Irene Vallejo: ¡°El bien no se nota, el mal es ruidoso¡±
La autora de ¡®El infinito en un junco¡¯ conversa sobre los libros, el sufrimiento o las palabras que, para ella, ¡°son parte de la salud del mundo¡±
Alrededor de Irene Vallejo (Zaragoza, 41 a?os) hay un halo de luz que la envuelve en su casa llena de libros, y en rincones de esa estanter¨ªa tambi¨¦n se ven, igualmente iluminados, figuras que seguramente son juguetes de su hijo. Ella ha elegido este d¨ªa, 14 de abril, para hablar de la vida y de los libros, que en realidad son el sujeto verdadero del libro m¨¢s le¨ªdo y divulgado en los ¨²ltimos a?os, su muy famoso El infinito en un junco (Siruela). Esta vez hablamos sobre todo de lo que pasa, y empezamos por la conmemoraci¨®n del d¨ªa.
Pregunta. Esta ma?ana se escuch¨® decir en las Cortes que en este d¨ªa se conmemora un acto criminal.
Respuesta. Es un d¨ªa agn¨®stico. Ese adjetivo es terrible. La Rep¨²blica se hundi¨® precisamente por la polarizaci¨®n y por la incapacidad de entendimiento. Es triste ver destellos de eso mismo en el presente. Si pudi¨¦ramos aprender la lecci¨®n ser¨ªa para no volver nunca a enfrentarnos de esa manera. Mi abuela fue una ni?a republicana, y me hablaba muchas veces de las esperanzas, de la educaci¨®n, la cultura, de las oportunidades habidas para las mujeres en la Rep¨²blica. Y as¨ª es como conoc¨ª la Rep¨²blica en las conversaciones de casa. Luego la guerra atraves¨® todas las vidas de mis abuelos y de mis padres y dej¨® una estela terrible. Los recuerdos de esa ¨¦poca son tambi¨¦n los de cuando todav¨ªa parec¨ªa haber lugar para la esperanza en aquella Rep¨²blica de la infancia de mis antepasados.
¡°El problema no son tanto las opiniones, sino la manera muchas veces agresiva y violenta con la que se utiliza el lenguaje¡±
P. Usted es de las personas que ha generado mayor unanimidad en este pa¨ªs crispado.
R. Me sorprende, porque parec¨ªa que la unanimidad es tambi¨¦n una causa perdida. Tengo confianza, casi dir¨ªa una fe ancestral, en la palabra. Creo que es muy importante c¨®mo se dicen las cosas. El problema no son tanto las opiniones, sino la manera muchas veces agresiva y violenta con la que se utiliza el lenguaje. Siempre hago un esfuerzo especial, desde el humor, desde la suavidad, para utilizar bien las palabras, para decir lo que tengo que decir de forma que no vaya contra nadie. Marco Aurelio dec¨ªa que la amabilidad es invencible. Cuando est¨¢s hablando, si mantienes la serenidad y la elegancia, el que se desacredita es el que te ataca, y no hay forma de que se pueda vencer a alguien que es amable. He intentado hacer de esa reflexi¨®n una divisa: el cuidado, el respeto al que me habla, la elecci¨®n cuidada de las palabras para que no haya agresividad. Esa forma de respetar a quien nos dirige la palabra al final acaba siendo m¨¢s contagiosa de lo que creemos. En las redes sociales cuanto m¨¢s agresivo eres parece que vas a despertar m¨¢s atenci¨®n, y eso es una perversi¨®n.
P. A usted la ensalzan hasta en las redes.
R. S¨ª, salvo en alguna ocasi¨®n aislada. He creado una comunidad en la que todo el mundo acude esperando eso que no halla en otras partes, ese requisito imprescindible que es el respeto. Al final, tenemos que vivir con la gente que opina de otra manera; los tenemos cerca, son nuestros amigos o nuestra familia. La familia es el ¨²ltimo reducto en el que hay diferencias de opiniones, porque en la realidad de las redes estamos en una burbuja donde en general hablamos con los que piensan como nosotros, as¨ª que perdemos la costumbre de hablar amistosamente con quienes no piensan igual.
P. Hay gente que ha hallado en su libro alivio para su dolor.
R. Es posible que, prestando mucha atenci¨®n a la lectura, el dolor se vaya diluyendo. La tragedia que vivimos est¨¢ siendo agudizada en espirales sucesivas que se nutren de informaci¨®n, de tertulias y de bulos. Es importante fijar la atenci¨®n en otra parte. Escrib¨ª El infinito en un junco como parte de esa terapia. Estaba atendiendo a mi hijo en el hospital, y luego, en casa, tras el alta, con mucha ansiedad por su salud. Y escrib¨ª el libro precisamente para centrar la atenci¨®n en otra cosa, para pensar en algo luminoso que me ayudase a sobrellevar la situaci¨®n. Escrib¨ªa casi de una manera terap¨¦utica. Y quiz¨¢ por eso el libro puede tener ese mismo efecto. No digo que pueda eliminar el dolor y eliminarlo totalmente, pero puede tener un efecto un poco sedante, y tambi¨¦n estimulante. Florence Nightingale, una de las pioneras de la enfermer¨ªa, se encontr¨® en la guerra de Crimea con unos hospitales improvisados, en muy malas condiciones, e hizo que entrara la luz y que hubiese libros para los soldados. Y solo con eso rebaj¨® la mortalidad, porque mejor¨® las condiciones en las que se viv¨ªa la enfermedad. Algo parecido pas¨® en el hospital de Ifema durante la pandemia: llevaron libros y mejor¨® el estado de los enfermos. Los libros y la lectura, las palabras en general, son parte de la salud del mundo, junto con la medicina y la ciencia.
¡°Estaba atendiendo a mi hijo en el hospital (...). Y escrib¨ª el libro precisamente para centrar la atenci¨®n en otra cosa, para pensar en algo luminoso que me ayudase a sobrellevar la situaci¨®n¡±
P. ?C¨®mo ha afectado su libro a su manera de ser?
R. Me ha puesto la vida patas arriba. Y tiene consecuencias. Muchos me dicen: ¡°?No cambies!¡±. Pero es imposible. La vida es cambio permanente, las circunstancias te van modelando. Me esfuerzo en mantener lealtades esenciales e intento adaptarme a esa situaci¨®n tan extra?a en la que ha sucedido todo. En primer plano, la pandemia, la conciencia del sufrimiento general que me rodeaba. Con mis art¨ªculos trato de ayudar a sobrellevar ese duelo que nos afecta a todos. Me preocupa mucho que esta situaci¨®n nos lleve a suprimir el duelo. Es importante que verbalicemos esto y que empecemos a afrontarlo ya porque si no ser¨¢ el nacimiento de muchos problemas venideros. Que se impida que los n¨²meros fatales se conviertan en una estad¨ªstica. Con toda mi experiencia de cuidados y de duelo puedo ayudar a que la gente se sienta acompa?ada en esa soledad en que ha vivido las p¨¦rdidas. En estos a?os cuid¨¦ a mi padre en los ¨²ltimos tiempos de su enfermedad, y luego he cuidado a mi hijo¡ Se est¨¢ viviendo la crisis tambi¨¦n desde una situaci¨®n de especial desamparo de los discapacitados.
P. Fue escribiendo su libro mientras sent¨ªa y experimentaba todo esto.
R. Era mi situaci¨®n, pero luego ha sido la situaci¨®n de todos durante la pandemia. Quiz¨¢ esto explique tambi¨¦n lo que ha sucedido con el libro y la forma en que lo ha le¨ªdo mucha gente. Intento extrapolar lo que a m¨ª me sirvi¨® durante ese periodo tan duro y c¨®mo encontr¨¦ un refugio en la escritura y, sobre todo, en intentar concentrarme en las cosas buenas, en la parte luminosa. Lo hac¨ªa para contrarrestar o para mantener los equilibrios mientras pasaba por esas experiencias. Ahora pasamos por una ¨¦poca de discursos pesimistas. Mi abuelo paterno dec¨ªa una frase que se me ha quedado marcada: ¡°El bien no se nota¡±. Era una persona muy cuidadora, evitaba el da?o de la gente, aunque ellos no lo llegaran a saber. Dec¨ªa: ¡°El mal es ruidoso, el bien no se nota porque no chirr¨ªa¡±. Ahora hay mucha gente que est¨¢ haciendo el bien que no suena, y quiz¨¢ tendr¨ªamos que mirar alrededor para observar cu¨¢ntos est¨¢n haciendo esfuerzos para que las cosas funcionen. Ahora predominan las quejas, las protestas o la indignaci¨®n, y no nos fijamos tanto en el civismo y en el acontecimiento cient¨ªfico que supone que tengamos vacunas a un a?o de la tragedia.
P. Ahora nos peleamos por las vacunas...
R ¡y si intentas tener una mirada hist¨®rica y contemplas c¨®mo se han desarrollado las sucesivas epidemias de la historia, y c¨®mo se han resuelto, te dar¨ªas cuenta de que esta concretamente entra en la historia como un logro cient¨ªfico internacional. Mi madre me dec¨ªa, cuando yo era peque?a: ¡°Nunca te olvides de agradecer que salga agua del grifo, no te acostumbres a que salga porque s¨ª. Hay muchas mujeres que caminan kil¨®metros con su c¨¢ntaro vac¨ªo para traer el agua a la casa¡±. El bien no se nota, conviene subrayarlo.
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