Horizontes de ¡®democradura¡¯
Los populismos han aprovechado la decadencia de los discursos de la izquierda y de la derecha para convertirse en la ideolog¨ªa ascendente del siglo XXI
El pasado 11 de septiembre, el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, tuite¨®: ¡°47 a?os del asesinato de Salvador Allende, que mostr¨® con la mayor crudeza que estar en el Gobierno no significa tener el poder, y que existen ¨¦lites dispuestas a lo que sea para frenar los cambios¡±. Adem¨¢s del uso comparativo del argumento con la situaci¨®n actual, la utilizaci¨®n del concepto ¡°¨¦lites¡± y no otro, en ese contexto, es representativo de los or¨ªgenes populistas de Podemos, a quien Iglesias representa. No se trata de caracterizar a priori negativamente el fen¨®meno populista, como tantas veces se hace, sin reconocer al mismo tiempo que antes de ser examinado como un problema, el populismo debe ser entendido como una forma de dar respuesta a los conflictos contempor¨¢neos, entre ellos el desencanto democr¨¢tico, las desigualdades galopantes o la constituci¨®n de un mundo cada vez m¨¢s amplio de ¡°invisibles¡±.
A analizar los diferentes populismos (la revista Element, en el a?o 2019 consider¨® esclarecedor distinguir la existencia de nada menos que 36 familias de populismo) dedica su libro El siglo del populismo el intelectual franc¨¦s Pierre Rosanvallon, experto en el estudio de las democracias desde una sensibilidad cercana a la izquierda socialdem¨®crata, reconociendo que en la actualidad el fen¨®meno populista inquieta a sus detractores, pero no tiene un adversario positivo de categor¨ªa; es fundamentalmente el resultado de la debilidad intelectual de sus contrincantes ideol¨®gicos y de la ausencia de una alternativa pol¨ªtica suficientemente atractiva a sus promesas.
Antes de elaborar un balance de su pr¨¢ctica pol¨ªtica, Rosanvallon entiende que su presencia en la vida p¨²blica ha revolucionado la pol¨ªtica del siglo XXI. Esa es su importancia. En el mundo actual reina una atm¨®sfera de populismo (no es preciso ponerle los nombres; todos sabemos de qui¨¦nes estamos hablando) y las continuas elecciones ven triunfar coaliciones negativas que llevan al poder a personalidades dif¨ªciles de calificar como dem¨®cratas.
El soci¨®logo franc¨¦s propone definir el populismo como una ideolog¨ªa que ofrece una visi¨®n sencilla ¡ªy por tanto atractiva¡ª de la democracia, que se presenta a la ciudadan¨ªa como la soluci¨®n a las debilidades de esa misma democracia y a los conflictos contempor¨¢neos. Es la ideolog¨ªa ascendente de este tiempo, aprovech¨¢ndose de la decadencia de los discursos tradicionales de la izquierda y de la derecha, que tantas veces parecen resonar en el vac¨ªo. Es una ideolog¨ªa que, al contrario que las grandes teor¨ªas de los siglos XIX y XX (el liberalismo, el marxismo, el conservadurismo¡), no posee a¨²n grandes obras comparables a las de Adam Smith, Marx, Burke¡ La excepci¨®n podr¨ªa ser, aunque en un tono menor, los libros del fil¨®sofo argentino Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, en especial La raz¨®n populista.
Su definici¨®n queda marcada por algunos elementos fijos: una concepci¨®n del pueblo, una teor¨ªa de la democracia (directa: el refer¨¦ndum), una filosof¨ªa y una pol¨ªtica de la econom¨ªa (proteccionista), y un r¨¦gimen de pasiones y emociones (teor¨ªas de la conspiraci¨®n). La primera es determinante para hacer una distinci¨®n constante entre ¡°ellos¡± y ¡°nosotros¡±. El populismo considera al pueblo la figura central de la democracia, le devuelve su centralidad, lo que conlleva el abandono de los an¨¢lisis en t¨¦rminos de clase social. En este sentido, los an¨¢lisis de Laclau y Mouffe son sumamente esclarecedores; provenientes de una tradici¨®n marxista, advirtieron que la cuesti¨®n de la propiedad privada de los medios de producci¨®n, con la relaci¨®n de explotaci¨®n consiguiente, ya no era la ¨²nica ni tampoco la principal en regir la divisi¨®n social contempor¨¢nea. De hecho, los conflictos que estructuran el espacio p¨²blico se han extendido hoy a nuevos campos: las relaciones entre mujeres y hombres, las desigualdades territoriales, los problemas de identidad y de discriminaci¨®n, etc¨¦tera. Ya no hay, en este contexto, una lucha de clases que polarice las cosas por s¨ª solas, como tampoco hay una clase social esencialmente portadora de las esperanzas de emancipaci¨®n de la humanidad (la clase obrera, el proletariado). En este sentido, el populismo es otro modo de construcci¨®n de lo pol¨ªtico que se basa en dividir a la sociedad en dos (el 99% y el 1% del movimiento Occupy Wall Street).
El sentimiento del ciudadano de no ser reconocido, de no importar en absoluto, de ser un ¡°invisible¡± en comparaci¨®n con las oligarqu¨ªas traza la l¨ªnea de fractura esencial que ha ayudado a la aparici¨®n de un tipo de reg¨ªmenes que conservan en lo formal los ropajes de una democracia, pero con un ejercicio autoritario del poder (en los a?os veinte fueron calificados como ¡°reg¨ªmenes h¨ªbridos¡±) . As¨ª emerge el neologismo de ¡°democradura¡± (fusi¨®n de las palabras democracia y dictadura), que se relaciona con los deslizamientos progresivos de muchos pa¨ªses hacia reg¨ªmenes autoritarios en el seno de un marco institucional democr¨¢tico preexistente. Rosanvallon trata de comprender la ¡°democradura¡± dentro de la democracia, sin rupturas, golpes de Estado o suspensi¨®n de las instituciones. As¨ª como las cr¨ªticas populistas reflejan el desasosiego, la ira y la impaciencia de un n¨²mero creciente de ciudadanos, los proyectos y propuestas que tales cr¨ªticas conllevan parecen en muchas ocasiones temibles, en t¨¦rminos de ¡°democradura¡±. Describiendo el advenimiento democr¨¢tico del que fue testigo, Alexis de Tocqueville observaba: ¡°La noci¨®n de gobierno se simplifica: s¨®lo el n¨²mero hace la ley y el derecho. Toda pol¨ªtica se reduce a una cuesti¨®n aritm¨¦tica¡±. Seg¨²n Rosanvallon, hoy habr¨ªa que decir exactamente lo opuesto: el progreso democr¨¢tico implica ahora hacer compleja la democracia, multiplicarla. La democracia, al contrario de la ¡°democradura¡±, es ante todo un r¨¦gimen que no se cansa de preguntarse por ¨¦l mismo.
El siglo del populismo
Autor: Pierre Rosanvallon. Traducci¨®n de Irene Agoff.
Editorial: Galaxia Gutenberg, 2020.
Formato: 264 p¨¢ginas. 21 euros.
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