¡®First Cow¡¯: renace la mitolog¨ªa bajo la tierra del Oeste

La ¨²ltima pel¨ªcula de Kelly Reichardt, figura crucial del cine independiente estadounidense que de manera inexplicable hasta ahora no ha tenido eco en las pantallas espa?olas, es un w¨¦stern fuera de norma que arranca en un tiempo cercano al presente, cuando una mujer que podr¨ªa salir de otra de las grandes pel¨ªculas de la cineasta (Wendy y Lucy, 2008) pasea sola por el campo con su perro. Gracias al animal, la solitaria chica descubre un enterramiento humano y en ese momento de extra?a conexi¨®n y calma la pel¨ªcula retrocede casi dos siglos, a principios del siglo XIX, para contarnos la historia de esos huesos.

Basada en la primera novela de su guionista habitual, Jon Raymond, la s¨¦ptima pel¨ªcula de Reichardt es una luminosa historia de amistad entre dos hombres y tambi¨¦n una oscura f¨¢bula sobre el origen de los negocios y el mercado en la ruda conquista del Oeste. John Magaro y Orion Lee interpretan a los dos personajes principales, un cocinero ensimismado que malgasta su talento culinario alimentando a tramperos y un inmigrante asi¨¢tico con visi¨®n de futuro que sue?a con abrir un hotel en San Francisco y dejar as¨ª atr¨¢s la mala vida de los primeros asentamientos de Oreg¨®n.

Como en su segundo y milagroso largometraje, Old Joy (2006), Reichardt indaga en la masculinidad contempor¨¢nea a trav¨¦s de la amistad entre hombres que se alejan de viejos y oxidados esquemas para mostrar su cara m¨¢s sensible, tipos que cosen y cocinan, que presumen sin ruido de botas nuevas y, sobre todo, que se sienten felices a la intemperie, fantaseando con una vida mejor uno junto al otro frente a una hoguera. Pero si en Old Joy lo importante era el camino, en First Cow se cruza un dulce veneno: un buen negocio de bollos de miel y leche.

La vaca del t¨ªtulo, o mejor dicho la leche de la vaca del t¨ªtulo, se interpondr¨¢ entre los sue?os de civilizaci¨®n de estos dos emprendedores y el propietario del animal, un comerciante de pieles llegado de Inglaterra (magn¨ªfico e inquietante Toby Jones) que, casado con una distinguida mujer nativa (la actriz india Lily Gladstone repite con Reichardt despu¨¦s de Certain Women, 2016), se ha convertido en el principal explotador de la zona. Con su habitual minimalismo y aliento po¨¦tico, heredera directa de un linaje que va de Robert Altman a Jim Jarmusch, Reichardt se aleja de los paisajes des¨¦rticos de su anterior y m¨¢s abstracto w¨¦stern, Meek¡¯s Cutoff (2010), para reconstruir la incursi¨®n del hombre blanco en unos parajes frondosos con una asombrosa sencillez y veracidad, y no solo por la exquisita documentaci¨®n etnogr¨¢fica. Su manera de observar la naturaleza, de admirarla y abrazarla, y eso incluye a la omnipresente vaca o a un altivo b¨²ho que todo lo observa desde una rama, son se?as de identidad de un cine que se pregunta por las ra¨ªces de un territorio y su conquista, por la brutal violencia y codicia de quienes impusieron sus leyes, y por la huella en el presente de una epopeya que dos siglos despu¨¦s aguarda la reformulaci¨®n de su mitolog¨ªa bajo tierra.