Rodrigo Cort¨¦s novela el disparate del siglo XX
El cineasta publica ¡®Los a?os extraordinarios¡¯, la biograf¨ªa inventada de ¡°un tipo poco ejemplar¡±
![Gregorio Belinch¨®n](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Faf2fcf40-0f04-4e09-8ac6-2a289ec0a84f.png?auth=6065fc9ace6725c5b61e5b39c1d687f87c6f74c2d39400bb4e40f566b1ca52c2&width=100&height=100&smart=true)
![Rodrigo Cort¨¦s, retratado el lunes en un hotel madrile?o.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CZUPJN3V75AIRE7A2YRTXBDTMQ.jpg?auth=c36bdd76902dd3f8bcc375f97930ad1625e140da413ce7a65b7a723a6228442a&width=414)
Desde los dos a los 32 a?os, Rodrigo Cort¨¦s (Pazos Hermos, Ourense, 48 a?os) vivi¨® en Salamanca. Puede que crecer all¨ª ayudara a la riqueza y la exactitud de su castellano. Es uno de los cineastas espa?oles que mejor habla, y esa capacidad oral la mantiene en sus escritos: tanto los de forma m¨¢s rectangular a tama?o Din A4 (sus guiones), como los publicados en cuadrado (sus libros de antiaforismos, brever¨ªas y tuits A las 3 son las 2 y Dormir es de patos). Y hay un tercer Cort¨¦s escritor, el de las novelas, rectangulares, claro, pero de tama?o manejable: debut¨® en 2014 con S¨ª importa el modo en que un hombre se hunde, y ahora publica Los a?os extraordinarios (Literatura Random House), cuya promoci¨®n coincide con el final de las mezclas de sonido de La broma, su aportaci¨®n a la nueva versi¨®n de la serie Historias para no dormir. De coda est¨¢ el Cort¨¦s que publica en el diario Abc... as¨ª que, efectivamente, el cineasta no se aburre.
En Los a?os extraordinarios Cort¨¦s levanta testimonio de las memorias de Jaime Fanjul Andueza (¡±Un tipo poco ejemplar, no es edificante, incluso a veces irrita¡±, aduce su creador), que nace en Salamanca en 1902 y que pasa por la vida sin aprender de ella y sin darle importancia a nada, ni a los sucesos que protagoniza: la llegada del mar a la ciudad, el advenimiento de los coches impulsados por el pensamiento, la guerra civil de Espa?a ¡°contra lo de Alicante¡±, los piratas que abordaban barcos para que les den la raz¨®n, el cambio de ubicaci¨®n de Par¨ªs en 1940, una Espa?a que cambia de forma de Gobierno (de Rep¨²blica a Monarqu¨ªa) cada cierto tiempo y de manera pactada... Fanjul, viajero impenitente por pa¨ªses reales y terrenos inventados, se convierte en manos de su creador en un paseante por un mundo lleno de disparates, al que cruza en su camino con todo tipo de extra?os personajes (las monjas bravas que pelean a pu?etazo limpio), parejas y trabajos (triunfa con un taller de estropear cosas o con su manera particular de leer el futuro en las cartas). ¡°He escrito algo insensato, lib¨¦rrimo, sin pararme a pensar si eso est¨¢ de moda, con un aliento po¨¦tico que surge del mismo lenguaje¡±, afirma Cort¨¦s.
A medio camino entre Valle-Incl¨¢n, Jonathan Swift, Edgar Neville y Enrique Jardiel Poncela, Los a?os extraordinarios nace de todos ellos y de una semana de alto voltaje, cuenta su autor: ¡°Estaba montando Blackwood [que se estren¨® en 2018], y en un momento de tensi¨®n con los productores, acuciado adem¨¢s con la velocidad de la edici¨®n, trabajo al que dedicaba unas 16 horas diarias, escrib¨ª en la semana de m¨¢s presiones 30.000 palabras, un tercio del borrador. A¨²n hoy no s¨¦ c¨®mo lo hice. S¨ª por qu¨¦: como impulso inconsciente de vindicaci¨®n de libertad creadora¡±. Y cuenta que reescribi¨® luego mucho, en lo que se convirti¨® ¡°en la parte m¨¢s bonita¡± del proceso. ¡°Ah¨ª quitas, aprietas el polvor¨®n, logras la densidad¡±.
¡°El trabajo del cineasta es el del enga?o pactado, como la prestidigitaci¨®n¡±
Cort¨¦s rechaza que las opiniones de Fanjul sean las suyas ¡ª¡°anticipo que yo no me parezco a Jaime y que le he atribuido pensamientos opuestos a los m¨ªos¡±¡ª pero se detiene a reflexionar sobre algunas como: ¡°Fracasar, nuestro sagrado destino. Creo firmemente en el error. En el empecinamiento. Creo que un hombre solo lo es si toma decisiones equivocadas. Me he equivocado muchas veces, sabiendo que lo hac¨ªa casi siempre¡±. ¡°Ah¡±, responde el aludido, ¡°en esa s¨ª estoy reflejado. A m¨ª me ayuda a tomar decisiones el miedo, el saber que algo no es exactamente una buena idea... Incluso la intuici¨®n de que puede ser una mala idea. Me lanzo¡±. Otra que define el tiempo que Fanjul se gana la vida como periodista: ¡°Como cronista, ment¨ª cuanto supe y tergivers¨¦ cuanto pude¡±. En realidad, eso es ser cineasta: ¡°Efectivamente, porque nuestro trabajo es el del enga?o pactado, como el de la prestidigitaci¨®n¡±.
Un arranque bu?ueliano
Sobre las influencias mencionadas, Cort¨¦s apunta: ¡°Las he detectado a posteriori. Tampoco soy original. Si escribes una biograf¨ªa inventada acabas en el Marco Polo que crea Italo Calvino o en alg¨²n libro de Swift. O entroncas con nuestra picaresca, con el Lazarillo, y m¨¢s con un personaje que nace a orillas del Tormes. De hecho, mi primer impulso fue dejarme guiar por Mi ¨²ltimo suspiro, las memorias de Bu?uel que luego reacondicion¨® Jean-Claude Carri¨¨re; eso naci¨® de la pereza, porque permit¨ªa establecer un caj¨®n de sastre en lo que todo fuera posible, sin estructura. Al final nada de eso me vali¨®, porque acab¨¦ narrando de forma cronol¨®gica¡±. Pero en su libro algo queda: ¡°Me he alimentado del motor creador de los surrealistas, que abandona toda tentaci¨®n aleg¨®rica o simb¨®lica para abrazar im¨¢genes, ideas irracionales que parad¨®jicamente permiten que emerjan mensajes elocuentes¡±.
¡°Me he alimentado del motor creador de los surrealistas, que abandona toda tentaci¨®n aleg¨®rica o simb¨®lica para abrazar im¨¢genes¡±
A pesar de lo anterior, Cort¨¦s lanza garfios que enganchan la narraci¨®n con la historia aut¨¦ntica: hay una guerra civil, una segunda guerra mundial, un viaje estadounidense a la Luna, aunque poco se parezcan a los realmente acontecidos. ¡°Sigo la realidad por la v¨ªa de servicio¡±, explica el novelista. ¡°No es nuestro mundo, pero viajamos a metro y medio de ¨¦l. Por otro lado, exagerar nuestra realidad nos permite verla mejor. Torcemos las reglas, incluso las f¨ªsicas, pero nunca demasiado. Es una novela casi sobrenatural¡±. ?Y eso hace que refleje alg¨²n sue?o oculto del autor; quer¨ªa de peque?o que Salamanca hubiera tenido mar? ¡°No¡±, y r¨ªe. ¡°Es m¨¢s, ser¨ªa una mala idea, cambiar¨ªa toda su constituci¨®n y su paisaje... No s¨¦ yo si las piedras lo aguantar¨ªan¡±.
Hacia la mitad de la narraci¨®n, en Los a?os extraordinarios entran aires melanc¨®licos. En esas p¨¢ginas se puede leer: ¡°Hay personas que te tocan suavemente y, sin que te des cuenta, alteran para siempre la direcci¨®n de tu vida¡± o ¡°Ustedes, los espa?oles¡¯, me dijo, ¡®est¨¢n siempre con problemas. Viven atribulados. ?Se da cuenta?¡±. Cort¨¦s tambi¨¦n lo cree: ¡°La novela parte sin br¨²jula, cada d¨ªa el personaje me contaba su viaje... Sin embargo, para m¨ª es natural congelar una carcajada en un momento dado o lo contrario, llegar a zonas hondas y justo antes de que se pongan solemnes soltar una bomba para que todo se haga a?icos. Dir¨ªa que eso tambi¨¦n pasa en mi cine. Esos contrastes constantes forman parte de c¨®mo veo la vida¡±.
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