Los ?ngeles, historia de una ficci¨®n
'Al oeste del Ed¨¦n', de Jean Stein, es un relato oral sobre la capital del autoenga?o y la reinvenci¨®n, que deja al descubierto los trucos con los que se construy¨® su poderosa mitolog¨ªa, a la que la literatura tambi¨¦n contribuy¨®
Antes de convertirse en un respetado soci¨®logo y te¨®rico del urbanismo, Mike Davis sol¨ªa llegar a fin de de mes gracias a un trabajo de gu¨ªa tur¨ªstico, conduciendo un autocar abarrotado de viajeros de la Am¨¦rica profunda por barrios con nombres m¨¢gicos, como Hollywood o Beverly Hills. Eran los primeros setenta y las aceras se hab¨ªan llenado de prostitutas adolescentes y yonquis al borde de la en¨¦sima sobredosis. ¡°Era el innegable epicentro de la miseria humana¡±, recuerda Davis. Pero la sorpresa llegaba cuando los turistas bajaban del veh¨ªculo para recorrer el Paseo de la Fama. Mientras el ch¨®fer y aprendiz de soci¨®logo se apresuraba a cerrar el pestillo, los forasteros circu?laban imp¨¢vidos y no lograban ver nada m¨¢s que las huellas de las manos de Ava Gardner, incluso si ten¨ªan en sus narices a alguien echando espuma por la boca. ¡°No les estremec¨ªa la enorme distancia moral que separa el mito de Hollywood y lo que ten¨ªan delante. La mayor¨ªa no ve¨ªa otra cosa que su imagen preconcebida del para¨ªso¡±, afirma Davis.
Esa ¡°distancia moral¡±, como la denomina el autor de Ciudad de cuarzo, el ensayo que en 1991 design¨® a Los ?ngeles como la capital del futuro, es el asunto principal de Al oeste del Ed¨¦n (Anagrama), una apasionante historia oral sobre la ciudad y su poderosa mitolog¨ªa. La firm¨® Jean Stein, antigua editora de una biblia literaria como The Paris Review, adem¨¢s de colorida intelectual y amante ocasional de William Faulkner, que trabaj¨® m¨¢s de dos d¨¦cadas en este collage narrativo sobre la ciudad en la que naci¨®. La public¨® en 2016, poco antes de suicidarse a los 83 a?os lanz¨¢ndose al vac¨ªo desde su apartamento en un rascacielos de Manhattan. El libro es una larga sucesi¨®n de declaraciones descontextualizadas a cargo de voces tan autorizadas como Joan Didion, Gore Vidal, Warren Beatty, Lauren Bacall, Jane Fonda, Dennis Hopper o Frank Gehry. De su mano, Stein logra explicar por qu¨¦ los turistas del autocar de Davis, que tambi¨¦n participa en el libro, fueron incapaces de encajar que Hollywood fuera un lugar indeseable.
"Es una ciudad donde eres libre de reinventarte. el lugar m¨¢s al oeste del pa¨ªs que uno pueda alcanzar, encaramado en el borde de un oc¨¦ano de posibilidades, junto a las factor¨ªas de fantas¨ªa que son Hollywood y Disneylandia"
Durante su lectura, queda claro que la literatura ha contribuido profusamente a reforzar ese mito, de los d¨ªas de John Fante y Thomas Pynchon a la actualidad. ¡°Es mi ciudad favorita en Estados Unidos. Tiene demasiadas capas para explorarla sin tener tiempo por delante. Es como sus calles: no hay una ret¨ªcula. Te deja que la descubras, pero solo cuando ella quiere¡±, nos cuenta el escritor Percival Everett. Susan Orlean decidi¨® mudarse temporalmente a Los ?ngeles en 2011 para escribir un libro sobre Rin Tin Tin.Nunca regres¨® a casa. ¡°Antes de llegar me costaba imaginar que un lugar tan horizontal y extenso pudiera generar una sensaci¨®n de cohesi¨®n y comunidad. Es un tejido de pueblos y redes, tal vez el mayor del pa¨ªs. Sin haber descubierto eso, no me hubiera quedado¡±, escribe en un correo electr¨®nico. El brit¨¢nico Geoff Dyer se instal¨® en la ciudad hace seis a?os, tras toda una vida so?ando con ello. ¡°Todos los clich¨¦s son ciertos, los buenos como los malos. En Londres no puedes sobrevivir ni un solo d¨ªa sin sentido del humor. En Los ?ngeles, en cambio, donde uno debe tener un cuerpo perfecto, se ha vuelto prescindible desde el punto de vista evolutivo. A muchas personas se les ha atrofiado¡±, asegura. T. C. Boyle, otro de sus m¨¢s insignes cronistas, sigue creyendo en su leyenda: ¡°No importa de d¨®nde vengas, es una ciudad donde eres libre de reinventarte. Es el lugar m¨¢s al oeste del pa¨ªs que uno pueda alcanzar, encaramado en el borde de un oc¨¦ano de posibilidades y contiguo a las factor¨ªas de fantas¨ªa que son Hollywood y Disneylandia¡±.
La fantas¨ªa arraiga en su territorio porque la mentira es su pecado original. La ciudad fue erigida a trav¨¦s de una enga?osa campa?a para seducir a sus futuros habitantes. Entre 1900 y 1930, Los ?ngeles pas¨® de tener 100.000 habitantes a sumar m¨¢s de un mill¨®n. La guerra de precios entre compa?¨ªas de ferrocarril hizo que el trayecto desde Chicago bajase hasta precios irrisorios. Miles de curiosos corrieron a mojar sus pies en el Pac¨ªfico, igual que sus ancestros en tiempos de la fiebre del oro. En el and¨¦n les aguardaban los hombres-anuncio de las inmobiliarias, que vend¨ªan parcelas de ensue?o en barrios ajardinados donde no hab¨ªa ni agua ni carb¨®n. ¡°Pero los angelinos se guardaban el secreto de tantos inconvenientes. Los reci¨¦n llegados hab¨ªan vislumbrado el Ed¨¦n y era f¨¢cil convencerlos de que compraran un trocito¡±, se?ala Davis.
M¨¢s que a la urbe, Stein dedica su libro a cinco de las familias que fundaron el Los ?ngeles que conocemos hoy. Las calles de la ciudad siguen llevando los apellidos de los Doheny, los Warner, los Garland o los Selznick, sumados a la estirpe de la propia autora, hija de un m¨¦dico jud¨ªo reconvertido en promotor de giras musicales que tuvo conocidos v¨ªnculos con la mafia y termin¨® siendo uno de los grandes agentes de las estrellas de Hollywood. ¡°Ya entonces ten¨ªa la sensaci¨®n de que mi mundo era fingido¡±, escribe Stein, mientras recuerda haber asistido a cumplea?os que eran como superproducciones. Para estas cinco dinast¨ªas, la vida era una puesta en escena decorada con el mejor de los atrezos. El cap¨ªtulo m¨¢s exagerado es el que protagoniza Jane Garland, una joven esquizofr¨¦nica, hija de una actriz de tercera. Para vivir libres de ataduras, sus progenitores contrataron a apuestos j¨®venes que cuidaban de ella en su mansi¨®n de Malib¨² y la sacaban a tomar un helado o a jugar en la bolera. Entre ellos, el futuro artista Ed Moses, que relata en el libro este tr¨¢gico experimento, como salido de una novela de Richard Yates o una serie de Ryan Murphy. Mientras tanto, los Warner, fundadores del estudio del mismo nombre, se distingu¨ªan por poseer la peor combinaci¨®n de vanidad y vulgaridad, seg¨²n dej¨® dicho Arthur Miller. ¡°Aquellos inmigrantes, aquellos jud¨ªos de Europa, crearon un sue?o de cabello rubio, ojos azules y nariz perfecta. Todo deb¨ªa ser maravilloso, un cuento de hadas. El pa¨ªs entero cay¨® bajo su hechizo¡±. Y luego, el resto del mundo.
En realidad, Jack Warner no se llamaba Jack. Tampoco se apellidaba Warner. Descend¨ªa de una de esas familias que viv¨ªan listas para recoger los b¨¢rtulos si los cosacos entraban por la puerta. Cuando su hijo, al que terminar¨ªa despidiendo de su estudio, le pregunt¨® cu¨¢l era su nombre de verdad, se encendi¨® un pitillo, dej¨® que el humo trepase dram¨¢ticamente hasta el techo y luego le espet¨®: ¡°No me acuerdo¡±. D¨¦cadas despu¨¦s, cuando Rupert Murdoch decidi¨® comprar la mansi¨®n de los Stein, opt¨® por dejar las fotos de sus fastos colgando de las paredes, como dando a entender que era un heredero de aquellos magnates del viejo Hollywood. En realidad, eran jud¨ªos de Illinois. Y Murdoch hab¨ªa nacido en una granja a 50 kil¨®metros de Melbourne. ¡°La invenci¨®n de uno mismo forma parte del escalofriante encanto de una ciudad que ha conservado su car¨¢cter fronterizo: la gente viene a rehacerse y construir un futuro mejor¡±, dice Boris Dralyuk, editor de Los Angeles Review of Books. ¡°Es el s¨²mmum del experimento estadounidense, la orilla m¨¢s lejana a la que uno pueda escapar. Pero las posibilidades no son infinitas y el destino siempre se cita contigo en el muelle para recordarte tu pasado. No es sorprendente que las mejores novelas negras, donde pocos son quienes realmente dicen ser, est¨¦n ambientadas en Los ?ngeles¡±, a?ade Dralyuk sobre esa inextinguible tradici¨®n que va de Raymond Chandler, que se inspir¨® en el imperio petrolero de los Doheny para crear a los Sternwood de El sue?o eterno, a nombres como James Ellroy o Walter Mosley.
Un 48% de los habitantes de Los ?ngeles son latinos, seg¨²n el censo de 2019, aunque eso siga sin tener un reflejo en la literatura hegem¨®nica
Recorriendo esta soberbia capital del autoenga?o, Stein se sirve de estos personajes para examinar ¡°el coraz¨®n podrido del para¨ªso¡±, retomando la expresi¨®n de Richard Rayner. Esa turbia negritud, hecha de capitalismo y otras mentiras, que suele esconderse bajo una superficie radiante e impoluta. A ratos, las mansiones g¨®ticas de granito y piedra caliza pueden parecer mausoleos. Bertolt Brecht, uno de los literatos europeos que se refugiaron en Los ?ngeles (y la odiaron), escribi¨® un poema donde comparaba la ciudad con un infierno ¡°lleno de puestos de fruta sin olor y sin sabor¡±, donde ricos y pobres comparten un mismo miedo latente: el de volver a vivir en la calle. Ya dice la joven escritora Dayna Tortorici que Los ?ngeles es como Mulholland Drive: existen dos versiones de la ciudad, el sue?o y la pesadilla, y ninguna de las dos tiene sentido.
En los ¨²ltimos tiempos, ciertas voces tambi¨¦n se han puesto a examinar qu¨¦ esconde y a qui¨¦n excluye ese mito literario. La escritora chicana Myriam Gurba, que a comienzos de 2020 ya se?al¨® el racismo impl¨ªcito en el superventas American Dirt, public¨® en mayo un nuevo art¨ªculo donde llama a ¡°recuperar California¡± de las manos de la m¨¢s admirada de sus hijas literarias, la gran Joan Didion. En su ensayo Guaymas, Sonora, ep¨ªtome de esa infinita coolness que distingue a la autora, Gurba ha identificado una especie de alter ego mexicano de Didion, al que llama ¡°la Juana¡±, que se convierte en un ser ¡°oscuro y perezoso¡± durante sus breves viajes al otro lado de la frontera. Un 48% de los habitantes de Los ?ngeles son latinos, seg¨²n el censo de 2019, aunque eso siga sin tener un reflejo en la literatura hegem¨®nica. ¡°La tradici¨®n que Didion representa y perpet¨²a es racista y xen¨®foba. En Estados Unidos se usa la imagen del melting pot, pero no hay una mezcla, sino un blanqueamiento que tambi¨¦n pasa por la literatura. Nos hemos quedado con una hija de conquistadores escribiendo y opinando como si fuera la reina literaria de California. Es un chiste¡±, afirma Gurba, que insta a ¡°descolonizar¡± la novela angelina. ¡°Y no lo digo solo como una met¨¢fora: la meta es devolver las tierras a los due?os originarios: los ind¨ªgenas de las Am¨¦ricas¡±.
LECTURAS
Al oeste del Ed¨¦n. Jean Stein Anagrama, 2020. 384 p¨¢ginas. 21,90 euros.
Rubia peligrosa. Walter Mosley. RBA, 2020. 304 p¨¢ginas. 19 euros.
Set The Night On Fire. Mike Davis y Jon Wiener. Verso Books, 2020. 800 p¨¢ginas. 37 euros.
Perfidia. James Ellroy. Literatura Random House, 2019. 784 p¨¢ginas. 21,90 euros.
En un lugar solitario. Dorothy B. Hughes. Gatopardo, 2019. 264 p¨¢ginas. 20,90 euros.
Una mujer inoportuna. Dominick Dunne. Libros del Asteroide, 2019. 592 p¨¢ginas. 25,95 euros.
La biblioteca en llamas. Susan Orlean. Temas de Hoy, 2019. 400 p¨¢ginas. 20 euros..
El otro Hollywood. Eve Babitz. Literatura Random House, 2018. 288 p¨¢ginas. 19,90 euros.
Seg¨²n venga el juego. Joan Didion. Literatura Random House, 2017. 192 p¨¢ginas. 17,90 euros.
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