Un ingl¨¦s blando, cobarde y degenerado
Los libros de Tom Sharpe son tan solo entretenimiento, pero son el mejor entretenimiento que pueda encontrarse en la singular¨ªsima 'rentr¨¦e' post-pand¨¦mica
No es f¨¢cil enfrentarse todos los d¨ªas a algo llamado ¡°Carne Uno¡±, pero Henry Wilt, profesor de la asignatura de ese nombre en la Escuela de Artes y Oficios Fenland, m¨¢s tarde Polit¨¦cnico y despu¨¦s universidad, lleva a?os haci¨¦ndolo. Wilt no es ¡°un hombre decidido¡±; de no ser por su respuesta distra¨ªda pero satisfactoria a los asaltos nocturnos de Eva, su mujer, y por sus cuatrillizas, podr¨ªa dudarse incluso de que sea ¡°un hombre¡±. Sin embargo, desde un punto de vista meramente anat¨®mico, es evidente que lo es, ya que, a lo largo de las cinco novelas que Tom Sharpe le dedic¨®, sus partes ¨ªntimas son sometidas a un intento de algo llamado ¡°trabajo de boca¡± a cargo de una estadounidense extremadamente liberal, quedan atrapadas en una mu?eca hinchable demasiado inflada, son destrozadas por un rosal una noche en que Wilt ha bebido mucha cerveza en el pub y se desahoga en un jard¨ªn oscuro, resultan despellejadas cuando su esposa le quita un esparadrapo, son manipuladas excesivamente por una terrorista alemana que adem¨¢s es ninf¨®mana, etc¨¦tera.
Las dick jokes tienen una tradici¨®n extensa y no especialmente honrosa solo justificada por su innegable eficacia. Pero Sharpe (Londres, 1928-Llafranc, 2013) no se limit¨® a contar chistes de penes en sus novelas: las dos primeras, Asamblea sediciosa (1971) y Exhibici¨®n imp¨²dica (1973), son s¨¢tiras de la situaci¨®n pol¨ªtica en Sud¨¢frica, donde el autor vivi¨® entre 1951 y 1961; tras ser expulsado de ese pa¨ªs por sus actividades anti-apartheid, dio clases en Cambrid?ge durante otros 10 a?os, y la torpeza y fatuidad de parte del claustro de esa muy prestigiosa universidad acab¨® siendo tambi¨¦n material literario, en este caso de las novelas Porterhouse Blue (1974; Zafarrancho en Cambridge, seg¨²n sus editores en espa?ol) y Becas flacas (1995).
Un n¨²mero importante de cr¨ªticos brit¨¢nicos se?ala a tres de esas cuatro novelas como las mejores que escribi¨® su autor, que a continuaci¨®n comenz¨® a sufrir el desgaste de un compromiso con sus editores que lo obligaba a escribir otras seis novelas en un periodo relativamente corto de tiempo. Si la s¨¢tira es pertinente, lo es siempre en la medida en que identifica con claridad un ¡°enemigo¡± adecuado; sin embargo, Sharpe, que ya hab¨ªa escrito acerca de su experiencia sudafricana y de la vida universitaria, encontr¨® ese ¡°enemigo¡± primero en la clase alta brit¨¢nica (El temible Blott, El bastardo recalcitrante, Vicios ancestrales) y m¨¢s tarde, a partir de Wilt (1976), en las aspiraciones por lo general insatisfechas de la clase media de su pa¨ªs, en este ¨²ltimo caso con un ¨¦xito extraordinario.
Las dick jokes tienen una tradici¨®n extensa y no especialmente honrosa. Pero Sharpe no se limit¨® a los chistes de penes
Wilt lleva a?os en la Escuela Fenland, su promoci¨®n es inviable y para peor tiene que exponer ¡°a la cultura¡± a j¨®venes yeseros, alba?iles, instaladores de gas y carniceros a los que trata infructuosamente de convencer de que lean los ensayos de George Orwell, las novelas de D. H. Lawrence o El se?or de las moscas. El resultado es m¨¢s bien el de ¡°su¡± exposici¨®n a la brutalidad o directamente la paliza. Pero las humillaciones no terminan con la jornada laboral debido a las aspiraciones de respetabilidad de su pantagru¨¦lica y muy fatua esposa, que se entrega sucesivamente al yoga, el arreglo floral, la maternidad, el ecologismo, las escuelas para ni?os superdotados, el desarme nuclear, los afrodisiacos y los estadounidenses, con resultados siempre catastr¨®ficos para su marido. Cuando Eva abandona a Wilt tras una fiesta con mu?eca hinchable incluida, en la primera entrega de la serie, Wilt se emborracha y realiza un ensayo de asesinato que, inevitablemente, no sale bien: lo que sucede a continuaci¨®n es comedia verbal de alto nivel, con Wilt enga?ando a la polic¨ªa mediante el excelente recurso de contarle ¡°su¡± verdad, todas esas ideas acerca de ¡°la paradoja del progreso material y la decadencia espiritual¡± y los pensamientos ¡°negros y misteriosos¡± que tiene, en especial, cuando toma cerveza con el est¨®mago vac¨ªo.
Todo va a arreglarse finalmente, y Wilt conseguir¨¢ mejorar su posici¨®n en la Escuela y reconciliarse con la idea de ser el esposo de una mujer excesiva, pero antes deber¨¢ navegar, como en las otras cuatro novelas (Las tribulaciones de Wilt, ??nimo, Wilt!, Wilt no se aclara y La herencia de Wilt), un mundo incomprensible y ca¨®tico habitado por inspectores de polic¨ªa demasiado imaginativos, aprendices de obreros zafios y traicioneros, sacerdotes alcoh¨®licos que se oponen a la anticoncepci¨®n, inspectores de escuela pedestres y pomposos, un profesor radical que filma a un alumno sodomizando un cocodrilo de juguete como cr¨ªtica al capitalismo, soldados norteamericanos paranoicos, mujeres interesadas en sus (otra vez) partes ¨ªntimas y partidarios de producir gas metano en casa mediante la manipulaci¨®n de los excrementos familiares entre otros muchos factores disruptivos.
Aunque algo de todo esto se vuelve rutinario y poco efectivo en las ¨²ltimas dos novelas de la serie, Sharpe es siempre inteligente, inventivo y muy gracioso. La malicia con la que trata a sus personajes pone a veces en problemas al lector, por ejemplo en su tratamiento de Eva; pero la evidente misoginia de las p¨¢ginas que dedica a la esposa de Wilt y a sus hijas se ve redimida afortunadamente por la constataci¨®n, novela tras novela, de que la torpe Eva es la m¨¢s noble, la m¨¢s resuelta y, s¨ª, la menos inepta de las personas que rodean a Wilt. Wilt es s¨®lo ¡°un ingl¨¦s blando, cobarde y degenerado, dominado por su est¨²pida mujer¡±, pero tambi¨¦n es capaz de ser generoso, as¨ª como de comprender que para alguien como ¨¦l no hay experiencia m¨¢s sublime que caminar una ma?ana soleada de invierno en direcci¨®n a la Escuela: su grandeza radica en la peque?ez de sus deseos, lo cual resulta conmovedor, en especial viniendo de novelas que s¨®lo pretenden hacer re¨ªr, aunque no s¨®lo acerca de penes. Los libros de Tom Shar?pe son tan solo entretenimiento, pero son el mejor entretenimiento que pueda encontrarse en la singular¨ªsima rentr¨¦e pospand¨¦mica de estas semanas, y parecen especialmente necesarios en d¨ªas como los que vivimos.
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Autor: Tom Sharpe.
Traducci¨®n: Jos¨¦ Manuel ?lvarez Fl¨®rez, Marisol de Mora y Gemma Rovira.
Editorial: Anagrama, 2020.
Formato: tapa blanda (1.077 p¨¢ginas, 25,90 euros).
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