El comisario Villarejo entra en escena
Alberto San Juan dirige una obra sobre el ¡®caso Kitchen¡¯, montada a partir de los di¨¢logos y declaraciones reales del entonces poderoso polic¨ªa
En mayo de 2014 se estren¨® en el Teatro del Barrio de Madrid la obra Ruz-B¨¢rcenas, basada en la declaraci¨®n que Luis B¨¢rcenas prest¨® el 15 de julio de 2013 ante el juez Pablo Ruz, en la que por primera vez el extesorero del PP admiti¨® que su partido manten¨ªa un sistema de contabilidad B para ocultar cobros y sobresueldos ilegales. El espect¨¢culo fue un gran ¨¦xito y hasta se hizo una versi¨®n cinematogr¨¢fica en 2015, pues en menos de una hora, sin a?adir ni una palabra que no estuviera en el sumario, consegu¨ªa sintetizar el entramado de la corrupci¨®n pol¨ªtica y empresarial en Espa?a como ning¨²n texto de ficci¨®n podr¨ªa haberlo hecho. Pero aquello fue solo un episodio de un iceberg cuyas dimensiones a¨²n se desconocen: todav¨ªa hoy se siguen investigando tramas paralelas, entre ellas la operaci¨®n policial clandestina que se puso en marcha tambi¨¦n en 2013 para espiar a B¨¢rcenas, bautizada como Kitchen. Y es entonces cuando entra en escena el comisario Villarejo.
El mismo equipo art¨ªstico que puso en pie Ruz-B¨¢rcenas estrenar¨¢ este pr¨®ximo s¨¢bado de nuevo en el Teatro del Barrio una obra concebida como continuaci¨®n de aquella, titulada Kitchen y centrada en el espionaje policial a B¨¢rcenas. Pedro Casablanc, que en la primera parte interpretaba a B¨¢rcenas, se transforma ahora en Villarejo, mientras que Manolo Solo, que encarnaba al juez Ruz, hace el papel de Sergio R¨ªos, ch¨®fer del extesorero, reclutado por el comisario para espiar a su jefe. La dramaturgia la firma tambi¨¦n Jordi Casanovas y Alberto San Juan dirige la puesta en escena en colaboraci¨®n con Pilar G¨®mez.
Kitchen est¨¢ pensada para ser representada conjuntamente con Ruz-B¨¢rcenas, con una breve transici¨®n entre ambas piezas para que los actores puedan cambiar su vestuario y caracterizaci¨®n, de manera que el conjunto conforma un d¨ªptico inseparable. ¡°Es que la corrupci¨®n en Espa?a no puede reducirse a un episodio o casos aislados, muchos de ellos est¨¢n conectados. Es un problema estructural que viene del franquismo y que no se solucion¨® con la Transici¨®n. Pensamos que es interesante mostrar las dos piezas seguidas para mostrar esa vinculaci¨®n¡±, explicaba ayer San Juan en el descanso de un ensayo.
Refuerzan este prop¨®sito las tres citas con las que se cierra el espect¨¢culo: ¡°?Quieren catarsis? Pues habr¨¢ catarsis para todos. Un d¨ªa vamos a dejar de hacer de muro de contenci¨®n¡± (Alfonso Guerra en 1990, un a?o antes de su dimisi¨®n por el caso Juan Guerra); ¡°Si vas segando la rama de un ¨¢rbol, al final cae la rama. Pero no solo cae esa rama, tambi¨¦n caen las otras¡± (Jordi Pujol, 2015); ¡°Lo siento mucho. Me he equivocado y no volver¨¢ a ocurrir¡± (Juan Carlos I, 2012).
Igual que Ruz-B¨¢rcenas, el texto de Kitchen no contiene ni una sola palabra de ficci¨®n. Aunque en este caso hay m¨¢s de una fuente: di¨¢logos entre Villarejo y el ch¨®fer grabados a escondidas por el primero, extractos de las declaraciones de ambos ante los jueces y escuchas policiales al tel¨¦fono del comisario en el marco de la investigaci¨®n del caso Kitchen. El dramaturgo Jordi Casanovas ha seleccionado los fragmentos m¨¢s ilustrativos y los ha ordenado para facilitar al p¨²blico su comprensi¨®n. Es la misma t¨¦cnica que aplic¨® cuando escribi¨® la primera parte y tambi¨¦n Jaur¨ªa, otra pieza emblem¨¢tica del teatro documental de los ¨²ltimos a?os, basada en el juicio a La Manada.
Teatro pegado a la realidad
De hecho, tanto Casanovas como Alberto San Juan son referencias imprescindibles cuando se habla de teatro documental en Espa?a, un g¨¦nero poco explorado en este pa¨ªs hasta hace diez a?os y que despeg¨® precisamente con Ruz-B¨¢rcenas. ¡±Cuando estrenamos aquella funci¨®n no sab¨ªamos si iba a funcionar. No hab¨ªa antecedentes recientes. Pero descubrimos que hab¨ªa mucha gente que compart¨ªa con nosotros la necesidad de hacer y ver teatro m¨¢s pegado a la realidad inmediata. Posiblemente fuera una consecuencia de la crisis, que no solo produjo una conmoci¨®n econ¨®mica, sino tambi¨¦n cultural. La realidad que conoc¨ªamos, que cre¨ªamos estable y pr¨®spera, de pronto se desmoron¨® y con ello tambi¨¦n nuestra manera de mirarla y de contarla¡±, recuerda San Juan.
?Y c¨®mo se puede interpretar a un personaje tan caricaturizado como Villajero, con su boina y sus gafas oscuras, sin caer en la parodia? ¡°Hemos hecho un trabajo de estilizaci¨®n precisamente para evitar eso. El perfil es tan extremo, que si lo imitas tal como es puede parecer exagerado en el escenario. El teatro lo magnifica todo, es como una lupa, por lo que hemos decidido suavizarlo un poco para que no parezca una caricatura¡±, responde Pedro Casablanc. Su composici¨®n de B¨¢rcenas parece que gust¨® incluso al propio B¨¢rcenas. ¡±Nos invit¨® a tomar caf¨¦ en su casa despu¨¦s de ver la pel¨ªcula. Fue muy cordial¡±, recuerda Manolo Solo.
La corrupci¨®n, marca registrada
En un principio el equipo de Alberto San Juan ten¨ªa pensado poner una imagen de Jos¨¦ Manuel Villarejo para ilustrar el cartel promocional de Kitchen, pero en el proceso se encontr¨® con la sorpresa de que su protagonista hab¨ªa registrado su imagen y su nombre como marca comercial. Lo pidi¨® en 2019 a la Oficina Espa?ola de Patentes y Marcas y su solicitud fue aprobada al a?o siguiente por este organismo. La marca se denomina Comisario Villarejo y va acompa?ada de un logo que reproduce su silueta m¨¢s ic¨®nica, con la boina, gafas y una carpeta, reproducida decenas de veces en los medios de comunicaci¨®n en los ¨²ltimos a?os. As¨ª que para evitar problemas judiciales, el director y su equipo dieron marcha atr¨¢s y poner en su lugar una fotograf¨ªa del actor que lo interpreta, Pedro Casablanc, caracterizado sutilmente. San Juan lo cuenta como una an¨¦cdota, pero todav¨ªa no ha salido de su asombro. ¡°Lo incre¨ªble de todo esto es que un s¨ªmbolo de la corrupci¨®n en Espa?a acabe siendo una marca comercial¡±, reflexiona.
Babelia
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