Jos¨¦ Pay¨¢ Bernab¨¦, el hombre que descarboniz¨® a Azor¨ªn
M¨¢ximo especialista en el escritor, dirigi¨® su casa museo en Mon¨®var durante 40 a?os
El escritor Jos¨¦ Mart¨ªnez Ruiz, Azor¨ªn, ha perdido a su representante en la tierra. Jos¨¦ Pay¨¢ Bernab¨¦, quien durante 40 a?os dirigi¨® la Casa Museo Azor¨ªn en Mon¨®var (Alicante), falleci¨® el martes a los 63 a?os a causa de un derrame cerebral. Nadie sab¨ªa tanto sobre el escritor, su entorno, su evoluci¨®n, las relaciones que mantuvo y su producci¨®n. Pay¨¢ hab¨ªa le¨ªdo con tanta voracidad su obra que un d¨ªa confes¨®: ¡°Tengo la cabeza como un bombo. Creo que voy a reencarnarme en Azor¨ªn¡±. Pero hizo algo mucho m¨¢s ¨²til que eso.
Cuando asumi¨® la direcci¨®n, la Casa Museo Azor¨ªn, sustentada por la obra social de la antigua Caja de Ahorros del Mediterr¨¢neo, era apenas un santuario para devotos que veneraban sus reliquias: su bomb¨ªn, sus bastones y su c¨¦lebre y feraz chaise longe. Pay¨¢ Bernab¨¦ abri¨® de par en par la antigua residencia del escritor, la ventil¨® y la convirti¨® en un centro muy din¨¢mico que redimension¨® al autor de Superrealismo e ilumin¨® la modernidad de su trabajo.
Azor¨ªn, quien falleci¨® en 1967, hab¨ªa pagado la factura de su sigilosa condescendencia con la dictadura. Algunos escritores exiliados, como Ram¨®n J. Sender, le reprocharon que se hubiese acomodado en el franquismo y esa adscripci¨®n acab¨® envolviendo su figura en una costra de prejuicios, a menudo impenetrable, para las nuevas generaciones de escritores y lectores.
La tarea de Pay¨¢ fue descarbonizar a Azor¨ªn, aflorando su profundidad literaria y poniendo en valor sus diversos planteamientos ante los problemas de Espa?a. Pay¨¢ sab¨ªa como nadie que el escritor hab¨ªa sido tan poli¨¦drico (anarquista finisecular, republicano federalista, liberal impulsivo, conservador maurista, republicano autonomista, franquista herm¨¦tico...) y su obra tan prol¨ªfica (ensayista, novelista, dramaturgo, articulista...) que no era imposible suscitar complicidades en cualquier posici¨®n del espectro.
El director de la casa museo las propici¨®. Puso el foco en todas las expresiones de su diversidad y las subray¨® en fosforescente. Convirti¨® la casa museo y al escritor en un punto de encuentro de diferentes congresos y actos, como el que protagonizaron dos destacadas figuras de ambas orillas del desgarro espa?ol: el cu?ad¨ªsimo de Franco, Ram¨®n Serrano Su?er, que hab¨ªa amparado el regreso de Azor¨ªn desde Par¨ªs tras la Guerra Civil, y el socialista Jos¨¦ Prat, subsecretario de la presidencia de la Rep¨²blica en la ¨¦poca en que Juan Negr¨ªn ocup¨® la jefatura del Gobierno.
Poner ¨¦nfasis en el potente v¨ªnculo que el escritor de la generaci¨®n del 98 hab¨ªa desarrollado con Catalu?a fue otro de sus empe?os desde que asumi¨® la direcci¨®n del centro. Una de sus ¨²ltimas aportaciones en este sentido fue como comisario de la exposici¨®n Azor¨ªn y Catalunya. De Joan Maragall a Llu¨ªs Companys, que se pudo ver en Barcelona y Madrid en 2019. En un momento de gran convulsi¨®n territorial entre los Gobiernos central y catal¨¢n, este trabajo incid¨ªa en la admiraci¨®n de Azor¨ªn por Catalu?a y su voluntad de crear puentes de di¨¢logo entre Barcelona y Madrid, reivindicando una Espa?a plural y diversa.
Otra aportaci¨®n de Pay¨¢ Bernab¨¦ fue sacar a Azor¨ªn del reducto de ser solo una lectura de cuarto de Bachillerato en el que hab¨ªa quedado estancado. Atrajo a las universidades y a especialistas que resultar¨ªan decisivos para la difusi¨®n y la apreciaci¨®n fuera de Espa?a del autor de La voluntad y Charivari. Fue el caso de Roberta Johnson (de la Universidad de Kansas), del hispanista Edward Inman Fox (Universidad de Massachusetts) o de Christian Manso (Universidad de Pau). Tambi¨¦n impuls¨® la publicaci¨®n de la obra completa del escritor (Espasa, 1998), algo que, por muy incomprensible, no se hab¨ªa producido con un autor de su talla.
Pero, sobre todo, se esforz¨® en que escritores contempor¨¢neos visitaran la casa museo, se aproximaran al universo azoriniano y se perfumaran con su exuberante y sugestiva sobriedad. Por Mon¨®var desfilaron, entre muchos, Manuel Vicent o Mario Vargas Llosa. Este ¨²ltimo, a prop¨®sito de su visita en 1993, lo retrat¨® as¨ª en EL PA?S: ¡°Jos¨¦ Pay¨¢ Bernab¨¦ es todav¨ªa joven pero, a tenor de lo que conoce del caballero Jos¨¦ Mart¨ªnez Ruiz, por cuya Casa-Museo de Mon¨®var, biblioteca y papeles vela con mano firme, parece antiqu¨ªsimo. Es grueso y ¨¢gil, de traje entallado y unos anteojos submarinos detr¨¢s de los cuales acechan unas pupilas que se pasean sobre las monta?as de libros y documentos con la seguridad del pastor avezado al que nunca se le escapa una oveja¡±.
No hab¨ªa cambiado mucho desde esa descripci¨®n.
Babelia
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