Muerte y reanimaci¨®n del monumento
A la ostentosa representaci¨®n de las estatuas de signo colonial y racista se opone ahora una iconoclastia m¨¢s elocuente que acabar¨¢ transformando el rostro del arte p¨²blico en las ciudades
Parec¨ªan el matrimonio m¨¢s s¨®lido del planeta. No se ten¨ªan noticias de esc¨¢ndalos ni infidelidades, tampoco de sus opiniones pol¨ªticas o de su poderoso c¨ªrculo de amigos. Eran dos pesos pesados con decenas de reto?os por todo el mundo cumpliendo impecablemente su papel de observadores sociales, siempre muy bien situados ¡ªverticalmente, eso s¨ª¡ª en los parques del ed¨¦n social, uniendo el Viejo y el Nuevo Mundo, aunque ¨¦l siempre andaba despistado se?alando con su dedo a Mallorca (puede que aposta) y no al lugar de la conquista, all¨¢ donde la esposa eleva su ardor al cielo indiferente del siglo XX.
Hab¨ªan nacido el mismo a?o, 1886. Ms. Liberty en la bah¨ªa de Nueva York (la cig¨¹e?a la trajo de Par¨ªs) y Crist¨®bal Col¨®n en el puerto de Barcelona, el mismo paralelo, cada uno en una cara del Atl¨¢ntico. Un artista celestina los present¨®, hubo flechazo y tras seis a?os de galanteos anunciaron las nupcias para 1992, coincidiendo con la celebraci¨®n de los 500 a?os de la conquista de Am¨¦rica y de paso unos Juegos Ol¨ªmpicos. La boda se celebr¨® en el desierto de Nevada tras un espectacular desfile en la Quinta Avenida que dejaba a las de Versalles en una broma. As¨ª, en resumen, transcurri¨® la obra in progress de Antoni Miralda, Honeymoon (1986-1992), ¡°s¨ªmbolo del intercambio de ideas y tradiciones que unieron dos continentes¡±. En 2017, un periodista pregunt¨® a Miralda si ten¨ªa noticias del matrimonio. ¡°No estoy al corriente de su d¨ªa a d¨ªa. Los monumentos tienen su propia l¨®gica y su manera de calcular el tiempo¡±, declar¨® simp¨¢tica y perspicazmente. Pero, como dice la canci¨®n, no hay mal, ni amor, que cien a?os dure.
El arte es un mal relator de los hechos de la historia, aunque puede ayudar a repararla aceleradamente
El arte es un mal relator de los hechos de la historia, aunque puede ayudar a repararla aceleradamente. S¨®lo hace falta una chispa que incendie una liaison apacible. El pasado noviembre se instal¨® en Brooklyn, justo frente a los juzgados donde se tramita el juramento de ciudadan¨ªa estadounidense, el contramonumento titulado Unity, de Hank Willis Thomas (Nueva Jersey, 1976), un enorme brazo de bronce negro que emerge del suelo apuntando al cielo y que inmediatamente recuerda el gesto de la Estatua de la Libertad. Su dise?o parti¨® de un modelo natural de 2 metros y 13 cent¨ªmetros, el p¨ªvot camerun¨¦s de la NBA Joel Embiid, y se ha convertido en el s¨ªmbolo que reivindica las calles de Nueva York como espacio de diversidad racial, sexual y de g¨¦nero. Tambi¨¦n es el punto de encuentro donde se concentran diariamente los manifestantes al grito de Black Lives Matter (BLM), el movimiento internacional que surgi¨® en 2013 del hashtag creado por tres mujeres l¨ªderes de la comunidad afroamericana tras el asesinato del adolescente Trayvon Martin en Florida a manos de un vigilante de barrio.
Ms. Liberty ama a Mr. Unity. La escultura del brazo ha resultado m¨¢s eficaz en su ternura que la que se instal¨® casi contempor¨¢neamente en Times Square ¡ªcon car¨¢cter provisional¡ª, una estatua ecuestre de Kehinde Wiley que representa a un joven afroamericano a caballo vestido con ropa urbana en una composici¨®n que subvierte directamente el modelo de los monumentos a los generales confederados de la guerra de Secesi¨®n. La pieza, titulada Rumours of War, ha hallado su lugar definitivo precisamente en Richmond, junto al Museo de Bellas Artes de Virginia. All¨ª permanece intocada, muy cerca de la fila de estatuas dedicadas a los h¨¦roes de guerra que en los ¨²ltimos d¨ªas han sido da?adas por los manifestantes antirracistas, como ha ocurrido con otros emblemas en la mayor¨ªa de ciudades estadounidenses y en las principales capitales europeas.
Persisten los ¡°rumores de guerra¡± mientras otras voces m¨¢s conciliadoras advierten de que no se puede borrar la historia y piden en cambio promover acciones ¡°sanitarias¡± sobre la estatuaria ¡°supremacista¡±, que deber¨ªa o bien estar confinada en almacenes o exhibidas en museos dedicados a la colonizaci¨®n, de la misma manera que hay espacios que nos recuerdan la infamia del Holocausto. Existe un precedente en Spandau (Berl¨ªn), un museo inaugurado en 2016 dedicado a las estatuas que fueron desmanteladas durante el siglo XX y que ahora se exhiben sin esplendores y convenientemente contextualizadas. En Espa?a, el retraso produce sonrojo. Pocas exposiciones denuncian la presencia en las calles, a¨²n hoy, de monumentos dedicados a esclavistas y simbolog¨ªa franquista. La m¨¢s reciente, Fantasma ¡®77, es una muestra de peque?o formato que arranc¨® el pasado mes de febrero en el Tecla Sala de L¡¯Hospitalet y viajar¨¢ por cuatro ciudades espa?olas; la pr¨®xima, Valencia.
En Espa?a, el retraso produce sonrojo. Pocas muestras denuncian la presencia de esta estatuaria
En el futuro, las guerras socioculturales persistir¨¢n para beneficio, incluso, de la simbolog¨ªa m¨¢s estimada. Hace unos pocos d¨ªas, el artista Krzysztof Wodiczko present¨® Monument, una de sus habituales proyecciones, sobre la estatua de bronce del h¨¦roe unionista David G. Farragut en Madison Square Park, en Manhattan. Sobre el cuerpo del h¨¦roe de guerra, modelado por el virtuoso escultor de origen irland¨¦s Augustus Saint-Gaudens, el artista iba volcando las im¨¢genes y los testimonios grabados de 12 refugiados (se calcula que hay 70 millones de desplazados en todo el mundo). Como ¡°reanimador¡± de monumentos, Wodiczko transforma su experiencia personal (naci¨® en 1943 en el gueto de Varsovia) en s¨ªntoma social. Y es verdad que la urbanidad de este tipo de intervenciones art¨ªsticas solo se puede saborear con plenitud si se contrastan con actitudes m¨¢s radicales, como la acci¨®n ¡ªcasi po¨¦tica¡ª de tirar al Sena la inexpresiva estatua de un esclavista. Pero la era pop nos ha convertido en unos realistas sociales, no en rom¨¢nticos.
Fantasma ¡®77. Iconoclastia espa?ola. Centro del Carmen. Valencia. Del 1 de julio al 30 de agosto.
Unveiled. Berlin and its Monuments. Zitadelle de Spandau. Berlin. Exposici¨®n permanente.
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