores de ¨¦xito engorden, para venderlas un poco m¨¢s caras. Queda como gran personaje Elena Blanco, que regresa a la BAC, y que es el mejor y m¨¢s redondo de todo el elenco. Y entre los villanos, Anton, el m¨¢s fundamentado. Y espero fervientemente que su autor, que sigue interes¨¢ndome, alivie las presiones que recibe o se autoimpone y se tome con m¨¢s calma construir su pr¨®ximo ¨¦xito de ventas. Sus seguidores lo agradeceremos.
2. Duce
En el pr¨®logo a la edici¨®n de las Prensas de la Universidad de Zaragoza de su estupendo trabajo El cuerpo del duce. Un ensayo sobre el desenlace del fascismo, Sergio Luzzatto argumenta que ¡°si hay un pa¨ªs en Europa (y en el mundo) en que el cuerpo del jefe supremo ha seguido condicionando el curso de la historia tras su muerte (¡) es precisamente Espa?a¡±, como se ha demostrado, recientemente, con el episodio de las sucesivas exhumaci¨®n de Cuelgamuros e inhumaci¨®n de Mingorrubio. Para Luzzatto, Mussolini es, ¡°junto con Berlusconi¡±, el pol¨ªtico m¨¢s corporal del siglo XX italiano, y su apasionante y bien documentado libro (en el que s¨®lo se echan de menos algunas ilustraciones) es un recorrido por las representaciones (incluidas las literarias) del dictador fascista y su impronta en el imaginario de los italianos antes, durante y despu¨¦s de su oprobiosa muerte. De la pasi¨®n al odio, del entusiasmo a la venganza: todo un pan¨®ptico de un r¨¦gimen encarnado por quien le dio cuerpo y carisma. Y que funcion¨® como inspirador de la parte m¨¢s oscura de los oscuros a?os treinta.
3. Barea
William Chislett, que, entre otras cosas, fue corresponsal de The Times en Espa?a durante los a?os cruciales de 1975-1978, y desde hace tiempo trabaja como investigador asociado del Real Instituto Elcano (en cuyas publicaciones sigue escribiendo sobre pol¨ªtica espa?ola), es una de las personas que m¨¢s han hecho en los ¨²ltimos a?os por mantener viva la memoria de Arturo Barea (1897-1957). En su pr¨®logo al breve ensayo Unamuno (Espasa Calpe), escrito originalmente en espa?ol e inmediatamente traducido al ingl¨¦s por Ilse Barea, esposa del gran novelista extreme?o, para una colecci¨®n brit¨¢nica de divulgaci¨®n (1952), Chislett proporciona un sucinto y exacto contexto de las circunstancias en que Barea compuso el librito, as¨ª como de los sentimientos del autor hacia su biografiado, de cuya rebeld¨ªa intelectual se sent¨ªa cercano. El texto, retraducido al espa?ol por el escritor y publicista uruguayo Emir Rodr¨ªguez Monegal, se explaya particularmente en el an¨¢lisis de Del sentimiento tr¨¢gico de la vida, la obra de Unamuno m¨¢s conocida por los lectores del Reino Unido, donde fue traducida en 1921.
4. Galdosiana
Con el tomo (1.282 p¨¢ginas) consagrado a la Quinta serie de los Episodios nacionales se cierra la publicaci¨®n en 10 vol¨²menes (los tres primeros editados por Emilio Blanco y el resto por Ermitas Penas) de la magna obra de Gald¨®s de la Biblioteca Castro, la m¨¢s completa y cuidada a la que se puede tener acceso; incluyendo, claro, la cl¨¢sica de Aguilar, en cinco inc¨®modos vol¨²menes a dos columnas y con letra para liliputienses.
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