El esp¨ªritu de Antonio el Bailar¨ªn, rescatado del olvido
En el centenario de su nacimiento, el Ballet Nacional estrena en Sevilla un programa con coreograf¨ªas de un artista que puso en pie a Broadway y Hollywood, pero que no ha recibido en Espa?a el reconocimiento merecido
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
¡°Adem¨¢s de un genio como bailar¨ªn, Antonio ha sido un gran core¨®grafo y un pilar esencial de la danza espa?ola que contribuy¨® a engrandecer¡±. Rub¨¦n Olmo, director del Ballet Nacional de Espa?a, glosa as¨ª la figura de Antonio Ruiz Soler, Antonio el Bailar¨ªn, horas antes del estreno en el Teatro de la Maestranza de Sevilla de Centenario Antonio Ruiz Soler, un programa que re¨²ne coreograf¨ªas e interpretaciones esenciales de su trayectoria y creaciones inspiradas en un artista clave en la evoluci¨®n y la estilizaci¨®n de la danza espa?ola en el siglo XX. A pesar de su gran influencia en varias generaciones de bailarines, cuando se cumplen 100 a?os de su nacimiento y 25 de su muerte, Antonio sigue sin recibir el reconocimiento que merece una figura que puso en pie a Broadway y Hollywood y ante quien se postr¨® L¨¦onide Massine o Rudolf Nureyev.
Olmo se lamenta: ¡°Ha sido uno de los grandes olvidados. El peso del personaje en su tierra deber¨ªa tener otro reconocimiento¡±. El particular homenaje que le rinde el Ballet Nacional de Espa?a tiene el doble valor de que se estrena con cuatro funciones el 15, 16, 17 y 18 de marzo en Sevilla, ciudad natal de Antonio y de Olmo, y de iniciar una serie de actos en conmemoraci¨®n del centenario de su nacimiento, entre los que se incluye un montaje del Ballet Flamenco de Andaluc¨ªa, un congreso internacional que organiza la Universidad de Sevilla en noviembre y una exposici¨®n de su legado que se desarrollar¨¢ de forma paralela a ese simposio. Dolores Segarra, doctora en Musicolog¨ªa por la Universidad Complutense y autora de una tesis sobre Antonio, explica que a nivel institucional fue vetado y eso marc¨® su ¨²ltima. ¡°Paralelamente, su agitada vida social y personal fue aireada por la prensa rosa, lo que contribuy¨® a que Antonio fuera enterrado art¨ªsticamente en vida. Es importante que el centenario sirva para resucitar esa faceta¡±, a?ade.
El recuerdo de los primeros pasos de Antonio el Bailar¨ªn (Sevilla, 1921-Madrid, 1996) en la danza con seis a?os ¡ªcuando entr¨® en la academia de Realito¨D est¨¢ enmarcado en las losas de unos azulejos que se?alan la que fuera la casa de su infancia en el sevillano barrio de San Lorenzo. Adem¨¢s de en el estudio, Antonio bailaba en las calles junto a un organillero para ayudar a su madre, Lola Soler, a juntar las tres pesetas semanales que costaban las clases, mientras su padre, Paco Ruiz, se burlaba de la afici¨®n de su hijo, llam¨¢ndolo despectivamente El Bailar¨ªn, el apelativo con el que luego alcanz¨® la gloria.
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All¨ª conoci¨® a Rosario, su pareja art¨ªstica durante 20 a?os, con quien debut¨® en 1928. La Guerra Civil los sorprendi¨® en Barcelona y aceptaron la oferta de irse de gira por Am¨¦rica Latina y Estados Unidos, donde estuvieron 12 a?os. ¡°Su paso por EE UU fue fundamental y es ese momento y en su estancia en Barcelona en los que queremos profundizar en el congreso¡±, explica Rafael Infante, director de la c¨¢tedra de Flamenco de la Universidad de Sevilla y organizador del congreso internacional. En Nueva York, Antonio cambi¨® las candilejas de los peque?os caf¨¦s cantante espa?oles por las luces de ne¨®n de los grandes teatros de Broadway. ¡°All¨ª conoci¨® la escenograf¨ªa, la iluminaci¨®n, las grandes compa?¨ªas, otros estilos¡ Todo eso lo aplic¨® al flamenco y a la danza cl¨¢sica¡±, explica Manuel Curao, periodista y cr¨ªtico que acompa?¨® al artista en su gira de despedida en 1978. ¡°Era una esponja, pero cuando apretabas lo que sal¨ªa era todo suyo¡±, insiste el cr¨ªtico.
Despu¨¦s de coreografiar e intervenir en una decena de pel¨ªculas de Hollywood y estrenar piezas fundamentales de su repertorio como El zapateado de Sarasate o el Zorongo gitano, Antonio ya era un artista reconocido internacionalmente. ¡°Ten¨ªa que haber venido antes. No lo hice porque ten¨ªa miedo de no tener el ¨¦xito que quer¨ªa tener¡±, reconoci¨® el propio Antonio para un reportaje de Canal Sur en 1993. Rosario y Antonio triunfaron en Espa?a, pero ¨¦l quer¨ªa montar un gran ballet y ella se opon¨ªa.
Una cuenta pendiente
Esas desavenencias terminaron con el d¨²o, pero su ¨²ltima actuaci¨®n en la primera edici¨®n del Festival de M¨²sica y Danza de Granada, en 1952, va a ser recreada el pr¨®ximo 17 de junio, coincidiendo con el 70? aniversario del certamen por el Ballet Flamenco de Andaluc¨ªa. ¡°Hemos adaptado el programa a un ballet, pero mantenemos la esencia y la frescura de ese baile de Antonio¡±, explica su directora ?rsula L¨®pez, que tambi¨¦n reivindica su figura. ¡°Los artistas sabemos qui¨¦n es porque hoy en d¨ªa todos bailamos un poco como ¨¦l, pero este pa¨ªs y su tierra tenemos una cuenta pendiente con su legado¡±, sostiene.
En 1953 Antonio fund¨® su compa?¨ªa. En esos a?os se consolid¨® como int¨¦rprete, core¨®grafo y director y realiz¨® varias de sus coreograf¨ªas cumbre como Fantas¨ªa galaica o El sombrero de tres picos. Antonio Ballet Espa?ol act¨²a en los mejores teatros europeos. En sus camerinos recibe a la reina de Inglaterra o a Francisco Franco. Lo mismo departe en una cena con el presidente de EE UU John F. Kennedy, en 1963, como inicia una gira en 1967 por Rusia en plena Guerra Fr¨ªa. ¡°En los a?os cuarenta, cincuenta y sesenta, que es cuando desarrolla su labor art¨ªstica m¨¢s importante, la cr¨ªtica fue un¨¢nime y apabullante. Fue reconocido como el bailar¨ªn espa?ol m¨¢s virtuoso, expresivo, completo y con mayor proyecci¨®n internacional¡±, indica Segarra.
El repertorio fundamental de Antonio, adem¨¢s del vestuario y la escenograf¨ªa que empleaba en sus coreograf¨ªas, se recogen y adaptan en el espect¨¢culo que ha dise?ado Olmo para el Ballet Nacional de Espa?a. De todas las piezas, su director destaca dos: Las sonatas del padre Soler y Fantas¨ªa galaica. ¡°Las sonatas no se hab¨ªan vuelto a representar desde su estreno en el Teatro de la Zarzuela, en 1982 y Fantas¨ªa galaica es uno de los ballets m¨¢s importantes¡±, se?ala Olmo. ¡°Son muy distintas entre s¨ª, una es una coreograf¨ªa de la escuela bolera y la otra incorpora el folclore gallego con un paso a dos con inspiraci¨®n de la Santa Compa?a¡±, concluye.
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Un artista total
Una joven Carmen Rojas entr¨® con menos de 18 a?os en la compa?¨ªa de Antonio y fue su pareja durante 16 a?os. ¡°Es el bailar¨ªn m¨¢s grande de Espa?a, cuando sal¨ªa a bailar con ¨¦l lo miraba y con esa mirada te absorb¨ªa, te dirig¨ªa¡ Todo lo hac¨ªa bien¡±, asegura Rojas. Su mirada afilada, pero tambi¨¦n sus manos, su plasticidad, su armon¨ªa¡ Es complicado para los bailarines destacar una sola cualidad de Antonio. ¡°Era un artista singular, ¨²nico en su l¨ªnea y su concepto¡±, se?ala Jos¨¦ Antonio, antiguo director del Ballet Nacional de Espa?a y que entr¨® en su compa?¨ªa con 14 a?os para interpretar los roles que Antonio sol¨ªa bailar antes de retirarse con 50 a?os. ¡°Lo que es dif¨ªcil de transmitir es su personalidad. Puedes bailarlo correctamente, pero no vas a poder transmitir su magia¡±, se?ala. Olmo destaca su ¡°naturalidad y versatilidad¡±.
Antonio era un virtuoso de todas las disciplinas de la danza espa?ola: el folclore, la escuela bolera, el cl¨¢sico estilizado y el flamenco. ¡°Era muy intuitivo. Lo mismo te montaba una pieza de Falla que te bailaba por buler¨ªas y se supo rodear de los mejores en todos los ¨¢mbitos como Chano Lobato, Antonio Mairena, en flamenco, o Ernesto Halffter para componer piezas cl¨¢sicas¡±, incide Curao. ?l fue el primero en bailar un martinete, un palo flamenco que hasta entonces solo se hab¨ªa cantado.
Con gran dominio de la t¨¦cnica, pero tambi¨¦n de la escenograf¨ªa, el vestuario y la iluminaci¨®n ¡ªelementos que ¨¦l controlaba con la misma rigurosidad que los pasos de baile¨D, Antonio cre¨® un lenguaje propio y apuntal¨® su aura de core¨®grafo perfeccionista y met¨®dico. ¡°Era exigente, porque tambi¨¦n lo era con ¨¦l y porque la compa?¨ªa, una gran compa?¨ªa, era suya y tambi¨¦n el dinero que pon¨ªa¡±, explica Jos¨¦ Antonio.
Un car¨¢cter complejo y su imagen extravagante y de personaje famoso que ¨¦l mismo ayud¨® a fomentar al final de su vida con la publicaci¨®n de unas memorias donde contaba sus escarceos amorosos ayudan a explicar que su categor¨ªa art¨ªstica no acabara forj¨¢ndose en leyenda. ¡°Antonio fue nombrado director del Ballet Nacional en 1980, pero tres a?os despu¨¦s, Jes¨²s Aguirre, marido de la duquesa de Alba, de qui¨¦n Antonio alentaba los rumores sobre su relaci¨®n sentimental con la arist¨®crata, lo destituy¨®. Ese fue el principio del fin. De ser director del Ballet Nacional a no ser nada, la gente empez¨® a darle la espalda¡±, se lamenta Curao.
¡°Quedar¨¦ en la historia de la danza espa?ola, estoy seguro, porque cuando uno se muere todo el mundo lo empieza a recordar¡±, bromeaba Antonio. En su caso su premonici¨®n no acab¨® cumpli¨¦ndose, pero quiz¨¢s el centenario de su nacimiento permita rescatar su figura del ostracismo del tiempo y colocarlo en el lugar que el p¨²blico y la cr¨ªtica extranjeros y los bailarines espa?oles saben que se merece.
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