¡®Carrer Robadors¡¯ abre sin brillo el primer Festival Grec de Barcelona dedicado a ?frica
La adaptaci¨®n teatral de la novela de Mathias Enard dirigida por Julio Manrique da voz a actores catalanes de origen magreb¨ª
No pasar¨¢ a la historia el espect¨¢culo inaugural del primer Festival Grec dedicado a ?frica. El estreno, el domingo por la noche, de la adaptaci¨®n teatral de la novela del escritor franc¨¦s Mathias Enard Carrer Robadors, dirigida por el actor y director catal¨¢n Julio Manrique, abri¨® de forma discreta el festival barcelon¨¦s en una larga velada que acab¨® con m¨¢s cortes¨ªa que entusiasmo en los aplausos. El montaje, que incluye en su reparto actores catalanes de origen magreb¨ª ¨Dun justo m¨¦rito¨D, est¨¢ protagonizado por Guillem Balart y Moha Amazian, que dan vida respectivamente a Lakhdar y Bassam, dos j¨®venes de T¨¢nger que, por diferentes v¨ªas, terminan su periplo vital en busca de un futuro en libertad en el coraz¨®n del Raval barcelon¨¦s.
A pesar de las buenas intenciones, el humanismo y la intensidad emocional del relato de Enard ¨Dautor que vive en Barcelona desde hace dos d¨¦cadas y retrata en su novela atm¨®sferas y escenarios muy diversos¨D, pierde fuerza y verosimilitud en la adaptaci¨®n teatral firmada a seis manos por los dramaturgos catalanes Marc Artigau, Sergi Pompermayer y el propio Manrique. El espect¨¢culo se hace largo ¨Dpermanecer sentado en las inc¨®modas butacas del Grec durante dos horas y cuarto, sin descanso, no es moco de pavo¨D y algo pesado; cuando durante una funci¨®n muchos espectadores miran el reloj, bien con cara de resignaci¨®n o entre bostezos, mal asunto.
Con mascarillas, distancias de seguridad y un aforo reducido al 70%, asistieron al evento 1.475 espectadores, entre ellos la presidenta del Parlament Laura Borr¨¤s, la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, el delegado de Cultura Joan Subirats y, como es habitual en la noche inaugural del festival, muchos actores, directores y gestores del mundo teatral. Antes y despu¨¦s de la funci¨®n, el ambiente en los jardines, con muchas personas charlando, o tomando una cerveza y un tentempi¨¦ en los bares del recinto, evidenciaba una relativa vuelta a la normalidad que hay que celebrar.
En la arena del Grec, el actor catal¨¢n Guillem Balart sostiene el relato en el papel protagonista, Lakhdar, un joven de T¨¢nger expulsado de la casa familiar por haberse liado con una prima. Inicia as¨ª una odisea de supervivencia y crecimiento personal en tiempos convulsos, al hilo de atentados, primaveras ¨¢rabes y fanatismo isl¨¢mico, inquietante tel¨®n de fondo que el montaje muestra con proyecciones de gran formato.
Lakhdar pasa por Algeciras con destino final en el coraz¨®n del Raval de una Barcelona en plena avalancha de protestas y reivindicaciones del 15-M. Una epopeya en toda regla, marcada por la cruda y dura realidad que afrontan tantos inmigrantes cercados por los prejuicios, el racismo y las penurias econ¨®micas.
Cuando durante una funci¨®n muchos espectadores miran el reloj, bien con cara de resignaci¨®n o entre bostezos, mal asunto
Balart derrocha energ¨ªa y entusiasmo en su empe?o, con especial acierto en los golpes de humor ¨¢cido que muestran el latido vital de un personaje que vive un c¨²mulo de penalidades ¨Dalgunas tan rebuscadas que dan grima¨D tanto en Marruecos como en su paso por Algeciras camino de Barcelona. A pesar de su desenvoltura esc¨¦nica, no resulta demasiado cre¨ªble en la piel de un marroqu¨ª.
El actor catal¨¢n Moha Amazian resuelve con eficacia y sonora voz el papel de Bassam, el amigo de Lakhtar que le ayuda a sobrevivir con trabajos precarios, mientras a nivel personal opta por el radicalismo integrista como v¨ªa de lucha para cumplir sus sue?os. Otros seis actores ¨DAyoub El Hilali, Mohamed El Bouhali, Abdelatif Hwidar, Elisabet Casanovas, Carles Mart¨ªnez y Anna Castells¨D encarnan de forma voluntariosa a los diversos personajes que Lakthar va conociendo en su accidentado periplo.
En la adaptaci¨®n dirigida por Manrique, con la ya cansina huella en su estructura de Angels in America, sorprende el tard¨ªo y muy descompensado peso teatral en la acci¨®n del carrer Robadors que da t¨ªtulo a la obra. Tras casi hora y media de desgracias vividas en Marruecos y en Algeciras ¨Dlibrero en una asociaci¨®n alcor¨¢nica, traductor por horas con salario infame, trabajador en un ferry y hasta en una morgue que recibe los cuerpos de los emigrantes que mueren en el Estrecho de Gibraltar¨D llega a Barcelona en busca de una chica catalana de la que se enamor¨® en T¨¢nger y acaba en un min¨²sculo piso de la calle Robadors. Para dar t¨ªtulo a la obra, cab¨ªa esperar mayor tiempo y enjundia a sus vivencias en el Raval.
Babelia
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