El a?o de las dos ¡®rentr¨¦es¡¯
Los foros del mundo del libro se desconvocan o experimentan dr¨¢sticas cirug¨ªas virtuales, en un proceso que llaman reinventarse
1. Reinventarse
La Asunci¨®n, hoy para ustedes, es nuestro Ferragosto. Las vacaciones y el calor llegan a su ecuador, los d¨ªas se van acortando, la pandemia no cesa y los brotes surgen por doquier como las cien flores de Mao, mientras los ciudadanos contemplamos lo por venir con aprensi¨®n y escaso entusiasmo (incluyendo la vacuna de Putin). En el terreno de la cultura, las perspectivas tampoco son para echar cohetes. Los foros y manifestaciones p¨²blicas del mundo del libro se desconvocan o experimentan dr¨¢sticas cirug¨ªas virtuales, en un proceso que sus responsables llaman ¡°reinventarse¡±. La Buchmesse de Fr¨¢ncfort (14-18 octubre) no se ha cancelado (por ahora), pero, como ha declarado su director, Juergen Boos, tendr¨¢ este a?o una ¡°edici¨®n especial¡± con una ¡°oferta combinada¡± presencial y digital; de todos modos, hay defecciones significativas, como la del grupo Hachette, al que pertenece Anaya. Y la gente a¨²n se pregunta c¨®mo se resolver¨¢ la sala de los agentes literarios (LitAg), cuya ubicaci¨®n habitual (con mesitas muy peque?as y poco separadas) pondr¨ªa a sus usuarios en una situaci¨®n de peligro mayor que en un botell¨®n de la Barceloneta.
En cuanto a Liber, que este a?o se celebra (7-9 octubre) en Barcelona, todo apunta a que mejor habr¨ªa sido suspenderlo: empecinarse en realizarlo (tambi¨¦n con f¨®rmu?la mixta presencial-virtual) con un programa de actividades a¨²n no fijado definitivamente (in¨²til buscarlo en la p¨¢gina web), y que suele ser paup¨¦rrimo y muy poco seguido, no augura nada bueno. Pero, por ahora, sigue siendo la actividad central del sindicato de los editores, y a los de Madrid no les hac¨ªa gracia suspenderlo esta vez y que Barcelona fuera (en 2021) la sede de la (presunta) recuperaci¨®n: pejigueras de editores, que a veces se comportan como en un derbi del Bar?a contra el Madrit. Eso s¨ª: todos piensan que la edici¨®n de este a?o ser¨¢ muy segura: los seminarios, conferencias y debates (casi todos virtuales) ser¨¢n seguidos por tan poca gente que la distancia social, e incluso la virtual, est¨¢ asegurada.
Y en Madrid, editores (m¨¢s partidarios) y libreros (menos) siguen enfrentados por si se ¡°reinventa¡± o no la Feria del Libro del Retiro en octubre, un evento para el que la comunidad ha concedido una subvenci¨®n de 300.000 machacantes; me pregunto si esa es la ¨²nica v¨ªa de dinamizaci¨®n del comercio del libro que se les ha ocurrido. Mientras tanto, los editores ya han enviado a los medios, como cada a?o, sus programas para la segunda rentr¨¦e libresca (la primera, limitada y con prisa, tuvo lugar al final del confinamiento), con muchas cosas buenas que, desde este y otros suplementos, iremos desgranando.
2. Perla
Aunque s¨¦ que la contaminaci¨®n lum¨ªnica me lo habr¨ªa puesto muy dif¨ªcil, ten¨ªa pensado subir a la terraza de mi casa la noche de San Lorenzo para observar la puntual lluvia de ¡°meteoritos¡±, pero la tormenta casi tropical que cay¨® sobre mi ciudad lo hizo imposible. En realidad, las ¨²nicas perseidas que me han afectado estos d¨ªas lo hicieron metaf¨®ricamente en el interior de mi cerebro, y por culpa de sendos anuncios. En el primero, parte de la campa?a de vuelta al cole de unos grandes almacenes, se publicitaba el equipamiento escolar para el muy problem¨¢tico regreso a las aulas con una foto de un par de delgadas piernas enfundadas en zapatos que pend¨ªan sobre el asiento de una silla: se ve que su audaz ¡°creativo¡±, probable fan de Mad Men, no se le ocurri¨® que la ominosa imagen suger¨ªa un suicidio infantil. Incre¨ªblemente, el anuncio franque¨® todos los filtros y fue publicado, aunque las airadas protestas obligaron a la empresa no solo a retirarlo, sino a suprimir cualquier huella en Internet a las pocas horas de su difusi¨®n.
El otro anuncio que me ha golpeado es de consecuencias mucho m¨¢s leves, pero tambi¨¦n irritantes. Personalmente, me siento agredido por la obscena utilizaci¨®n que una entidad bancaria y anaranjada ¡ªuno de esos bancos que han suprimido las ventanillas y convertido sus sedes en pretendidos saloncitos en los que seguir jugando con el dinerito de sus clientes¡ª ha hecho de la incre¨ªble interpretaci¨®n que de Me and Bobby McGee hizo la inolvidable Janis Joplin (1943-1970). La canci¨®n fue creada en 1969 por Kris Kristofferson, quien dijo que hab¨ªa intentado transmitir la desesperaci¨®n de la escena final de La strada (Fellini, 1954), cuando Zampan¨° (Anthony Quinn) llora la muerte de Gelsomina (Giulietta Masina), una tremenda secuencia nocturna en la que solo se escucha el ruido de las olas al romper sobre la arena y, finalmente, como en sordina, la banda sonora creada por el gran Nino Rota. Esa desesperaci¨®n la expres¨® como nadie la gran rockera texana, que grab¨® el tema para su ¨¢lbum p¨®stumo Pearl muy pocos d¨ªas antes de que la encontraran muerta en su camerino con su cuerpo saturado de narc¨®ticos y Southern Comfort. Ahora, cuando est¨¢ a punto de conmemorarse medio siglo de la muerte de Joplin, me resulta indecente que el banco anaranjado utilice la canci¨®n como melod¨ªa publicitaria, solo porque ¡°suena bien¡± y como si en ella no estuviera contenido un desgarrado verso que pone en solfa los valores que representa: ¡°Libertad es solo otra palabra para nada que perder¡±. Que se lo expliquen a sus ahorradores.
3. Vaya, vaya
El seguimiento del creciente c¨®mputo diario de contagiados me tiene obsesionado, por lo que no puedo concentrarme demasiado en lecturas largas, as¨ª que prefiero los cuentos. De entre los ¨²ltimos libros de relatos que he le¨ªdo, para m¨ª ha sido un agradable pasatiempo el volumen Qui¨¦nes son y qu¨¦ sienten las plantas carn¨ªvoras (Siruela; pr¨®logo despistante y juguet¨®n de mi admirada Menchu Guti¨¦rrez), de la sospechosamente desconocida Alicia Schr?dinger, avalado por una ignota Smithsonian Society Review of Books: 42 breves e ins¨®litos relatos con punto de humor que sus editores han subtitulado como Cuentos de amor infrarrojo.
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