El ¡®blues¡¯ fotogr¨¢fico de Gordon Parks
Seis d¨¦cadas despu¨¦s de su publicaci¨®n, las im¨¢genes realizadas por el gran fot¨®grafo afroamericano vuelven a cobrar relevancia, subrayando su compromiso con la justicia social
Gordon Parks (Kansas, 1912 - Nueva York, 2006) llevaba ya casi una d¨¦cada trabajando para la revista Life cuando en 1957 recibi¨® el encargo de realizar un reportaje gr¨¢fico con el fin de profundizar en la criminalidad de los Estados Unidos. Durante seis meses viaj¨® por Nueva York, Chicago, Los ?ngeles y San Francisco. ¡°Un viaje por el infierno¡±, recodar¨ªa el autor, el primer fotoperiodista negro en incorporarse a la plantilla de la publicaci¨®n estadounidense (tambi¨¦n en hacer fotograf¨ªa de moda para Vogue). ¡°Me adentr¨¦ junto con los detectives por distritos sombr¨ªos, trep¨¦ por escaleras de incendios, me abr¨ª camino por ventanas y puertas junto a ellos. La brutalidad estaba fuera de control. La muerte violenta asomaba de amanecer en amanecer¡±.
El reportaje de ocho p¨¢ginas se public¨® el 9 de septiembre bajo el t¨ªtulo The Atmosphere of Crime. Ser¨ªa el primero de una serie compuesta por seis art¨ªculos. La oscura silueta del rostro de un polic¨ªa, hablando por la radio en el interior de un coche, abr¨ªa la historia. Un rostro an¨®nimo y oscuro iluminado por las luces de la calle, que en forma de c¨ªrculos de colores se ciernen sobre el parabrisas salpicado por las gotas de lluvia. El tono del reportaje quedaba establecido; cinematogr¨¢fico, profundo, sutil e incisivo.
Parks se encontraba entonces en la cima de su carrera. Hac¨ªa ya casi dos d¨¦cadas que este artista autodidacta, criado en la penuria y marcado por la desigualdad racial, hab¨ªa comenzado a utilizar la c¨¢mara como ¡°un arma contra la pobreza, el racismo y la injusticia¡±. A su destreza para abordar temas sociales tan complejos como la segregaci¨®n y la delincuencia, se sumaba un personal y su sutil vocabulario est¨¦tico elaborado mediante el dominio de la composici¨®n y del uso de la luz, potenciando su capacidad para empatizar y dar voz a todos los protagonistas de sus im¨¢genes. Regresar¨ªa con m¨¢s de 300 im¨¢genes de las que solo doce se mostraron en Life. El reportaje marcar¨ªa un antes y un despu¨¦s en la fotograf¨ªa de crimen. Hac¨ªa uso del color y humanizaba a sus protagonistas, alej¨¢ndose de los clich¨¦s en busca de matices capaces de reflejar los factores emocionales y sociales asociados al comportamiento criminal.
Publicado por Steidl, Gordon Parks. The Atmosphere of Crime, 1957 re¨²ne 47 de las im¨¢genes que componen la serie. ¡°Un trabajo que destaca no solo por su sofisticaci¨®n est¨¦tica sino por las formas en las que visiblemente cuestiona los estereotipos establecidos en el crimen entonces generalizados en los principales medios de comunicaci¨®n¡±, escriben en un pr¨®logo conjunto Glenn D. Lowry, director del MoMA, y Peter W, Kunhardt jr., director de la Gordon Parks Foundation. Las im¨¢genes han sido adquiridas por el MoMA, aunque su exhibici¨®n, que deb¨ªa formar parte de una instalaci¨®n sobre la representaci¨®n del crimen junto al trabajo de Weegee, Dorothea Lange, Danny Lyon y fotos policiales del siglo XIX, se ha visto suspendida hasta nuevo aviso debido a la crisis sanitaria.
¡°El valor de esta serie es m¨²ltiple¡±, asegura Sarah Meister, comisaria de la exposici¨®n y editora del monogr¨¢fico. ¡°Demuestra que los acusados pueden ser presentados con respeto. Para ello desaf¨ªa las expectativas del espectador a trav¨¦s de distintas f¨®rmulas que a veces implican retener informaci¨®n con el fin de dar cabida a la ambig¨¹edad, lo que conlleva a cuestionar suposiciones. Pero tambi¨¦n ofrece un anclaje hist¨®rico. El anclaje visual de un documento incre¨ªblemente poderoso y espec¨ªfico sobre el cual analizar y juzgar el ¨¦xito o fracaso de un sistema desde entonces hasta nuestro d¨ªas¡±.
Las figuras aparecen con frecuencia silueteadas, difuminadas o cortadas de forma que se mantiene el anonimato, incluso podr¨ªamos decir que la inocencia. Los criminales desempe?an un papel secundario en la serie, es en los detectives, en los guardias de seguridad o en los agentes donde recae el peso del reportaje. ¡°De la misma forma que juega con el equ¨ªvoco en cuanto a la presentaci¨®n de los llamados criminales, arroja una clara luz sobre la imagen de la polic¨ªa, y su actuaci¨®n en aquellos d¨ªas¡±, se?ala Meister. Una de las im¨¢genes muestra a dos detectives, pistola en mano, derribando una puerta a patadas en un siniestro corredor. Son los mismos que protagonizan otra de las fotograf¨ªas tomada dentro de una comisaria. A¨²n despojados de sus americanas y con el nudo de la corbata aflojado se les presupone autoridad. ¡°Es m¨¢s, digamos que su indiscutida autoridad es tal que se muestran relajados¡±, apunta la conservadora. ¡°Se trata de una imagen muy dram¨¢tica y poderosa. Una escena que rara vez podemos ver. Los detectives aparecen hablando con un hombre de color cuyo rostro es invisible, ya que est¨¢ de espaldas. Solo podemos ver sus manos esposadas. ?l es el ¨²nico que permanece en pie. Metaf¨®ricamente aprisionado por aquellos que le rodean¡±. Algo que Parks se encarga de enfatizar acotando el espacio mediante la inclinaci¨®n de la c¨¢mara y sacando provecho de la mortecina luz disponible.
El art¨ªculo apareci¨® acompa?ado por un texto escrito por Robert Wallace, un veterano periodista. Si bien sus conclusiones apuntaban discretamente a los prejuicios raciales como un elemento m¨¢s de la narrativa del crimen, Wallace fundamentalmente intentaba "contrarrestar la sensaci¨®n de histeria social que se estaba instalando en la sociedad en cuanto a la criminalidad, cuestionando si era adecuado referirse a lo que estaba ocurriendo como una ola de crimen, y se?alando la inconsistencia de las estad¨ªsticas de las que se hac¨ªan uso", seg¨²n Meister. Esto no contradec¨ªa la visi¨®n que aportaba Parks. "Pero mientras las fotograf¨ªas de Parks, desgraciadamente, han pasado a ser atemporales, el bien intencionado texto de Wallace ya no tiene vigencia¡±, matiza la conservadora.
?Tuvo la direcci¨®n de la publicaci¨®n en cuenta el hecho de que Parks fuera afroamericano? ¡°Es imposible que fueran dalt¨®nicos¡±, ironiza la comisaria, ¡°aunque no hemos podido encontrar nada que demuestre que intencionadamente buscasen a una persona de color para fotografiar la historia. Habr¨ªa que a?adir que Gordon Parks era sumamente respetado dentro de la revista y dispon¨ªa de autonom¨ªa para elegir los temas¡±. Eran muy pocos entonces los fot¨®grafos afroamericanos que llegaban a colaborar en las revistas, as¨ª como a adentrarse en el mundo del arte. Robert H. McNeill y Roy DeCarava, entre los m¨¢s conocidos, trabajaron de forma independiente. No fueron pocas las veces en las que Parks se vio se?alado por trabajar para el blanco opresor, al tiempo que en ocasiones sent¨ªa que su objetividad era cuestionada por sus jefes blancos.
La realizaci¨®n de The Atmosphere of Crime dejar¨ªa una honda marca en el polifac¨¦tico autor, quien no dud¨® en adentrarse en el mundo del cine (el largometraje The Learning Tree, en 1960, le situ¨® como el primer cineasta negro en producir y realizar una pel¨ªcula de ¨¦xito en Hollywood), de la m¨²sica y de la escritura. ¡±La evidencia m¨¢s clara de que este reportaje tuvo un significado especial para ¨¦l est¨¢ en que en pr¨¢cticamente todos sus escritos, fechados de 1957 en adelante, existe alguna referencia a su experiencia como testigo de una ejecuci¨®n en la prisi¨®n de San Quintin¡±, asegura Meister. Despu¨¦s del asesinato de Martin Luther King, en 1968, Parks escribi¨® las siguientes palabras en Life, dirigi¨¦ndose a los lectores (blancos) de forma directa: ¡°Un hombre, blanco, como usted hizo que una bala atravesara el cuello [de King]. Y haci¨¦ndolo el loco simplemente elimin¨® el ¨²ltimo s¨ªmbolo de paz que exist¨ªa entre nosotros. Debemos luchar por distinguir entre su acto y vuestra conciencia¡±. Meister comenta sus palabras, a modo de conclusi¨®n: ¡°Como sociedad, a¨²n estamos buscando respuestas, pero observar y aprender de Parks resulta un ejercicio tan v¨¢lido hoy como lo fue el d¨ªa en que se publicaron por primera vez estas im¨¢genes, hace ya m¨¢s de 60 a?os¡±.
The Atmosphere of Crime. Gordon Parks. Steidl. 120 p¨¢ginas. 38 Euros.
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