Blanca Mu?oz defiende su incansable b¨²squeda de la luz
La escultora pronunci¨® su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en el primer acto que re¨²ne a sus miembros en m¨¢s de un a?o
La artista pl¨¢stica Blanca Mu?oz (Madrid, 1963) formaliz¨® el domingo 25 de abril su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Con aforo reducido pero sin perder la solemnidad propia de estas ceremonias, la escultora madrile?a arropada por familiares, colegas del mundo del arte y amigos, subi¨® al estrado vestida de impecable blanco y acompa?ada por la catedr¨¢tica y cr¨ªtica Estrella de Diego, y el arquitecto y artista Juan Navarro Baldeweg.
Unas palabras del desaparecido acad¨¦mico, profesor y cr¨ªtico Francisco Calvo Serraller sobre lo ¡°relativamente f¨¢cil que resulta encontrar a j¨®venes artistas con talento¡± y lo extraordinario que es que ¡°logren desarrollarlo hasta el final¡± fueron el punto de partida del discurso de Mu?oz, la sexta mujer que ocupa uno de los 52 puestos de acad¨¦micos numerarios de la Real Academia.
El pasado noviembre fue propuesta por la artista y acad¨¦mica Carmen Laff¨®n para heredar la medalla que durante cuatro d¨¦cadas tuvo el escultor Venancio Blanco, a quien Mu?oz aludi¨® con afecto el domingo como profesor de su madre y, m¨¢s adelante, como colega y amigo.
El recorrido biogr¨¢fico y art¨ªstico que la nueva acad¨¦mica realiz¨® de su carrera arranc¨® con su padre, bi¨®logo y qu¨ªmico de profesi¨®n, y su madre ¡°luchadora en la sombra y hasta hoy artista autodidacta¡±. Formada en la Facultad de Bellas Artes de Madrid, gracias a una beca emprendi¨® el que fue su primer viaje en avi¨®n a Roma, donde se form¨® como grabadora y prolong¨® su estancia gracias a otra beca, esta ¨²ltima de la misma Real Academia a la que ahora se ha unido.
De Roma salt¨® a M¨¦xico y de los grabados a las constelaciones y a las primeras esculturas, realizadas con las propias planchas de grabado. En su estudio de Puente de Vallecas fue ahondando en su pasi¨®n astron¨®mica y creando esculturas que pretend¨ªan jugar y atrapar la luz, construirla y materializarla. ¡°A¨²n hoy trato de abordar est¨¦ticamente este misterio: el lado oscuro de la luz¡±, apunt¨®. Poco despu¨¦s en Londres trabaj¨® de camarera y experiment¨® con materiales para maquetas, ¡°fui girando mi mirada desde un cielo nublado y con pocas estrellas luminosas¡±, y all¨ª ancl¨® una peque?a y fr¨¢gil estructura en una pared, feliz descubrimiento que abrir¨ªa todo un campo nuevo en su trabajo. ¡°El efecto de esa ingr¨¢vida tensi¨®n me produjo tal impacto est¨¦tico que a¨²n hoy sigo tratando de apropiarme de las esquinas con mis esculturas¡±, explic¨®.
De vuelta a Espa?a, un viaje en globo aerost¨¢tico, tras presenciar un eclipse en el Instituto de Astrof¨ªsica en Gran Canaria, la acerc¨® a la ¡°masa de la que est¨¢ hecha el aire¡± y ¡°al lado oscuro de la luz¡±, que sigue siendo una obsesi¨®n. En Madrid el Premio Nacional de Grabado, otorgado por la Real Academia, le permiti¨® montar su primer gran estudio.
La escultora defendi¨® la necesidad de mostrar peri¨®dicamente el trabajo que se va creando en los talleres, algo que permite a un artista convertirse ¡°en su propio espectador¡±. Mu?oz habl¨® de c¨®mo ha ido prescindiendo de la l¨ªnea recta, de su encuentro con el acero inoxidable, que refleja y expande la luz, de los ¡°desencuentros en cada parte de la estructura¡± de sus obras, que solo se resuelven con otros encuentros.
La artista mencion¨® tambi¨¦n su trabajo en colecciones de joyas de artista y uno de sus ¨²ltimos proyectos: dos obras textiles realizadas con bordadores de oro de Andaluc¨ªa que present¨® en la propia Academia el pasado diciembre. ¡°Cada obra que realizo no es el resultado de lo que me propongo hacer, sino la ¨²nica manera de la que soy capaz de construir aquello que me inquieta¡±, concluy¨®.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.