La fascinante rareza uruguaya
Armon¨ªa Somers hizo posible con ¡®La mujer desnuda¡¯, novela de expl¨ªcita sexualidad que supuso un esc¨¢ndalo, todo aquello que el surrealismo prometi¨®: la libertad absoluta, la ruptura de la causalidad y del orden burgu¨¦s
Esta novela se public¨® por primera vez en 1950 en el n¨²mero 2-3 de una fugaz revista de arte de Montevideo, Clima. Al a?o siguiente apareci¨® en una separata; en 1966, con sensibles modificaciones, se present¨® como libro en la editorial uruguaya Tauro.
En la p¨¢gina tres de esa versi¨®n definitiva la protagonista, tras un viaje en tren y su llegada a una casa en medio de un bosque, bu?uelescamente se corta la cabeza: ¡°El filo penetr¨® sin esfuerzo¡ Tropez¨® con innumerables cosas que se llamar¨ªan quiz¨¢ arterias, venas, cart¨ªlagos, huesos articulados, sangre viscosa y caliente, con todo menos con el dolor que entonces ya no exist¨ªa¡±. Dos p¨¢ginas m¨¢s tarde se la vuelve a poner: ¡°con un golpe duro como un casco de combate¡±.
El ritmo es sostenido; las secuencias constantes, de expl¨ªcita sexualidad. Se despoja de la ropa y sale al bosque que se mueve y alienta y a los cuerpos de hombres a los que asalta en sue?os. Se deja lacerar por los espinillos, vuelca sus besos sobre el lomo herido de un caballo, excita brumosamente a un sacerdote tembloroso y virgen, encuentra a un le?ador llamado Juan (¡°quiero tu boca, Jonat¨¢n¡±, exclamaba Salom¨¦ ante el bautista y la mujer desnuda repite la frase) y lo arrasa. Al final, como Ofelia, es arrastrada, boca abajo, ¡°como lo hacen ellas a causa de la pesantez de los pechos¡ sobre el f¨¦retro deslizante del agua¡±. Somers alcanza muchas veces la perfecci¨®n de la frase.
De todas las vanguardias hist¨®ricas, el surrealismo suele ser considerado, salvo excepciones, un inerte repertorio de curiosidades de museo. Es el m¨¢s reconocible en las artes visuales. No es casual que el t¨¦rmino ¡°surrealista¡± sea vulgarmente usado como sin¨®nimo de disparatado o incongruente, cuando era todo lo contrario: una f¨¦rrea disciplina cuya mayor exigencia un¨ªa la escritura autom¨¢tica, la figuraci¨®n realista, la yuxtaposici¨®n de planos, el dibujo acad¨¦mico y la coexistencia tem¨¢tica de sue?o y vigilia.
Pero a lo largo de su extensa irradiaci¨®n hay algunas obras y figuras que permanecen vivas. Algunas de estas pertenecen a mujeres de ambos lados del Atl¨¢ntico: pintoras, fot¨®grafas y escultoras como Leonora Carrington, Remedios Varo, Dora Maar, Meret Oppenheim, Grete Stern.
Dentro del variad¨ªsimo surrealismo latinoamericano (entre 1930 y 1970), hay que recordar que en 1928 hab¨ªa aparecido Qu¨¦, la primera revista surrealista de Am¨¦rica Latina, dirigida por Aldo Pellegrini. Dentro de la extensa ola posterior, Somers hizo posible, en La mujer desnuda, una eclosi¨®n de todo aquello que el surrealismo prometi¨®: la libertad absoluta, la ruptura de la causalidad y del orden burgu¨¦s. Esta novela supuso un esc¨¢ndalo, aunque la sociedad uruguaya, como la argentina, estaba habituada al vindicativo, rico y expl¨ªcito desenfreno feminista de las disc¨ªpulas de Rub¨¦n Dar¨ªo, como Alfonsina Storni y Delmira Agustini.
El surrealismo es aqu¨ª solo una parte de los extraordinarios componentes de la novela. Hay una irrupci¨®n de voces y cuerpos que no siguen las exigencias de los manifiestos del movimiento: ni sue?o ni vigilia, ni delirio ni realidad, ni fantas¨ªa ni alucinaci¨®n. No es un surrealismo program¨¢tico, porque Somers le agrega la herencia de la ferocidad insuperable, la del conde de Lautr¨¦amont. En efecto, ella tuvo como antecedente al m¨¢s transgresor de los tres franceses-uruguayos ¡ªIsidore Ducasse (1846-1870), Jules Laforgue (1860-1887) y Jules Supervielle (1884-1960)¡ª que salieron de la apacible Banda Oriental y fueron (los dos primeros) presencias reconocibles en la experimentaci¨®n y la transgresi¨®n formal, moral y sexual entre el siglo XIX y el XX tanto en Europa como en Am¨¦rica.
La mujer desnuda, primera novela, anuncia lo que har¨¢ Somers con esa doble herencia: reescribir, ampliar u oscurecer lo directo, cortar las frases, dominar su propia tendencia al decadentismo de fin de siglo. Lo har¨¢ en sus cuentos, en su extraordinaria Un retrato para Dickens y en la legendaria S¨®lo los elefantes encuentran mandr¨¢gora. Por ello son reveladoras las sensibles diferencias entre la representaci¨®n directa de la sexualidad femenina en la versi¨®n de 1950 y el refinado y retorcido tratamiento de una sexualidad sin l¨ªmites en la versi¨®n de 1966.
Debo a la cr¨ªtica Agustina Ib¨¢?ez, que en 2014 analiz¨® esas modificaciones, la interesant¨ªsima comparaci¨®n entre la expl¨ªcita locura de la mujer de la primera versi¨®n y la compleja protagonista de la segunda, mucho m¨¢s elaborada y oniroide, que resulta de la evocaci¨®n de la Eva futura de Villiers de l¡¯Isle-Adam, de la Eva b¨ªblica, de Salom¨¦, de la Gradiva de Freud (expl¨ªcitamente citada) y de la sensual adoradora del caballo. Esas diferencias no son detalles menores. Y no lo fueron para Armon¨ªa Liropeya Etchepare Locino (1914-1994), verdadero nombre de Somers.
Hija de anarquista, maestra, eminente pedagoga, visitante de congresos y encuentros internacionales de especialistas en educaci¨®n, Somers, incluida entre los ¡°raros¡± uruguayos por el cr¨ªtico ?ngel Rama, anticipa otros proyectos similares, como los de las poetas Circe Maia y Marosa di Giorgio: el desenfreno controlado, el estilo enf¨¢tico, la tentaci¨®n de lo excesivo.
La protagonista de La mujer desnuda se llama Rebeca Linke; nombre elegido no al azar por sus adecuadas resonancias b¨ªblicas ¡ªRebeca es la bella mujer de Isaac, quien se salv¨® de ser sacrificado por su padre¡ª. Nombre que tambi¨¦n roza lo g¨®tico de Daphne du Maurier y hasta el tremendismo de Los cantos de Maldoror. A pesar de estos cruces entre g¨¦neros, la novela nunca cae en las facilidades de lo que hoy se denominar¨ªa literatura de emancipaci¨®n femenina. Al contrario, para Somers no hay v¨ªctimas, sino cuerpos arrojados al desaf¨ªo de su propia conciencia.
¡®LA MUJER DESNUDA¡¯
Autora: Armon¨ªa Somers.
Editorial: Trampa Ediciones, 2020.
Formato: tapa blanda (128 p¨¢ginas, 15,95 euros).
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